“Las grotescas imágenes de lo ocurrido, que ahora recorren el mundo, deben servir de recordatorio de que todas las personas responsables de esta atrocidad deben rendir cuentas frente a la justicia”. Esas fueron las declaraciones de la directora de Amnistía para las Américas, Erika Guevara Rosas, sobre la masacre ocurrida en la cárcel de los Llanos, en el estado Portuguesa.
47 reclusos muertos en un enfrentamiento cruento propio de una guerra. Terror y dolor repartido entre familiares y presos y ni siquiera una explicación creíble sobre lo que originó semejante pesadilla.
La versión oficial es un intento de fuga. Aseguran que las autoridades de la cárcel solo trataron de contener la evasión y por eso resultaron 47 reclusos muertos. Los que manejan el régimen penitenciario venezolano poco se han ocupado de las cárceles. Lo que han aplicado es una serie de beneficios para los “amigos” en los puestos de dirección.
Pensar en una fuga no es descabellado, pero parece que la versión que más podría acercarse a la verdad es la del Observatorio Venezolano de Prisiones, especialistas que tienen muchos años recolectando información sobre las cárceles venezolanas.
Un motín porque no les permitían la entrada de la comida que les entregan los familiares a los presos. Sin esos bastimentos pocos pueden sobrevivir en una prisión venezolana. Al parecer la excusa es la pandemia, pero lo que salta a la vista es la incapacidad de respetar los derechos de los que están tras las rejas.
Lo que queda claro es que no pueden garantizar la vida de ningún venezolano, en ninguna circunstancia. Así como lo dice Amnistía para las Américas, este es un crimen que debe ser investigado a cabalidad, pues las fotos que dan ya la vuelta al mundo no se pueden callar ni siquiera con una invasión inventada.
Pero si sumamos los 47 muertos de la cárcel de Guanare con los 8 muertos de los sucesos de Macuto, tenemos que en un fin de semana las fuerzas de seguridad del régimen son responsables de 55 decesos. Si además se suman los del hampa que hace de las suyas desde que este régimen gobierna, son miles de venezolanos que han perdido la vida.
Ni siquiera contamos los que mueren de hambre o los que no han encontrado remedio para sus males. Se trata de una masacre diaria, de un exterminio continuo.
Esta situación solo puede tener fin y los culpables solo podrán responder ante la justicia verdadera una vez que este régimen sea despojado del poder.