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Sadio Garavini di Turno: José Rodríguez Iturbe

Los partidos

 

Las dos caras de Jano

Conocí al amigo Pepe, en 1973, al regresar de Roma donde me gradué en Ciencias Políticas en la Universidad La Sapienza. Además de dar clases en la Universidad Católica, la Universidad Simón Bolívar y el Colegio Universitario de la Región Capital, mi actividad política en COPEI fue principalmente en el Instituto de Formación Demócrata Cristiano (IFEDEC), dirigido por Enrique Pérez Olivares, uno de los principales Maestros de mi juventud, quien me hizo el honor , entre otras cosas, de nombrarme Secretario Ejecutivo del Instituto Jacques Maritain de Venezuela, dirigido, a nivel internacional, por mi amigo Roberto Papini, con quien  había colaborado en Roma, en la revista de la Internacional Demócrata Cristiana: Panorama DC. Curiosamente, en el número 2 de 1974 de esa revista, escribí una reseña de uno de los primeros libros de Pepe: ”Génesis y Desarrollo de la Ideología Bolivariana”, que, evidentemente, no tiene nada que ver con ese adefesio mal llamado Socialismo del Siglo XXI. Hice este breve relato de mi vuelta a la Patria para subrayar una de las razones de mi amistad con Pepe. Para ambos, nuestra vida profesional “ha tenido las dos caras de Jano”, para utilizar sus propias palabras, “además del rostro político ha tenido también un rostro académico”. La amistad con Pepe se fortaleció rápidamente por la comunidad de ideales, pero también por la comunidad de intereses intelectuales. 

Un orador con sentido de historia

Pepe es abogado (Universidad Central de Venezuela), doctor en Derecho y doctor en Derecho Canónico (Universidad de Navarra) Ha sido profesor en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Monteávila. En su actual exilio, es profesor de Historia de las Ideas y del Pensamiento Político en la Universidad de La Sabana (Bogotá). El común interés por la Ciencia y la Filosofía políticas, la Historia y las Relaciones Internacionales nos acercó inmediatamente. En efecto, me siento identificado por estas palabras de Pepe: “Mi vida académica me sirvió de apoyo sólido en la vida política y esta ha nutrido de realismo la visión crítica del pensamiento y de los pensadores”. En su libro sobre “Trótsky y el Trotskysmo Original,” Pepe nos recuerda que tanto Trotsky como Cicerón fueron buenos oradores y buenos escritores con sentido de la historia y añade “los grandes políticos han sido buenos retóricos con sentido de historia. La retórica no ha sido para ellos cascarón de sofística sino instrumento de racionalidad y de argumentación. El discurso facilita- ha facilitado siempre- la contraposición de ideas, la racionalidad abierta, la discusión pluralista, la crítica civilista y civilizada.” Pepe también ha sido un gran orador con sentido de historia. Sus colegas parlamentarios, durante sus tres décadas consecutivas en la Cámara de Diputados, lo saben muy bien. Pero también lo saben, a nivel internacional, los que lo conocieron, como uno de los vicepresidentes de la Internacional Demócrata Cristiana (IDC) y en la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), de la cual fue Secretario General. Como miembro de COPEI, comparto también con Pepe estas palabras: “Durante casi cinco décadas tuve la experiencia personal de formar parte, libre y responsablemente, de una “comunidad de conciencia con conciencia de comunidad (que eso y no otra cosa es, o debe ser, un partido político de raigambre ideológica). Ideología entendida como interpretación cultural política de una realidad dada, en un momento dado de la historia. Para Pepe y los demócratas cristianos auténticos “el fin de la política no es el poder por el poder, como lo conciben Maquiavelo y sus discípulos, sino el bien común, entendido como el bien de la comunidad. Porque el poder es instrumento, pero no un fin en sí mismo”. Sigo con palabras de Pepe que comparto: “Jacques Maritain hablaba de la “verdad a la cual servir”. Mi generación (con sus aciertos y desaciertos) buscó eso en la agitada vida política venezolana. El camino se torció cuando algunos prefirieron “la oportunidad en la cual medrar”. 

