Sánchez se atrinchera aún más cercado por la corrupción y cayendo en los sondeos
El último promedio de encuestas publicado por Electocracia deja a la «mayoría progresista» sin ninguna opción de sumar
Si el presidente ya no tenía ningún aliciente para ir a las urnas y deshacerse de Puigdemont, con el caso PSOE abierto en canal todavía menos
Con cada nuevo informe de la UCO, con cada votación agónica, con cada cesión al independentismo, con cada encuesta, el presidente del Gobierno se atrinchera un poco más en la Moncloa. Toca resistir, se dice. Pedro Sánchez no tiene un solo aliciente, una sola ventana de oportunidad, para convocar elecciones generales y librarse de los grilletes de Carles Puigdemont. Ahora menos, con el caso PSOE abierto en canal. Porque sabe que lo más probable es que acabara en la oposición.
El último promedio de encuestas elaborado por Electocracia con los sondeos publicados por la prensa muestra que el curso empezó mal para Sánchez y sigue peor. El presidente pierde un punto de intención de voto respecto a septiembre y se sitúa en el 28,5 %. Ello equivale a casi tres puntos de retroceso respecto a su resultado en las elecciones generales de julio de 2023, que planteó como un doble nada después de que el PSOE se hubiera descalabrado en las municipales y autonómicas de mayo. Y le salió.
A pesar de la caída, la estimación de escaños le sitúa casi como ahora, que tiene 121 en el Congreso. Estaría en una horquilla de 120-122, gracias a que con la caída de Sumar rentabilizaría mejor sus votos. Sin embargo, para Sánchez la clave nunca ha estado en el resultado en el PSOE, sino en la suma del bloque; y los números no le dan de ninguna manera. Ni siquiera con todos los nacionalismos e independentismos. Ni siquiera con Junts.
Sumar cae a los entre 12 y 13 escaños, con un porcentaje de voto del 8 % (frente al 12,3 % de las generales) por la concurrencia de Podemos por separado, que obtendría entre dos y tres diputados. ERC, Junts, Bildu, el PNV, el BNG, Coalición Canaria… los socios fijos o fijos discontinuos de Sánchez conseguirían, entre todos, entre 31 y 33 escaños.
La mayoría Frankenstein no sobreviviría a un nuevo paso por las urnas
Ello quiere decir que ni siquiera en el mejor de los escenarios Frankenstein podría sobrevivir a las urnas. La suma de lo que el PSOE llama «mayoría progresista», a pesar del contrasentido de que esta incluya al PNV y Junts, daría 171 escaños en su estimación más alta. Y 165 en la más baja. Como poco, a Sánchez le faltarían cuatro escaños para la mayoría absoluta.
El pasado miércoles, durante el Pleno del Congreso, el presidente le dijo a Alberto Núñez Feijóo: «Quiero recordarle una cosa: entre usted y yo solo uno ha sabido concitar la mayoría de grupos parlamentarios para presidir este Gobierno». Los ministros y diputados socialistas asentían con la cabeza.
Sin embargo, la media de encuestas refleja que, si mañana los españoles fueran convocados a las urnas, solo habría una mayoría posible: la de Feijóo. El PP ha alcanzado en las últimas semanas un porcentaje de voto del 34,5 % —tuvo el 33,1 % en julio de 2023— y ronda los entre 150 y 152 diputados, frente a los 137 que consiguió en la última cita con las urnas. Vox recupera algo —aunque no todo— del voto que se le fue a Alvise Pérez, después de que se haya conocido que este último recibió 100.000 euros en efectivo de un empresario de las criptomonedas. La intención de voto actual de Santiago Abascal se sitúa en el 11 %, con entre 25 y 27 diputados de los 33 que componen actualmente su grupo parlamentario. Entre el PP y Vox suman un mínimo de 175 escaños, a los que hay que sumar, al menos, el de UPN. Total: mayoría absoluta.
Populares y Vox dan por cerrado el capítulo de su error en la votación de la reforma de la ley orgánica sobre antecedentes penales, que permitirá a algunos de los más sanguinarios etarras descontarse las condenas cumplidas en Francia. Precisamente este domingo se cumple un año de la primera foto que Sánchez se hizo con Bildu, en el marco de las negociaciones de investidura. Aunque los términos del acuerdo nunca se conocieron, desde entonces el presidente ha entregado al partido de Arnaldo Otegi el Ayuntamiento de Pamplona, ha dejado que fuera coautor de la Ley de memoria democrática y de la reforma de la Ley de seguridad ciudadana y ha impulsado la reforma legal que permitirá a algunos etarras salir antes de prisión. Acercados a las cárceles del País Vasco y Navarra ya estaban todos desde marzo de 2023.
El PSOE, en vilo
La peor noticia para el presidente es que las encuestas con las que Electocracia ha elaborado su último barómetro son anteriores a la publicación de los últimos informes de la UCO, que han sacudido el Gobierno y el PSOE. A la inminente imputación de José Luis Ábalos, que lo fue todo con Sánchez, se une la implicación del propio presidente. En dos capítulos nunca aclarados: el rescate a Air Europa y la visita de Delcy Rodríguez en enero de 2020, de la que Sánchez estaba informado cuatro días antes. Y que autorizó. Aunque el viernes negó su implicación: «Cuando el Gobierno de España se percató de que había unas sanciones individuales a Delcy Rodríguez, pues efectivamente se canceló esa visita. Esa es la participación del Gobierno de España», señaló desde Roma.
A la derivada judicial se une la política. A partir del 24 de octubre empezarán a desfilar por la comisión de investigación creada por el PP en el Senado altos cargos del Ministerio del Interior, dado que la trama corrompió a un comandante de la Guardia Civil y varios agentes —al menos— para que les facilitaran teléfonos seguros. El primero en hacerlo será el propio Fernando Grande-Marlaska.
El caso tiene a los socialistas en vilo, porque nadie sabe cuánto queda por salir ni mucho menos el qué. Y todo en plenos preparativos del Congreso Federal que celebrarán entre los días 29 de noviembre y 1 de diciembre, y que cada vez pinta más negro.