Era un lunes cualquiera, con el frío propio de la época, padres llevando a sus hijos al cole, los trabajadores entrando a sus puestos de trabajo, los comercios abriendo sus santamarías, en fin la ciudad de Buenos Aires se despertaba, sin imaginar el horror que asomaba a la vuelta de la esquina y es cuándo a las 9:53 am de aquel ominoso lunes 18 de julio de 1994, se oyó un estruendo ensordecedor que provenía de la calle Pasteur, volaba gran parte de un edificio por los aires, dejando a 85 personas muertas y más de 300 heridas, era la sede de la AMIA, la Asociación Mutual Israelita Argentina, fundada en 1894 y que ese año cumpliría el centenario.
Al igual que sucedió 2 años antes en 1992, en la Embajada de Israel, un coche bomba se estrellaba contra ambas instalaciones, en el caso de la Embajada fueron 22 las víctimas y más de 242 los heridos.
El atentado terrorista contra la AMIA, ha sido el más dantesco en la historia de Argentina y el acto antisemita más prominente después de lo ocurrido en la II Guerra Mundial.
Como en aquel 2016, este año pudimos compartir presencialmente la Conmemoración de la Memoria de las Víctimas, con parte de sus familiares, oyendo emotivos y desgarradoras experiencias de padres, esposos e hijos, a 28 años de aquel terrible suceso.
Han transcurrido casi 3 décadas y todavía la Comunidad Judía Argentina, así como el país y todo el pueblo judío, sigue esperando una justicia esquiva, ya que a pesar de que existen publicadas 6 de las 9 notificaciones rojas de INTERPOL, siendo que dichas órdenes de aprensión, contra los iraníes plenamente identificados, no se han ejecutado y cuyo país no tiene tratados de extradición con ningún otro país del mundo y que por supuesto aunque lo hubiera, no se realizaría bajo ningún escenario.
La causa AMIA ha pasado por innumerables laberintos judiciales, empezando por la “AMIA I”, abierta en 1994 cuando se encontró el motor del coche bomba, en los escombros de la edificación, vehículo perteneciente a Carlos Alberto Telleldin.
En 1995, se abre la causa “Brigada” donde se investiga a la policía Bonaerense, por un falso testimonio que los inculpa, pasando varios de ellos años en prisión, quedando en libertad en el 2004.
En 1999, la representación de los familiares de la víctimas agrupados en memoria activa, denuncia al Estado Argentino por violación al derecho a la vida, así como obstaculizar la consecución de la justicia.
En 2003, el Presidente Néstor Kirchner crea una Fiscalía Especial a cargo del fiscal Alberto Nisman, quien ya trabajaba en el caso desde el año 1997.
En 2013, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner firma un memorándum de entendimiento con la República Islámica de Irán, a los fines de que los sospechosos fueran interrogados en Teherán, por el fiscal de entonces Alberto Nisman y el Juez de la causa Rodolfo Conicoba Corral, así como también, se propone la creación de una Comisión de la Verdad integrada por juristas internacionales.
En 2015, el Fiscal Especial del caso Alberto Nisman es encontrado muerto es su apartamento, justamente días antes de su muerte, había denunciado a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al canciller Héctor Timerman y otros funcionarios por abuso de autoridad, violación de los deberes del funcionario público y de una supuesta confabulación para dotar de impunidad a los implicados en el atentado terrorista.
En 2019, el Juez de la causa Juan José Galeano fue condenado a 6 años de prisión, por usar dinero del Estado para pagar a testigos falsos, que acusaron a un grupo de policías de la ciudad de ser la “conexión local”. En este proceso se condeno a varios funcionarios que destruyeron elementos probatorios recolectados a través de la investigación.
En 2021, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 8 sobreseyó a todos los imputados, denunciados por el Fiscal Nisman, por entender que la firma del memorándum no constituía delito.
En fin, esto ha sido un enjambre de procesos, denuncias, falsos positivos que han evitado las resultas definitivas de esta tragedia, que 28 años después de ocurrida no ha podido cerrar las heridas en los corazones de los familiares de las víctimas que claman justicia.
Justamente al momento de escribir estas líneas, el New York Times publica una investigación del Mossad, donde afirma que tanto los atentados contra la Embajada de Israel en 1992 y la AMIA en 1994, fueron financiados y organizados por Irán y llevados a cabo por una unidad operativa de Hezbolá, no habiendo ciudadanos argentinos o iraníes en el lugar del atentado.
De la investigación se evidencio que Irán aprobó y financió la operación y proporciono equipos y capacitación para ambos atentados.
Esta publicación ha causado revuelo, pero en su contenido lo que hace es confirmar el protagonismo indiscutible de Irán en ambos atentados, y la ejecución de los mismos a través de su brazo armado Hezbolá.
Así que parece, que lejos de esclarecer este tema, seguimos tejiendo una red de teorías, hipótesis, autores intelectuales, materiales, cómplices, encubridores, es algo de nunca acabar y como dice un refrán que usan los investigadores policiales “el tiempo que pasa y la verdad que huye”.
@migueltruzman