La advertencia y la “profecía”

Ya en 1979 en el Editorial de la revista Nueva Política, en su número 33-34, en el 8º aniversario de la revista, dirigida por él y en la cual colaboré en diferentes ocasiones, Pepe advertía que la campaña electoral para la XV Convención Nacional de COPEI, “el debate interno había sido, desde el punto de vista ideológico, pobre. Más que confrontación de auténticas tesis hubo confrontación de alternativas personales para la jefatura de la conducción colegiada”. Pepe hablaba de “aletargamiento ideológico” y decía: la “vitalidad de un partido puede medirse en su capacidad de plantear, debatir y decidir, con seriedad y altura, distintas alternativas estratégico-tácticas; tarea esta aparejada a la elaboración ideológica sin pausa, entendida como la interpretación cultural política del país en base a los principios doctrinales. Sin elaboración ideológica y discusión estratégico-táctica, la mengua de la dinámica interna conduce al mar de los zargazos del pragmatismo” y genera también “el grupalismo que ha involucionado en nuestro medio a los linderos del tribalismo.” “Cuando la dirigencia se degrada a la sumatoria heterogénea de personalidades sólo atentas al personal encumbramiento, la militancia sustituye el servicio por la simple posibilidad de figuración y/o medro; y el Partido como instrumento de servicio es sustituido por la discrepante y áspera comandita de intereses.” Casi diez años después, el 25 de agosto de 1988, en su excelente y profético discurso de despedida, como presidente de la Cámara de Diputados, en la clausura del período de sesiones de ese año, Pepe retoma el tema de la crisis de los partidos y pone el acento sobre como los aparatos, las maquinarias de los partidos se han convertido en los arietes para el logro del poder político en los procesos internos partidistas y que las maquinarias se habían convencido de ser el partido. Pero la organización es parte del partido, no es todo el partido. Y nos dice: “cuando el aparato toma un partido, se cancela, como efecto secundario, la vitalidad ideológica. Pero el efecto primario es aún más nefasto. Corre el riesgo de la pérdida de la propia identidad. La “intelligentia” partidista está hecha para la elaboración ideológica y debe nutrir los niveles de dirección propiamente políticos; debe dar líneas, lo cual supone dirigir; y para dar líneas debe analizar, comprender e interpretar cultural-políticamente, lo cual supone hacer, en la acción y para la acción, elaboración ideológica. La maquinaria, el “apparatchik”, no está hecho para dirigir, ni para elaborar ideológicamente; está hecho para ejecutar.” “Cuando el aparato se vuelve omnipotente en el seno los partidos, cuando la organización es, internamente el poder; se ha llegado a la osificación burocrática de los partidos, a la esclerosis de la mediocridad, a la institucionalidad del vuelo bajo; el dialecto interno pasa a ser lenguaje del clientelismo y de las granjerías. Entonces si los partidos no reaccionan con prontitud, coraje y eficacia, las organizaciones políticas populares están en trance de convertirse en engranajes mafiosos.” “La democracia es reducida a “demoskopie”; las encuestas sustituyen los esfuerzos de comprensión y análisis de la realidad, la interpretación cultural-política es desplazada por la interpretación de los sondeos de opinión, la política ideológica es sustituida por la sociologización de la política.” Y aquí viene una de las partes proféticas del discurso y no olvidemos que fue en agosto de 1988: “Si tal fenómeno, en situaciones normales del país, es grave y harto peligrosos para los partidos, resulta aniquilador para estos como instituciones, y muy contrario a la buena salud de la República, cuando se presenta en momentos de crisis nacional. En efecto, la degradación de la dinámica interna de los partidos, como consecuencia de la alteración y dislocamiento de las funciones internas de sus diversos componentes… aumenta las posibilidades de que las salidas a la crisis se busquen no por vías normales, sino patológicas. Vale decir, aumenta el peligro (nunca plenamente superado) de la regresión histórica, de la frustración política, del escepticismo generalizado, de la estéril fuga hacia lo utópico.” En efecto, así pasó, en Venezuela el “amo” estaba cerca. 

