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Ricardo Bada: «Testamento del Paisa» en mi diario

Mi amiga Teresa Naranjo, paisa de Medellín, me hizo un extraordinario regalo por mi 80.º cumpleaños, y fue un libro titulado Testamento del Paisa. Es uno de los más divertidos que he leído en lo que va de milenio, y buena prueba dello (como decimos los clásicos) es el número de anotaciones que le he dedicado en mi diario y que transcribo a continuación.

6.6.

Teresa me manda como regalo de cumpleaños, con algún adelanto, un libro titulado Testamento del paisa, y le acuso recibo después de comprobar que se trata de algo así como las Tradiciones peruanas de mi tocayo don Palma, que devoré en mi lejanísima juventud, en la también lejana Troglodia«El cartero acaba de entregarme (bueno, hace ½ hora) el paquete con Testamento del paisa, que ya he hojeado y ojeado a discreción, después de leer tus cariñosas palabras con motivo de mi 80.º aniversario y a propósito del libro. Milyuna gracias, sobre todo por el hecho de que este es uno de los que se pueden leer “a pequeñas diócesis” (como argüiría el camarero de la zarzuela La del manojo de rosas, que se expresaba de forma muy “culta” y es por eso que le llamaban “El Espasa”). Me encantan estos libros porque nunca te cansan. Los abres por donde quieras y los cierras cuando te llenan el buche y sabes que una página más sería demasiado. A mí me encantaría ser alguna vez (pero ya, ¿cuándo?) el autor de un libro así».

10.6.

En el Testamento del Paisa ya he encontrado la versión criolla de El Espasa, sólo que no se trata de un camarero madrileño que se las da de saberes enciclopédicos, sino –según  don Agustín Jaramillo L.– del bobo inteligente de Sonsón, Cándido Niño. A quien una vez lo mandó el padre Roberto Jaramillo para que le comprara unas sardinas, pero se le olvidó decirle si las quería en aceite o en tomate. Y el tal Cándido Niño (Nomen ist Omen!) regresó al rato para preguntarle al padre: «Las sardinas que quiere su reverencia ¿serán de las aceitunas o de las automáticas

21.6.

Me escribe Héctor, supongo que desde Medellín: «Tengo una mulita que se llama Voluntad. Me nació en Palos de la Ceja, o Quitapesares. Te voy a mandar una foto para que te dé ternura. Y si llega a rebuznar, te la grabo». Le contesto ipso fuckto: «Vale, encantado. Aunque si ya te atreviste a llamarla Voluntad tendrías que hacerte de otra para llamarla Representación. Y luego escribir una columna titulada “Queremos tanto a Schopenhauer”». Me responde: «Hace años me nació un mulo de la yegua Soberbia. Le pusimos Modesto. Los nombres de los animales son una oscura ciencia». Le replico«Estoy leyendo Testamento del Paisa, que me regaló una paisana tuya por mi octogenario, y de tales anécdotas está lleno ese libro, o sea, que ya conozco el paño». Por cierto que hoy, leyendo al buen tuntún en el apartado de los Dichos, que me encanta, encontré uno genial. El dicho es: «Obsequio de la casa Bayer». Y Agustín Jaramillo lo explica así: «Fue la casa Bayer una de las primeras en hacer buena publicidad y promociones entre nosotros. Una de estas promociones consistía en dar regalitos en las casas. El dicho perdura y se usa para dar a entender que algo no se cobrará. “Recibí las naranjas que te había encargado, ¿cuánto te debo?” “Nadaobsequio de la casa Bayer”» Me hace recordar que la propaganda de la Bayer fue distinta en Argentina, y lo sé porque Marlies y Osvaldo Bayer a veces decían sonriendo cuando se les elogiaba en algo: «Siendo de Bayer, es bueno».

27.6.

Leo en Testamento del Paisa, en el apartado de agüeros y supersticiones, que si un niño nace sentado es señal de que va a ser perezoso toda su vida. ¡Ay caray! Yo nací en modo tumbado, es decir, horizontal al suelo ¡¡¡y en la calle de los Tumbados!!! Y es verdad que soy un haragán innato, pero la puta vida no me ha permitido ejercer a cabalidad mi predestinación.

