Se agranda la crisis en Vox
La formación de Santiago Abascal comienza a dar síntomas de agotamiento después de asumir responsabilidades de gobierno en comunidades autónomas y ayuntamientos
Durante las pasadas elecciones autonómicas y municipales, la formación que lidera Santiago Abasacal ha mostrado algunos síntomas de agotamiento en distintos frentes. Aunque ya existía el precedente de Macarena Olona, que abandonó Vox en julio de 2022, ha sido en los últimos meses cuando se ha hecho más evidente el proceso de paulatina descapitalización. Tras salir elegido por Madrid, Iván Espinosa de los Monteros optó por no recoger su acta de diputado, lo que permite inferir un cambio en el talante político del partido. A esta salida significativa hay que sumarle dos hechos no menores. En las últimas horas, se ha confirmado la dimisión de la única consejera que Vox tenía en Extremadura y, al poco de cumplir los cien días el gobierno tripartito de Gijón, la alcaldesa Carmen Moriyón, de Foro Asturias, ha destituido a la concejal de Festejos, de Vox, Sara Álvarez Rouco. Que el tercer partido de España resulte tan volátil en el momento en el que empieza a asumir responsabilidades de gobierno parece demostrar la existencia de algunas fisuras internas y de una falta de dirección en sus decisiones orgánicas.
El errático rumbo de Vox se ha hecho explícito, también, en el modo en el que se han gestionado el cambio de organigrama y la dimisión del gerente, Juan José Aizcorbe, quien mantendrá, sin embargo, su escaño como diputado en el Congreso. Aunque desde el partido se ha intentado desmentir cualquier nexo causal, resulta llamativo que la salida del gerente se haya hecho pública en la misma semana en la que el Tribunal de Cuentas ha avisado a los de Abascal de una posible multa por no justificar ingresos en efectivo de más de 330.000 euros. Si bien es cierto que desde Bambú se ha señalado que el cese de Aizcorbe se debe exclusivamente a motivos personales, no puede obviarse la coincidencia de estos dos acontecimientos. La explicación resulta, en cualquier caso, insuficiente, pues si la dimisión responde a cuestiones puramente individuales y privadas, esta sustitución se podría haber gestionado con más prudencia y con un mejor sentido de la oportunidad.
La confusión también ha imperado en lo que por momentos pareció una destitución de Marta Castro, responsable del área jurídica de Vox. A primera hora de la mañana, en la web del partido, la coordinación jurídica aparecía encabezada en exclusiva por Jorge Buxadé. Tras hacerse pública la destitución de Castro, posteriormente se desmintió y el nombre de la responsable de asuntos jurídicos volvió a aparecer al lado del nombre de Buxadé bajo una ambigua denominación en la que ambos compartirían cargo. Estos movimientos contradictorios se han visto acompañados de unas acusaciones poco fundadas contra los medios, lo que también parece dar muestras de un cierto nerviosismo. ABC, al igual que otros diarios, sólo ha publicado información plenamente contrastada, por más que el aislamiento mediático de Vox en ocasiones haga muy difícil la interlocución con un partido que representa a más de tres millones de personas y del que se esperaría una actitud homologable al de las demás formaciones. En estas circunstancias, llaman la atención la ausencia de Santiago Abascal y la manera en la que ha mitigado su perfil público. Si bien su posición no está abiertamente cuestionada, es revelador que el líder del partido no esté tomando la voz ni fijando posición ante una serie de circunstancias que, guarden o no relación entre sí, parecen dar muestra de cierta confusión cuando no de una crisis de mayor calado.