Sarkozy vapulea a la izquierda y frena el avance de Marine Le Pen

14276540438676Sarkozy exulta, Marine Le Pen se queda con las ganas, los socialistas se lamen las heridas... Ese es, en resumen, el resultado de la segunda y definitiva vuelta de las elecciones que ayer domingo se celebraron en Francia para elegir a los 2.054 consejeros que durante seis años gobernarán los 101 departamentos en los que está dividido el país, y que son algo así como el equivalente a las provincias españolas.

La coalición de centro-derecha que lidera el ex presidente Sarkozy habría arrasado, metiéndose en el bolsillo 64 de los 101 departamentos franceses, por los 41 actuales, logrando de ese modo su mayor victoria en unas elecciones departamentales de la historia de la V República francesa y parándole los pies a la ultraderecha. Un resultado apoteósico que sin duda el muy astuto ex presidente aprovechará para dar fuelle propagandístico y psicológico a su candidatura para regresar al Palacio del Elíseo en las elecciones de 2017.

El partido socialista de François Hollande, por su parte, ha sido duramente vapuleado: habría visto cómo se evaporaban directamente casi la mitad los 61 departamentos en los que hasta ahora gobernaba, resultando victorioso únicamente en 33. Es la cuarta ocasión en la que los socialistas y sus aliados salen derrotados en unos comicios en dos años, tras las municipales, las europeas y las del Senado.

El Frente Nacional, el partido de extrema derecha que lidera Marine Le Pen, habría logrado ver elegidos como consejeros a decenas de sus candidatos, pero no habría conseguido hacerse con las riendas de ni un solo departamento. Sólo en uno de ellos, el sureño Vaucluse, donde el resultado definitivo ha sido de empate entre las tres fuerzas políticas, el recuento les dio alguna opción hasta el final.

mvalls

El rostro de la derrota socialista: el primer ministro, Manuel Valls

«La derecha y el centro hemos ganado claramente las elecciones. Nunca en la V república nuestra familia política había obtenido tantos departamentos», se felicitaba Sarkozy, al tiempo que aprovechaba para meter el dedo en el ojo a los socialistas y más concretamente a Hollande: «A través de su voto los franceses han rechazado abrumadoramente la política de Hollande y su gobierno», sentenciaba. «Nunca una mayoría había perdido tantos departamentos. Nunca un gobierno en el poder había inspirado tanta desconfianza. Nunca una política había fracasado tanto».

Marine Le Pen, desde la sede de su partido, también se declaraba satisfecha por los resultados obtenidos la formación ultaderechista que lidera: «El hecho histórico de esta noche es que del Frente Nacional queda establecido como fuerza política potente en numerosos territorios», indicaba, al tiempo que se quejaba de que si su partido no ha obtenido mejores resultados (los sondeos le daban inicialmente como el más votado en estos comicios, un vaticinio que no se ha cumplido) ha sido por la campaña contra ellos llevada a cabo por el primer ministro, Manuel Valls, numerosos medios de comunicación y el partido de Sarkozy. Y, por supuesto, Marine le Pen también se entretenía hurgando en las heridas socialistas: «El Partido Socialista desaparece del mapa en muchos departamentos. Pero no le pido Manuel Valls que dimita, porque es un político mediocre de esos que se aferran a sus puestos».

Por su parte el primer ministro, el socialista Manuel Valls, no podía dejar de reconocer lo evidente: «La derecha ha ganado las elecciones, eso es indiscutible. La izquierda hemos estado demasiado dispersos y hemos sufrido un revés «, admitía, indicando que con su voto los franceses habían querido manifestar «sus expectativas, sus necesidades y su ira» y que el Gobierno tomaba nota del mensaje. En cualquier caso, anoche comenzaron a desfilar numerosos ministros por Matignon, la sede del primer ministro francés, para analizar las causas de la debacle socialista.

Es verdad que esta segunda y definitiva vuelta de las elecciones departamentales ha estado marcada por el éxito colosal de Sarkozy. Un éxito en el que en buena medida han colaborado los socialistas: por un lado no han sido capaces de dar un impulso económico al país, sembrando decepción ente sus propios electores, y por el otro lado en aquellos departamentos en los que era un conservador de las filas de ‘Sarko’ el que se enfrentaba a un candidato del Frente Nacional los votantes socialistas se han tapado cuidadosamente la nariz y han votado pensando sólo en pararle los pies a la ultraderecha.

El partido de Marine Le Pen, por su parte, gana terreno. Pero no logra convertirse en el primer partido de Francia, hazaña que logró en las elecciones europeas de Mayo del año pasado. Peo que nadie se confunda: la amenaza de la ultraderecha sigue ahí, y seguirá mientras no haya una mejora palpable en las condiciones económicas y en el nivel de empleo.

Botón volver arriba