Cultura y Artes

Ricardo Bada: Un himno alemán genéricamente correcto

Hace un mes hablé en esta misma columna de lo sucedido con el himno canadiense, al que por mor de la corrección genérica se le sustituyó su “all thy sons” (todos tus hijos) por “all of us” (todos nosotros): (Lea acá: Sobre el himno canadiense)

Ahora le ha tocado la hora de la corrección genérica al himno nacional alemán. El cual tiene una historia accidentada. En principio era un canto de amor a Alemania, decretado como himno nacional por un socialdemócrata, el primer presidente de la República de Weimar, Friedrich Ebert. Pocos años más tarde llegarían los nazis al poder, y el verso inicial del canto de amor, “Deutschland, Deutschland über alles in der Welt (Alemania, Alemania por encima de todo en el mundo)”, se convirtió en el santo y seña de una jactancia nacionalista exacerbada; ya no era que se amase a su país por sobre todo el mundo, sino que su país estaba por encima de todo el mundo.

Liberada Alemania en 1945 del milenio nazi que por dicha tan sólo duró doce años, y dividida entre la RDA en el Este y la República Federal en Occidente, la RDA creó su propio y hermoso himno, “Auferstanden aus den Ruinen (Resucitados de las ruinas)”, mientras la República de Bonn optó por el viejo canto de amor, pero su tercera estrofa, para sacarse de encima el regusto nacionalista de la lectura nazi del primer verso. Y con él hemos vivido de lo más tranquilos desde 1952 al 2018. Pero ¡ay amigo!, en esa tercera estrofa se cometen dos pecados contra la corrección política.

Una es que se llama a Alemania “Vaterland (Patria)”, palabra en la que hace parte el sustantivo “Vater [Padre]”. Y la otra es que se exhorta a los alemanes a que aspiren a la unidad, el derecho y la libertad, y lo hagan “brüderlich (fraternalmente)”, adverbio donde interviene el sustantivo “Brüder (hermanos, bien entendido que varones)”.

Y me temo que una de las primeras medidas del nuevo Gobierno va a ser decretar el cambio de la letra, donde “Vaterland” pasará a ser “Heimatland )otro nombre para la patria, pero con el sustantivo neutro Heimat, el hogar)”, y el “brüderlich” pasará a ser “couragiert (corajudamente)”.

Y eso no es lo peor. Lo peor es que la fiebre de la corrección genérica llegue a Bruselas y a los correctísimos funcionarios de la UE se les meta en la cabeza cambiar los versos de Schiller en el himno de Europa. Recuerden ustedes, son los de la “Oda a la alegría”, famosos por el 4.º movimiento de la 9.ª sinfonía de Beethoven, y en ellos se nos asegura que “todos los hombres volverán a ser hermanos”.

¡Ay, Dios! Eso sí, quede claro que yo creo de manera irrestricta en la igualdad de los géneros. De los tres. O de los cuatro. O de los cinco. Porque entretanto uno ya no sabe cuántos son.

 
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