¡Recordando a Hugo Torres!
En septiembre de 2007, Sergio Ramírez escribía a propósito de una edición más de «Adiós Muchachos», año que coincidía con el regreso de Daniel Ortega al poder, de quien describe su discurso de «radicalismo exacerbado, de concepciones fundamentalistas y monótonas respecto al imperialismo norteamericano, el colonialismo y neocolonialismo europeo». Por ello, don Sergio aseverará de ese regreso que se trata de un proyecto diferente al de la Revolución Sandinista, « en uno y en otro sentido las diferencias son abismales». Pero no solo se trata de una crítica personal a Daniel Ortega y Rosario Murillo, también se refiere al partido porque «el Frente Sandinista que llevó otra vez a Daniel como candidato en las elecciones de 2006, es, en espíritu y naturaleza, distante de aquel que conquistó el poder por las armas en 1979».
Del sandinismo histórico ya queda poco, y mucho menos de aquel que creyó y vivió la Revolución a su manera y apegado al contexto. Hugo Torres Jiménez (1948-2022), es un somoteño militar (General de Brigada retirado), político y poeta sandinista que formó parte de lo que algunos llaman «Guerra de Liberación» que derrocó al dictador Anastasio Somoza Debayle. A quien hoy recordamos, no por sus desaciertos, sino por los aportes que legó a la institucionalidad del país: la existencia de un Ejército que hasta el 2006 actuó bajo el amparo constitucional.
El general Torres Jiménez está dentro de las páginas de la historia como el único guerrillero sandinista que participó en las dos operaciones más importantes: El asalto a la casa de “Chema” Castillo (1974) que buscaba la liberación de unos presos, entre ellos Daniel Ortega y que recordaba pocos días antes de ser secuestrado por la dictadura. «Hace 46 años –dijo Torres- arriesgué la vida para sacar de la cárcel a Daniel Ortega y a otros compañeros presos políticos». La otra acción militar fue la toma del Palacio Nacional, mejor conocida como «Operación Chanchera» liderada por Edén Pastora, el propio Torres y la hoy también presa política Dora María Téllez.
Sergio Ramírez en sus memorias describe esta acción como «una operación que llevó a la gente en las calles al delirio, dejó en escombros el prestigio de fortaleza de la dictadura y fue el anuncio de su caída». Agrega, más adelante en las páginas de «Adiós Muchachos»: «Tras dos noches en vela… las muchas horas sin dormir… Perdían la noción del tiempo y olvidaban el lugar en que se encontraban, y Hugo Torres creía escuchar el paso fragoroso de trenes por la plaza a la medianoche».
De Hugo Torres nos queda mucho más que su faceta militar; también construyó una barricada de papel que no la extingue ni su muerte, ni su ausencia. El siguiente poema «Guerrero del amor» describe al guerrillero somoteño y amoroso:
Soy guerrero del amor
me digo todos los días
para poder enfrentar
los retos que da la vida.
El amor es mi estandarte
mi lanza y mi escudero;
es por eso que es difícil
batirse conmigo en duelo.
Una mujer, una patria,
una idea o un deseo,
son motivos para hacer
que mi amor se vuelva fiero.
(Coplas y Algunos poemas infiltrados, 2017).
Con motivo del dudoso fallecimiento del general Torres Jiménez en manos de la dictadura Ortega y Murillo, la poeta Daysi Zamora escribió un poema para rendirle homenaje y cito algunos de sus versos:
Eras de una sencillez abrumadora:
En los festivales de poesía leías tus poemas
en el micrófono abierto para el público
cuando podrías haberlo hecho
desde el estrado.
Pero así era tu modo
nunca te diste ínfulas de poeta
ni de escritor, ni hiciste alarde
de todo lo que eras
y sabías.
Los verdaderos héroes, como vos,
están en el corazón y la memoria del pueblo.
Hoy que ya Hugo Torres no está más con nosotros en la lucha, recordemos sus palabras: «Tengo 73 años, nunca pensé que en esta etapa de mi vida iba a estar luchando contra una nueva dictadura». Pero no solo pensemos en Hugo, pensemos en todo aquello que quedó en el pasado, pensemos en quienes sí creyeron en la revolución, la que, para el propio Sergio Ramírez, «queda entre las nostalgias de la vida pasada y los viejos recuerdos, y se evoca igual que se evocan los amores perdidos».
¡Hugo Torres, Presente!
Manuel Sandoval Cruz