Civilización afrodisíaca

Otro tema profético de este inolvidable discurso lo toca Pepe cuando menciona con preocupación:”el hedonismo permisivista que nos viene, como el más repudiable “producto importado”, de la disolución moral existente en las naciones más desarrolladas  y de más alta “calidad” de vida (en términos de bien estar, se entiende de no bien ser). La fetidez de mil falsas liberaciones (la droga, la pornografía, las expresiones aberradas de la cultura de la muerte- aborto, eutanasia, violencia, terrorismo- etc.) se ha extendido zonalmente provocando, como “patrón inevitable”, el del individualismo utilitario, potenciado en su máxima expresión, que exalta frenéticamente al yo y califica, de antigualla al bien común, como principio que debe regir tanto las relaciones entre los hombres como entre las naciones. Es lo que algunos han llamado la socialización del egoísmo.”

En efecto, hoy vivimos una sociedad que está impregnada por el materialismo, el relativismo, el egoísmo y un hedonismo promiscuo. Una cultura, que ha perdido demasiado el sentido de la trascendencia y sus puntos de referencia fuera del tiempo, está caracterizada por el fenómeno del consumismo. Se trata de una cultura que identifica a la persona con lo que está en capacidad de procurarse para conseguir placer, transformado en el eje central de la existencia humana, el fin último es “ser feliz”, aunque sea químicamente. La verdadera “civilización afrodisíaca” anticipada por Bergson. Juan Pablo II, en su “Centesimus annus”, nos advierte: “No es malo el deseo de vivir mejor, pero es equivocado el estilo de vida que se presume como mejor, cuando está orientado a tener y no a ser, y que quiere tener más no para ser más, sino para consumir la existencia en un goce que se propone como fin en sí mismo.” En el fondo de esta mentalidad consumista, está la idea de que la acción material de poseer una cosa y servirse de la misma pueda resolver todos los problemas y liberarnos de nuestras “esclavitudes”, inclusive las de carácter interior. Síntoma ”folklórico”, pero ilustrativo, de esta actitud es la creciente popularidad de las medicinas que prometen eliminar no sólo los dolores sino también la ansiedad, de las vacaciones organizadas con la “garantía” de la diversión y de las prácticas paramágicas que “garantizan” la serenidad. El politólogo italiano Antonio Gambino afirma que el término “consumir” ha perdido toda substancia y viene a coincidir con una obsesionante búsqueda de distinguirse y contraponerse a los otros, con un poseer que adquiere valor y placer si se tiene más de los demás y con exclusión de los demás. Por eso el auge de productos y servicios “exclusivos”. La libertad tiende a relajarse en libertinaje. La videocracia imperante videocretiniza cada vez más y atrofia la capacidad de raciocinio de buena parte de la humanidad. Como nos dice Giovanni Sartori, el Homo Sapiens se está transformando paulatinamente en un Homo Videns, que ve mucho y piensa poco, su mundo es de muchas imágenes y escasos conceptos. Si seguimos por este camino, las leyes de la evolución podrían producir un Hombre que se caracterizará por una cabeza pequeña, que contendrá un minúsculo y subutilizado cerebro y unos gigantescos ojos brotados, con visión “cinerama”, rellenos de una mansa y vacuna expresión idiota.

Conclusión

Para terminar estas notas, permítanme contar una anécdota. En 1979, siendo Vice Ministro de Justicia en el gobierno de Luis Herrera Campíns, al leer un importante discurso en el exterior del entonces Canciller Zambrano Velasco, a quien todavía conocía muy poco, quedé estupefacto (no sorprendido, de acuerdo a Don Andrés Bello) al ver una cita textual de un artículo académico mío, obviamente mencionando mi nombre. Sólo posteriormente me enteré que Pepe había participado en la preparación de ese discurso, como presidente de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y asesor de Zambrano. Él había sido el autor de esa cita. Poco tiempo después, Zambrano me llamó para ofrecerme, en nombre del presidente Herrera, la Embajada de Venezuela en Guyana. 

¡Gracias por todo Pepe! ¡Que Dios te bendiga siempre!

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