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Suiza dice ‘no’ al rodillo trans
El Gobierno helvético rechaza dos iniciativas parlamentarias en las que se pedía incluir un «tercer género» en los trámites administrativos
La posibilidad de elegir un «tercer género» en los documentos e inscripciones oficiales no tendrá por ahora cabida en Suiza. Así lo ha dictaminado el Consejo Federal, órgano que detenta el poder ejecutivo en el país helvético, tras rechazar dos iniciativas parlamentarias que planteaban incluir esta opción en los trámites administrativos. El argumento es rotundo: «Actualmente, no existen las condiciones sociales previas para la introducción de un tercer género o para una renuncia general a la entrada de género en el registro civil», explica el Ejecutivo, que añade que «el modelo de género binario todavía está fuertemente arraigado en la sociedad suiza».
Las razones son fundamentalmente de carácter legal: para llevar a cabo un cambio de este calado sería necesario, tal y como ya avanzó en 2020 una comisión nacional de ética, hacer «numerosos» cambios en la Constitución y en las leyes nacionales y estatales. Y eso es, desde todo prisma, complicado: según el Parlamento suizo, una revisión parcial o total de la Constitución debe ser aprobada tanto por la mayoría de los votantes como por la mayoría de los 26 cantones del país.
Con su decisión, Suiza se convierte en bastión de resistencia occidental frente al rodillo trans, una de las múltiples vertientes con las que los gobiernos de izquierdas tratan de imponer una ideología de género que, en este caso, menoscaba la seguridad de las propias mujeres al permitir que los hombres trans se identifiquen como tal.
Alemania, Austria, España, Bélgica, Países Bajos y, al otro lado del Atlántico, Estados Unidos, son solo algunos de los países en los que ya se han aprobado leyes en esa dirección. Por su parte, Escocia, que recientemente ratificó una nueva regulación a tales efectos, podría enfrentarse a un contencioso con Inglaterra por «extralimitarse en sus atribuciones» estatales.