1.7.

Hallazgos que rozan lo genial en el capítulo “Exageraciones” del Testamento del Paisa«Era tan gorda que el ángel de la guarda dormía en otra cama. [] Es tan viejo que conoció al Corazón de Jesús de pantalón cortico. [] Es tan viejo que trabajó de ascensorista en la Torre de Babel. [] (De un avaro:) Ladra de noche pa economizar perro. [] (Ponderando la dificultad de algo:) Es más fácil encontrar un gato bañando ratones. [] Es más fácil quitarle la tabla a un náufrago. [] Más empolvada que cucaracha de panadería. [] Es más bueno que levantarse tarde. [] Es más sincero un bogotano hablando con la novia. [] Es tan bueno el clima de La Estrella que para inaugurar el cementerio tuvieron que mandar por un muerto a Envigado». Y uno que no ronda lo genial sino que lo es: «Más peligroso que una suegra en tenis». Elemental, mi querido Guasónporque si calza unos zapatos de tenis no se la siente llegar. Chapeau!

2.7.

En La Modicana un almuerzo frugal (el mío): carpacho de rape con naranja. Carlitos encarga una ensalada y la persianita le trae un plato que si estuviésemos comiendo de pie ante una mesa alta, me impediría verle la cara (a Carlitos): congruentemente deja la mitad sin comer, tras de quedar saciado. Lo que platicamos versó casi todo el tiempo sobre esa joya que es Testamento del Paisa, que provoca un interés inusitado en mi buen Carlitos. Le digo, al buen tuntún, que debe de ser fácil conseguir un ejemplar, y al llegar a casa consulto en www.iberlibro.com y me llevo la gran sorpresatan sólo hay cuatro a la venta, y los cuatro en Gringolandiael primero, en Apollo Beach, Florida, cuesta 269,11 €; el segundo, en Portland, Maine, 425,34 €; el tercero, en Hawthorne, California, 432, 11 €; y el cuarto, en North Miami Beach, Florida, nada menos que 652,50 €¡Y no ser un Rothschild!

4.7.

Media docena más de hallazgos en el capítulo “Exageraciones” del Testamento del Paisa«Es un restaurante tan malo qu’el dueño sale a comer afuera. [] Esa muchacha tiene una voz tan dulce, que si uno la llama queda el teléfono lleno de hormigas. [] Era tan feo, que cuando Dios lo hizo se sentó a reírse. [] Era tan pobre ese municipio, que los policías llevaban el revólver pintado con tiza en el pantalón. [] Había un relojero tan viejo que no sabía arreglar sino relojes de arena. [] Era tan perezoso que se demoró ocho días pa morirse de repente». Desde que sé a los precios que se cotizan los ejemplares de este libro, lo trato con la reverencia debida a una reliquia de, por lo menos, san Jerónimo, patrón de los traductores.

9.7.

En La Modicana, hoy con Claudia, quien nos cuenta de su vuelo a Corea del Sur con la Türkish Airlines, una y nomás, santo Tomás, y después de su regreso a Colonia un viaje a Riga. Al ver la descomunal ensalada que le trae la persianita (Carlitos y yo nos decidimos por los canelones) no puedo sino pensar en otro de mis hallazgos en Testamento del Paisa, en el capítulo Medicina Popular, que me hizo dar vivas al pueblo de Antioquia: «Comer mucha fruta es malo porque la fruta la hizo Dios pa los pájaros, y comer legumbres es dañino, no es comida de cristianos sino de caballos y vacas, que son los que comen yerba». Ecco!

17.7.

