Stefanelli: El Archipiélago Electoral
Mi respuesta a mi amigo Manuel ante un escrito de Jesús Seguías que me reenvió por esta vía.
Hola, Manuel.
Observo que pareciera que aparentemente no tiene desperdicio ese escrito de Seguías aconsejando participar en las venideras elecciones, utilizando los mismos argumentos que el combo que encabezó Henry Falcón en el año 2018, y de quien sabemos también terminó denunciando fraude en esa misma elección.
Este escrito sin duda fue realizado por quien tiene una capacidad intrínseca de dominio sobre estos temas y, además, vive de encuestas; y desde luego, partiendo de su óptica y necesidades.
Sin embargo, discrepo de tal opinión por las razones que seguidamente te expondré:
Primero: Esas mismas premisas de las que habla el señor Seguías para justificar lo que busca justificar, se dieron y cumplieron en el proceso de las elecciones de gobernadores, mi estimado, y vea usted lo que pasó: existiendo un alto margen a favor de la oposición en las encuestas, y un altísimo rechazo de Maduro superior al 70% en la época, éstas se perdieron o no? Aderezado el fraude por el robo descarado de la gobernación del Estado Bolívar.
Además de que la elecciones de gobernadores suelen ser más atractivas y participativas para el electorado que las de diputados a la AN, lo cual es desventajoso en el caso que nos atañe, ya que como Seguías sabe muy bien la abstención favorece al Régimen.
Segundo: En su análisis y de manera muy conveniente siempre ha hecho caso omiso al hecho que con el régimen se ha intentado negociar en varias ocasiones y el resultado siempre ha sido el mismo: una burla y un desgaste para la oposición.
Tercero: ¿Le parece poca señal que las tres rectoras principales del CNE –que son fichas del PSUV-, sean personas sancionadas internacionalmente y respecto de quienes es impensable que vayan a avalar un resultado electoral en la que su partido sea el perdedor? Qué oportunidad de sobrevivencia tienen ellas mismas, -usted cree eso posible?
Cuarto: La consecuencia de Ir a unas elecciones nos acarrearía una pérdida del apoyo internacional, puesto que destruiría la confianza de nuestros aliados, al haber ya declarado ese proceso sin reconocimiento internacional.
Se ha preguntado usted: ¿Qué pasaría si habiéndose inscrito y luego de convocadas las elecciones, el régimen viendo que podría perder el control las suspende alegando cualquier artimaña, como por ejemplo, el recrudecimiento –hasta provocado- del coronavirus? Dígame usted, ¿Cómo quedaría la oposición genuina? En mi pueblo a eso le dicen “perdío y mal visto”; así nos vería nuestro gente también. Y a llorar pal monte en lo que a la comunidad internacional se refiere. ¿Te lo explico mejor?
Quinto: ¿Usted cree que este régimen, que juró luego desde el año 2015, que no se iba a dar el lujo de perder otra elección, perdería ésta?
Sexto: Es muy temerario aseverar que si la dictadura Díaz Canel/Castro en Cuba, aceptara ir a elecciones, la oposición se las arrancaría de las manos y el régimen las perdería. Nada más incierto que un resultado en una elección como ésa. Yo me inclino a pensar, fundado en el actuar precedente, que si Díaz Canel te propone unas elecciones, sería con el control de aparato electoral y sería porque no se va a dar el lujo de perderlas, ¡porque es así como funcionan estas dictaduras!
Séptimo: El señor Seguías debe saber muy bien que en medio de ese mercado electoral, plagado de vendidos, arribistas y colaboracionistas, la oposición genuina no va a obtener una mayoría absoluta. Para ilustrar esta última afirmación, a título de ejemplo te escribo una aproximación de lo que estimo sería un posible resultado: PSUV: 33%, Colaboracionistas: 15%, Opositores “light” (comprados): 10%, y Oposición Genuina: 37%., Otros 5%
A simple vista ganaría la Oposición Genuina, ¿no? Pero la realidad es que el control lo va a tener el régimen ¡y hasta ahí llegó este cuento señor! Habiendo perdido el apoyo internacional, la lucha democrática se haría aún más cuesta arriba, sobre todo en este aspecto de los “actores internacionales cambiantes”, a los cuales se refiere, Seguías en su escrito.
