DictaduraGente y Sociedad

Raúl Ochoa Cuenca: Los médicos venezolanos, orgullo nuestro

 

Esta nota tiene dos distintos objetivos: el primero rendir un homenaje a nuestros médicos, quienes dejan muy en alto nuestro gentilicio. Efectivamente, esos médicos formados en nuestras universidades son aquellos en quienes nuestra nación invirtió solo en el pregrado algo así como 69.000 $ según la revista española especializada www.redaccionmedica.com . Si a eso le agregamos los costos de las especializaciones, dato aproximado, este monto puede alcanzar los 90.000 $. Se calcula que el 88 % de nuestros médicos tienen una especialización. Desafortunadamente las estadísticas en Venezuela no existen. El pueblo de Venezuela solo conoce aquella estadística que nos informa que el 100 % de la nomenklatura del gobierno del sátrapa mayor son ladrones comprobados.

La formación científica de estas promociones ha conllevado una cuantiosa inversión, la cual tuvo se base en una razón de estado, como fue la necesidad de la creación de una estructura médico asistencial de primer orden, de primer mundo, de manera que la nación sería retribuida ofreciéndole a su población medicina de alta calidad y avance científico.

Esas promociones de médicos se han visto en la necesidad de emigrar debido a las políticas equivocadas en general ,y particularmente por la decisión inaudita de botar al cesto de la basura nuestro conocimiento médico-científico, para lo cual el muerto de Sabaneta decidió sustituirlo por profesionales de Cuba, algunos  médicos, otros llamados médicos comunitarios, quienes ni unos ni otros alcanzan el nivel científico profesional de los médicos egresados de nuestras universidades, vendiéndonos Chavez a estos médicos como si cada uno de ellos fuese un premio Nobel de medicina en potencia.

Pero la verdad era y es que de premios Nobel los médicos cubanos no tienen nada. Sin pretender restarle méritos a algunos de ellos, no podemos dejar de mencionar dos hechos bastante importantes en este somero análisis, como lo son, primero que muchos de estos médicos no eran tales ya que algunos eran médicos comunitarios (3 años de universidad) otros enfermeros o enfermeros auxiliares, o como el mundo incrédulo pudo conocer que a raíz del retorno de la democracia, desafortunadamente por corto tiempo para el pueblo boliviano, uno de esos “médicos” confesó que era el chofer de una de las 23 ambulancias del total, con que aún cuenta el sistema de salud de la patria de Jose Marti, al cual los chulos cubanos lo califican  como uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo entero.

Según el portal www.cubanet.com el gobierno venezolano paga al mes 3500 dólares por cada médico, además de proveerlos de casa y comida. Es importante acotar que este médico solo recibe 80 dólares mensuales más 50 que le acreditan  a la familia. Hoy el gobierno de Cuba está siendo investigado por la Relatoría Especial de las Naciones Unidas sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias de las condiciones en la que laboran los médicos cubanos, consideradas como nuevas formas de esclavitud.

Ahora, apreciados lectores, para seguir entendiendo el porqué los médicos venezolanos forman parte de la diáspora, les propongo que veamos la tabla salarial que nos muestra los emolumentos que perciben actualmente los médicos al servicio del Ministerio del Poder Popular para la Salud de la República Bolivariana de Venezuela, lo cual es sin duda alguna una de las razones de la emigración médica. El salario mensual, según la nueva tabla salarial, de un médico residente de hospital es el equivalente a 3.76 dólares USA mensuales y un especialista, normalmente con más de 20 años de experiencia, es el equivalente a 5.29 dólares USA  mensuales. Como prueba de este exabrupto les propongo que veamos la tabla hecha pública y sin ninguna vergüenza, el 31 de mayo del año 2021 por el Ministerio del Poder Popular para la Salud.

Este ejército de excelentes profesionales de la medicina venezolana sigue honrando el juramento de Hipócrates y su amor por nuestra nación, dejando siempre en alto el nombre de nuestra Venezuela, ejerciendo con esmero y sacrificio la carrera en muchos países amigos en donde continúan curando enfermos y salvando vidas.

Esos criminales inspirados por el muerto de Sabaneta, quienes contando con la inocencia de un manso pueblo y el concurso decidido de muchos aspirantes a pequeños príncipes detrás del trono, hicieron posible que un ventrílocuo llamado Hugo, se empadronara del gobierno y de todas nuestras instituciones en aquel triste día 6 de diciembre de 1998 (prohibido olvidar).

Lo cierto también es que en oportunidades algunos de nuestros médicos, vital segmento de nuestra sociedad, el cual debería ser orgullo de toda la nación, incluyendo a los criminales de la banda de Miraflores, se ven obligados a invernar ese conocimiento científico que llevan con orgullo como equipaje en sus mentes, a cambio de una tarjeta de inmigrante que les permita ganarse la vida, entre otros honestos trabajos, como repartidores de comida en otro país.

Para concluir esta nota tomo un dato estadístico y con el cual seguramente se dibujará  en nuestra cara una gran sonrisa: el Servicio Jesuita a Migrantes de Santiago de Chile encontró que fueron habilitados 3.497 extranjeros para ejercer como profesionales de la salud, lo que significó 8% de quienes se incorporaron este año como médicos en Chile. De ellos, casi la mitad son venezolanos, el 47 %. Por lo tanto queridos lectores, ese orgullo de ser venezolanos no nos lo quita nadie.

 

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 23 de noviembre del 2021.

 

 

 

Botón volver arriba