Susana Seleme: La miseria intelectual
Ante la ausencia de debates y confrontación de ideas, que es el meollo de la lucha política en democracia para llegar a acuerdos por el bien común, brota “la miseria intelectual” de los impostores que gobiernan Bolivia. No la que el Vice acusa a la gran parte de la sociedad, sino la miseria que ostentan él y sus conmilitones.
Tampoco somos “caraduras”, como nos califica Evo Morales por decir NO a su cuarta postulación. ¿Por qué, tanto desprecio a quienes pensamos diferente? Pues porque esta sociedad perdió el miedo y se cansó de la estafa política, defiende y grita en todas partes, dentro y fuera del país, que “Bolivia dijo NO” a la inconstitucional re-re-reelección de Morales, en el referéndum de 21 de febrero de 2016.
La miseria intelectual de los hombres del régimen, aupados por la intolerancia, remite a los ataques a la diversidad del pensamiento y del tejido sociopolítico y cultural de Bolivia.
El Vice reafirmó lo que ya sabíamos: “este Gobierno es de socialistas, luchadores de la guerra y del enfrentamiento… Más bien si no escuchamos gritos que forman parte del ruido de la ‘miseria intelectual’ de los opositores, nos sentimos incómodos. La pelea es nuestro descanso”. Es decir, la confrontación dura y violenta arropada en el importado grito de guerra “Patria o Muerte” que rechaza la disidencia y la crítica, mientras la paz social se convierte en ficción.
¿Pretende el Vice hacer de Bolivia otra Venezuela u otra Nicaragua, agobiadas por un Leviatán -Estado absolutista- que oprime, reprime y mata a sus ciudadanos? Aquí llevan 86 muertos en su haber.
García Linera nunca supo lo que todo intelectual honesto debe saber sobre la esencia del conocimiento: cuestionar, preguntar, revisar, confrontar ideas y someterlas al principio de contradicción. Es decir, aplicar el método científico que Karl Popper llamaba el principio de refutación y algunos dialéctica materialista. De otro modo, una verdad no será tal si previamente no ha sido contrastada, pues el concepto quedaría relacionado con la fe, la magia o la mentira, no con la razón, la coherencia y el pensamiento libre.
Al calor de este panorama, plataformas ciudadanas de todo el país, en su I Congreso Nacional realizado en la ciudad de Cochabamba, aprobaron en junio pasado, declarar “dictador al presidente Evo Morales” por no respetar los resultados del referéndum del 21 F, donde ganó el No a su pretendida reelección indefinida.
En este Congreso participaron el exdefensor del Pueblo y actual rector de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Waldo Albarracín; el exejecutivo de la Central Obrera Boliviana(COB) Guido Mitma; otras autoridades y figuras públicas. El Congreso exigió al Órgano Electoral pronunciarse sobre los resultados del 21 F de 2016 y el mandato popular de ahí emanado: NO a la re-re-re. Se habló de realizar un juicio de responsabilidades contra Morales y otras autoridades por violar la Constitución Política del Estado y por incumplimiento de deberes. Se determinó que habrá movilizaciones mensuales por el 21 F, y otras acciones, hasta que Morales desista de presentarse a una cuarta candidatura.
Antes de ese encuentro, un grupo de 7 mujeres bolivianas residentes en distintas ciudades de Italia, acudieron al Vaticano el día en que el sacerdote Toribio Porco Ticona, de origen indígena y 81 años, fuera consagrado Cardenal por el Papa Francisco. Las señoras vestían poleras con la inscripción “Bolivia dijo No 21 F”, y se sacaron fotos con el nuevo purpurado. Pasada la ceremonia fueron apartadas e interrogadas a instancias de autoridades diplomáticas bolivianas. A una de las señoras se la amenazó con sanciones, hasta deportarla. La Gendarmería Vaticana afirmó que quienes manejaron el caso, fueron los miembros de la delegación boliviana.
Acción propia de dictaduras, que no se libran del epíteto por muchas elecciones que convoquen, pues el voto es solo una de las condiciones de la democracia. En Bolivia sufrimos una fiebre electorera, que no respeta el Estado Democrático de Derecho, la independencia de poderes, la pluralidad política y que recurre a la violencia, la discriminación étnica-mestiza, la intimidación a la oposición política y a la sociedad civil.
La miseria intelectual del régimen se cierra a la renovación y al cambio, mientras se presenta como protagonista del cambio desde hace 12 años, pero es incapaz de producir convivencia democrática multicultural en paz y bienestar, que es lo que necesita Bolivia. En tanto, machaca en su economía primaria exportadora, no genera diversificación económica ni crecimiento de fuerzas productivas, le da la espalda al desarrollo equitativo y sustentable, acumula deudas internas y externas, y no hace rendición de cuentas a la sociedad.
Como afirmaba Concepción Arenal en su libro “El Pauperismo”, la miseria intelectual nutre a la miseria moral, es cómplice de la injusticia, de la codicia desenfrenada, eco de voces falaces e instrumento de torturas sociales.
Esa miseria intelectual ha conducido a que la impostura, la corrupción, la antipolítica y la impunidad, le ganen a la ética política y a la democracia. Pero nada es inmutable.