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Ricardo Bada: Thomas Mann y JRJ

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Thomas Mann en el jardín de su casa

El 18 de este mes, en Los Ángeles, tuvo lugar la inauguración de la Casa Thomas Mann, en el barrio Pacific Palisades. Se trata de la casa donde Thomas Mann y su familia vivieron desde 1942 a 1952, cuando desilusionados de los EE. UU. y asqueados por el macartismo, regresaron a Europa.

La casa tuvo luego diversos dueños, pero últimamente corría el riesgo de ser demolida a causa de su mal estado de conservación. La premio nobel Herta Müller lanzó un grito de alarma, al pensar que se iba a perder el que fuera hogar de tanto intelectual alemán fugitivo de los nazis, y el gobierno alemán compró el edificio en el 2016, por US$13 millones. Y se comenzó su restauración, culminada con esta apertura oficial por el presidente federal alemán, quien dijo que a partir de ahora los EE. UU. tendrán dos Casas Blancas. La de California estará destinada a albergar hasta cinco becarios y promover la amistad y la comprensión transatlánticas.

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Fuentepiña, la finca de Juan R. Jiménez: se destaca el «pino de Platero»

Me he detenido en estos detalles porque la noticia me llegó al mismo tiempo que otra, fechada en Huelva, por la que vine a enterarme de que Fuentepiña, la finca de verano de Juan Ramón Jiménez, y el pino centenario, declarado especie única, a cuya sombra JRJ enterró a Platero, corren serio riesgo de desaparición. Esta finca, donde el poeta escribió buena parte de su obra, es en la actualidad objeto de un litigio con los titulares de su propiedad, litigio que se arrastra desde hace años y deja el paraje de Fuentepiña a merced de ocupantes que poco a poco lo van destrozando. Las fotos del reportaje publicado en Huelva dan pie a los peores augurios. Carmen Hernández-Pinzón, sobrina nieta del poeta y representante legal de sus herederos, me escribe alarmada: “Dios quiera que se obre un milagro, porque eso es lo que necesita Fuentepiña, y se pueda recuperar antes de su total destrucción. Miedo me dan los veranos, el pasado hubo tres incendios intencionados en la finca”.

Yo creo más bien poco en los milagros. Pero sí me parece milagroso que al Ministerio de Cultura en Madrid y a la Consejería de lo mismo en la Junta de Andalucía no se les caiga la cara de vergüenza ante un caso como este. Tengo entendido que el valor real del paraje, según los cálculos del municipio de Moguer, vendría a ser algo menos que 200.000 euros, pero que los dueños de la finca piden por ella un millón y medio de euros; pienso en los US$13 millones que invirtió Alemania para conservar la casa de Thomas Mann en Los Ángeles (¡ni siquiera en suelo alemán!) y me pregunto si no tendrán razón quienes piensan que África comienza en los Pirineos… dicho sea con perdón de África.

Moguer: infinitivo de un verbo que la cultura española no sabe conjugar.

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