Leído en Testamento del Paisa, en el capítulo “Agüeros y supersticiones”«Cuando la candela del cigarrillo se va de lao, y este no prende parejo, es que uno se va a casar con una viuda». No tengo más remedio que reírme al recordar la bazofia que fumábamos en los años de la autarquía del inferiocreIdeales, caldo de gallina, Bubi, Timonel, Bisonte, los Celtas cortos… Tendría que haberme casado ya con unas mil viudas, por lo menos. Fueron aquellos años donde en esquinas estratégicas se apostaban los vendedores callejeros de cigarrillos de contrabando, mercándolos por unidades, pero haciendo una rebaja si comprábamos tres o cinco, no recuerdo bien: Lucky Strike, Philip Morris, Camel, Chesterfield eran las marcas más habituales, alguna vez también Player’s Navy Cut, cuyo logo le inspiraría una página inolvidable a Ian Fleming, en Octopussy, si mal no me acuerdo. Y claro que bien me acuerdo de los vendedores, en especial de uno al que le llamaba El Múo –aunque no lo era 100%, algo farfullaba–, en la esquina del Bar El Tupi, la de la calle Berdigón con Alfonso XII, a tres pasos del portal de mi Colegio San Ramón (LemaEl que entra bueno, sinvergüenza sale. Eccomi!)

5.8.

Hallazgos en Testamento del Paisa. En el apartado “Refranes”: «A cada águila le sale su cirirí», que el autor del libro explica así«Es el cirirí un pajarillo tan valiente, que ataca y suele poner en fuga a águilas, gavilanes o buitres; aprovechando su vuelo rápido y ágil, los hostigan picoteándoles la cabeza y revoloteándoles en rededor hasta echarlos de sus dominios. El cirirí debería figurar en el escudo de Antioquia y aun en el de Colombia, dejando las grandes aves de rapiña para las potencias que se asemejan a ellas». Y en el apartado “Exageraciones”: «Tiene la boca tan grande, que si se pone aretes de cobre se envenena». Me apostaría mi única corbata de Armani a que se le ocurrió a un paisa la primera vez que vio una peli de Julia Roberts.

19.8.

Descubro el legendario y tan literario tema del mandarín en Testamento del Paisa, si bien no ambientado en China sino en la India. Me encanta y lo transcribo: «En cierta ocasión el doctor Agustín Jaramillo, mi padre, le exponía a don Félix [Botero de Sonsón, famoso en su tierra y en Medellín por lo agudo de sus grandes exageraciones] el siguiente caso de conciencia: “Hombre Elías: suponé que en la India hay un viejito muy viejito, muy achacoso, padece terribles sufrimientos, es solo en el mundo y es dueño de una enorme fortuna que no tiene a quién dejar. El viejito está en gracia de Dios y si muere se va derechito pal cielo. Ahora: suponé que vos, apretando un botón desde aquí, podés matar al viejito y heredar toda su fortuna. Decime, hombre Elías, ¿vos apretabas el botoncito?” Y don Elías sin vacilar le respondió: “Vea, hermano, ¡le daba con una almadana!”»

[Almadana es la forma paisa de llamar a la almádena, que la Academia define como «Mazo de hierro con mango largo, para romper piedras». ¡Tremendo don Elías!]

3.9.

Antes de colocar Hombres en guerra y Testamento del Paisa en las correspondientes baldas (guerra civil española y literatura colombiana) quiero transcribir aquí un par de frases que me gustaron o me impresionaron. [] Del Testamento del Paisa estas perlas: «Juegos de grandes: A que llueve. Cuando el cielo está encapotado, se apuesta en los pueblos a que llueve o que no llueve. La medida para saber si en realidad sí llovió, es que las tejas “goterén”» [sic] (Lo registro por la similitud a una costumbre arquetípica de Bremen llegado el día de los Reyes Magos, en que se apuesta a si el río Weser se helará o no). En el arrume de poesía infantil: «Había en China un mandarín / que llevaba en la cabeza un peluquín, / y en Pereira un tal Angulo / que tocaba el clarinete por el » Entre los juegos de niños«–Anoche me hice el dormido y vi cuando entró Ratompérez. –¿Sí? ¿Y cómo era? –Igualito a mi papá en calzoncillos». En el capítulo Exageraciones, acerca de una chica promiscua: «Está más tocada que el Himno Nacional” (en Huelva decíamos “Más tocá que El sitio de Zaragoza”, que era pieza fija del repertorio de la Banda Municipal, en los conciertos dominicales en la Plaza de las Monjas). Y last but not least la inesperadísima aparición de Alejandro de Humboldt en el romance titulado “El testamento del caballo”, en donde con una escritura evidentemente ecuestre se dice que «en mí vino el grande Júmbol / a hacer su viaje».

 

 

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