Sadio Garavini di Turno: Eurasia y la geopolítica
Con la caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética y su imperio, los años ’90 del siglo pasado se caracterizaron por un ingenuo optimismo. La democracia y la economía de mercado habían demostrado su superioridad y era sólo cuestión de tiempo para que todos los países del mundo se encaminaran por el camino de la razón y el progreso. Las relaciones internacionales se reducirían, básicamente, a resolver los problemas económicos y comerciales. La ingenua y efímera euforia optimista de esos días se ha convertido en pasado remoto. El “momento” unipolar en el cual EEUU era la única superpotencia se acabó. Con el auge de China, el resurgimiento de Rusia y el crecimiento de la India, ya estamos en un mundo multipolar. Y como bien decía Kissinger, a diferencia del estable sistema bipolar, un sistema multipolar es intrínsecamente inestable. En el sistema multipolar de los años ’30 del siglo pasado, el revisionismo geopolítico de Alemania, Japón e Italia crearon las condiciones para la Segunda Guerra Mundial. Actualmente el agresivo revisionismo geopolítico de Rusia en Europa, de China en Asia y de Irán en el Medio Oriente, conjuntamente con el belicismo de la satrapía hereditaria comunista de Kim Yong-un, están creando un mundo cada vez más peligroso. Además, estas cuatro potencias han entrado en una alianza informal en contra de “Occidente”.
Mackinder, uno de los padres de la geopolítica afirmaba que el Estado que controlara lo que él llamaba “el corazón del mundo” (Heartland) controlaría a Eurasia y quien controla a Eurasia controla el mundo. Mackinder ponía su “Heartland”, en la parte centro-oriental de Europa, que incluiría, más o menos, Polonia, Ucrania, Bielorrusia y Rusia europea. Nicolas Spykman, otro grande de la geopolítica, invirtió parcialmente a Mackinder, con el llamado corolario Spykman: quien controla las regiones ribereñas (Rimland) controla Eurasia y quien controla Eurasia controla el mundo. Spykman decía que la Rimland, o sea Europa occidental, India y China eran las zonas más pobladas y económicamente dinámicas, incluyendo sus mares interiores: el Mediterráneo y los mares del Sur y Oriente de China. No es una simple coincidencia que en las dos guerras mundiales Alemania y Japón, dos potencias de la Rimland buscaron el control de las ricas periferias industriales de Eurasia y sus aguas adyacentes. Y hoy en día la rivalidad EEUU-China se juega prioritariamente en las aguas interiores de los mares del Sur y Oriente de China y el estrecho de Taiwan. A diferencia del control de la Heartland, que requiere fundamentalmente de un poderoso ejército de tierra, para el control de la Rimland se requiere también de una marina poderosa. Los enfrentamientos por el control de la Rimland han sido y serán de carácter anfibio.
El Profesor de la Johns Hopkins University, Hal Brands, en su reciente libro “The Eurasian Century” nos dice que, para EEUU, el hemisferio occidental es “el olvidado, vital teatro de la competencia por Eurasia.” En esto, sigue a otro grande de la geopolítica, Alfred Mahan, quien afirmaba que los EEUU, tenía que asegurarse el control del Canal de Panamá y el Caribe, antes de poder patrullar los océanos. Más recientemente, el profesor de Harvard y especialista en asuntos militares, Stephen Rosen, en un reciente artículo en Foreign Affairs: “A better way to defend America” dice que los EEUU necesitarán mantener fuerzas navales y aéreas en el hemisferio occidental para hacer cumplir un nuevo tipo de Doctrina Monroe. Un mundo peligroso, sin duda.
@sadiocaracas