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Raúl y Giuliana Ochoa Cuenca: El Sirtaki de Zorba el griego que se  convirtió en el segundo himno de Grecia

                                                   

Con la muerte de Mikis Theodorakis a sus 96 años vividos y tronados, muere uno de los estandartes más populares de la historia griega contemporánea. Activo ya de niño en la lucha de resistencia contra el nazismo, el músico nunca se acobardó, y defendió con orgullo sus razones políticas, culturales y musicales, a favor de la cultura nacional y sus tradiciones ancestrales.

El compositor y director que a los 17 años ya se consolidaba como heredero de la tradición musical griega,  tuvo sus días -en la isla de Quíos en el mar Egeo- de lucha en la resistencia contra la ocupación alemana e italiana de Grecia durante la Segunda Guerra Mundial. Theodorakis  conoció un campo de concentración alemán.

Participó asimismo en la Guerra Civil de 1946-49; pero cuando cambió el panorama político, formó parte del Parlamento nacional como diputado  representando partidos tan diametralmente opuestos como el comunista KKE y la conservadora Nueva Democracia, llegando a aceptar una cartera ministerial bajo el mandato de Konstantinos Mitsotakis, el padre del actual primer ministro Kyriakos Mitsotakis.

1964 marcó un hito en la vida de este genial artista, ya que fue el año en que compuso la música para una de las películas que más éxito ha tenido en la historia del cine contemporáneo. Fue también el año en el cual hizo parte de la cámara de diputados de la nueva democracia griega.  Ese año de 1964 Mikis Theodorakis compuso la banda sonora de la película Zorba el griego,  que lo catapultó como uno de los músicos más importantes  y conocidos  del siglo XX y parte del XXI.

Tras el advenimiento de la dictadura de los coroneles, quienes gobernaron con mano de hierro desde el año 1967 hasta el 24 de julio de 1974 y la cual finaliza ante la presión de la invasión turca a Chipre, Theodorakis participó muy activamente  en el frente patriótico. Con la llegada  de los militares al gobierno griego, el músico otra vez vivió la prisión y el encierro, sufriendo, junto a su familia, hostigamientos de todo tipo. Eran los tiempos en los cuales finalizaba sus estudios musicales en el Conservatorio de París.

Este griego, verdadero bon vivant en el concepto positivo del término, supo vivir hasta los 96 años, fue un brillante stagiaire en el taller parisino de Olivier Messiaen, y uno de los músicos más destacados del siglo XX. Theodorakis siempre creyó y buscó en la unión entre la tradición clásica centroeuropea y el bizantinismo de la canción popular griega. Y lo consiguió, “con su música de vanguardia conquistando masas impensables del culto a su música, especialmente en el género de la canción, donde el conocimiento y la invención se traducen en la forma más elemental y accesible».

Pero su catálogo no vive solo de canciones, ya que incluye óperas y ballets, música de teatro y cine, obras sinfónicas y de cámara: todas páginas que documentan la vena melódica fácil, el brillo rítmico y esos colores tímbricos que derivan de la particular organología griega”.

Realmente este compositor tiene todo el mérito del éxito de  la película de Zorba el griego. La música creada por él  fue coreografiada especialmente para la película; una combinación de ritmos lentos y rápidos y de dos estilos de la danza  popular griega, el hasapiko y el zeibekiko, combinación esta creada por él.

Concluimos esta nota apreciados lectores,  invitándoles a disfrutar de un espectáculo, así lo creemos,  bello por el arte y bello por los seres humanos que lo ejecutan: “Mikis Theodorakis and Anthony Quinn on 29. July 1995 at the Koenigsplatz in Munich after the concert performance of «Zorba» ballet”.

Se murió Zorba el griego, se murió Theodorakis, se murió un gran artista pero queda su música.

 

 

Raúl Ochoa Cuenca y Giuliana Di Iorio, en Anfi del Mar el 3 de septiembre del 2021.

 

 

 

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