Octavo: El ampliar el número de diputados de la manera tan desproporcionada y generando una carga desproporcionada presupuestaria cuando las exigencias del país son de extrema urgencia y diametralmente opuestas, es un acto irresponsable y criminal ¿cuántos tendrán que morir por desidia para cubrir este nuevo aumento burocrático? Alegando que después de 20 años de abusos tropelías y asaltos continuos a la normativa electoral, ahora si se dieron cuenta que el sistema electoral debe procurar balancear el número de asignaciones de puestos con respecto al número de votos obtenidos por las facciones, pretende pontificar con esta nueva nomenclatura.
De aplicarse este criterio totalmente democrático habría que empezar por anular la constituyente del 99 donde el régimen con un poco más del 60% se adjudicó el 97% de los parlamentarios, se quiere santificar esta decisión del CNE como correcta sin tomar en cuenta que los ejercicios hechos a medida y conveniencia del régimen jamás podrán santificarse, ahora sí, porque ahora les conviene habida cuenta de que no pueden controlar a placer como antes las votaciones casi 100% nominales que hacían.
La solución a esta nueva ecuación de control es la atomización de las fuerzas y convertir al Parlamento en un ARCHIPIÉLAGO ELECTORAL, DONDE LO COMÚN SEA UNA ATOMIZACIÓN Y UN MERCADO ABIERTO DE COMPRA DE VOTOS PARLAMENTARIOS, que lamentablemente, si así lo permitimos, terminará convirtiéndose en práctica común, y culturalmente aceptada y esta historia no tendrá fin, ya tuvimos un anticipo en la OPERACIÓN ALACRÁN y la verdad todo el que participe en esta contienda electoral va con esa idea HACERSE RICO VENDIÉNDOLE EL VOTO A MADURO. Solo como corolario a lo dicho pongo como ejemplo que si la oposición lograse ganar los mismos circuitos que obtuvo en el 2015 aún repitiendo los resultados- lo cual parece poco probable luego de la diáspora y del despropósito generado por el régimen- aun logrando esos resultados no alcanzaría la mayoría absoluta y menos la calificada.
Por último; al régimen le conviene un planteamiento, sin duda alguna, “de buena fe” como el que hace Seguías; la verdad es que: el régimen no ganaría esas elecciones, pero tampoco las perdería, los únicos perdedores serían los opositores genuinos, que a partir de ahí, se irían desgastando y disipando por falta de aguante y por desgaste, a partir de ese momento no se contaría con el apoyo internacional con el que hoy se cuenta. ¿Dígame si logran penetrar dos o tres de las planchas opositoras con algún mequetrefe vendido que siempre hay ocultos? Y que ha pasado porque nunca lograrás ser: “cien por ciento puro”, y luego se voltean, como usted y yo sabemos que fácilmente puede ocurrir, y sabemos que esa técnica de desmoralización es típica de estos regímenes, ¿dónde cree usted que iría a parar la genuina oposición?. No mi estimado, no es posible cambiar esta historia si no cesa la usurpación. Ese canto de sirena de esa cuerda de vendidos y arribistas lleva en si mismo el veneno de destrucción de la Nación como la conocimos, es entregársela definitivamente a esta banda de delincuentes que hoy ostentan el control territorial del país.
Ir a elecciones bajo estas condiciones es un riesgo temerario y sin ningún fundamento, que nunca vas a cobrar así las ganes ya que siempre va a existir la combinación de factores corruptos, droga, recursos ingentes de dinero sucio en un escenario electoral abstencionista de gente incrédula con un CNE manipulando listados, centros de votación, Plan República, migraciones controladas y demás exquisiteces del fraude personificado en el chavismo y de gente muriéndose de hambre y/o de la pandemia para ese momento, llevadas al colmo de la miseria, porque eso es lo que viene.
Con gusto me pongo a la orden para debatir éste y cualquier tema que al respecto le parezca bien al señor Seguías, a quien considero una persona preparada y sensata.
Luis Stefanelli B.
Diputado a la AN
Ex-Presidente Comisión Asuntos Electorales AN
PD: Es bueno querer casar a Layla y aconsejarla pero tampoco con un: “anciano decrépito, malhumorado, obeso y leproso”, solo por casarla.