Cultura y ArtesMúsica

Ricardo Bada: 50 años de “Águas de Março”

 

Águas De Março - música y letra de Elis Regina, Antônio Carlos Jobim | Spotify

 

¿Podrían ustedes hacer una lista de algunas de sus canciones predilectas? Yo sí. Entre
las de lengua inglesa “The Man I love” (notable por lo homosexual, aunque disimula
bastante el hecho de que suele cantarla una mujer), “St. Louis Blues“, “In the Mood“,
alguna de Belafonte, ídem de Los Beatles. Del lado francés “Non, je ne regrette rien”,
“Ne me quitte pas“ y “Los velorios de antaño”. Del italiano “O sole mio” y “Nel blu
dipinto di blu”. Del ruso “Ojos negros” y “Kalinka”. De Grecia, aquel inolvidable
sirtaki de Zorba, el griego. De ABBA “Waterloo” y “Chiquitita”, y del neerlandés
“Aan de Amsterdame grachten” y “Le plat pays” en flamenco por Jacques Brel, quien
sólo era francófono cantando, nada más existen cuatro canciones suyas en su lengua
materna, el neerlandés propio de Bélgica.

En español, y limitándome a Latinoamérica, tres de Agustín Lara (“Madrid, Madrid,
Madrid”, “Granada” y “Solamente una vez”), una de Chabela Vargas (“Macorina”),
otra de Óscar Chávez (“Mariana”), un bolero inmortal (“Bésame mucho”), dos temas
cubanos con Bola de Nieve (“El manisero” y “Drume, drume, negrito”, de la que se
apropió Atahualpa Yupanqui sin darle el crédito debido a Bola), “Pedro Navaja” por
Rubén Blades y “Esta tarde vi llover” por Eydie Gorme, “Alma llanera” arreglada por
Aldemaro Romero, “La flor de la canela” y “El cóndor pasa”, “Gracias a la vida” y
no importa cuál de Gardel, que cada día canta mejor. Y de Colombia qué duda cabe
que “La pollera colorá”, ¡cumbia!, como cuando Celia Cruz gritaba “¡Azúcar!”
Y aún nos queda el Brasil: “Manhã de Carnaval” de Orfeo negro (el segundo
“descubrimiento” de América por Europa), “Bahía”, “Samba de uma nota só”, “A
garota de Ipanema”, “Desafinado” y “Construção”, quizás la canción de texto más
perfecto entre las de Chico Buarque de Hollanda.

Pero ahora quiero hablarles de una versión genial de “Águas de Março”, grabada
en 1974, hace 50 años, en los MGM Studios de Los Ángeles, «en una atmósfera
de guerra velada entre dos artistas que reconocían cada uno la grandeza del otro,
pero no conseguían entenderse», según he podido leer en una crónica. Nada de
eso se nota en la grabación milagrosa con Elis Regina a dúo con el cantautor y
compositor Tom Jobim, de quien son el texto y la partitura de esta canción
irrepetible e imperecedera.

En 2001 fue nombrada como la mejor canción brasileña de todos los tiempos, en
una encuesta realizada por el diario Folha de São Paulo. Pueden enterarse de
cuanto le concierne buscando en Wikipedia, es una entrada completísima,
saturada de información.

Deleítense pues con ese milagro:

 

 

 

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