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Soledad Morillo Belloso: No sirve el “me llegó este documento”

Textos de Soledad Morillo Belloso - Fundación Pedro Grases

 

Se ha armado un despelote —poco elegante y muy ruidoso— por la publicación de un documento de alta sensibilidad. El periodista que lo hizo (ignoro su propósito, y no es lo que me ocupa) falló en puntos cardinales:

Uno, publicó sin confirmar la veracidad por al menos tres fuentes independientes; dos, no contactó a los mencionados para obtener su valoración sobre el documento en cuestión antes de difundirlo. Esas dos fallas no son menores. Son inadmisibles.

Porque el periodismo, el que honra su nombre, no se ejerce sin rigor. Sin atajos. Sin excusas. Porque no vale “eso me dijeron”, no vale “me llegó este documento”.

En tiempos de polarización, el deber del periodista se vuelve más arduo, más urgente, más difícil.

No puede ser juez ni parte, eco del ruido. Debe evitar la viralidad que descontextualiza. Debe mostrar el árbol sin perder el bosque, y el bosque sin olvidar cada hoja. Porque si el receptor confía en el periodista, es porque supone que hizo su trabajo con escrupulosa seriedad.

El periodista escribe y habla para que otros comprendan. Su deber es con la ciudadanía que necesita claridad. Con la memoria que construye futuro. Mientras más encrispada esté la escena, más debe afinar su mirada.

Microscopio para lo mínimo. Telescopio para lo lejano. Periscopio para lo oculto. En síntesis: el periodista tiene el deber de apegarse a la verdad confirmada. Si no lo hace, lo que publica no es información. Es ruido. Es caos. Es desinformación.

 

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