Tania Bruguera apuesta por la educación cívica de los cubanos
Tania Bruguera en el vídeo de recaudación de fondos para el Instituto Internacional de Artivismo Hanna Arendt
Cuando a finales de 2014 la artista cubana Tania Bruguera intentó realizar su performance El susurro de Tatlin en la Plaza de la Revolución palpó en carne propia la represión y la censura a la que son sometidas todas las voces que disienten con las líneas maestras de la cultura gubernamental.
Bruguera, que se define a sí misma como artivista, ha creado el Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR), con sede en La Habana que, en palabras de su fundadora «quiere ser una alternativa cívica y artística al énfasis que hay en estos momentos en Cuba con los proyectos económicos y con el dinero como la única salvación a los problemas del país».
El proyecto quiere ser una alternativa cívica y artística al énfasis que hay en estos momentos en Cuba con los proyectos económicos y con el dinero como la única salvación a los problemas del país
El objetivo de su nueva campaña es la alfabetización cívica de la ciudadanía. Se trata de un proyecto que busca «trabajar con cubanos de a pie, desde amas de casa y profesionales hasta activistas y estudiantes» para que puedan participar o iniciar el cambio en sus propias comunidades. Su inspiración ha sido el inspiración el pensamiento de la filósofa alemana Hannah Arendt, autora del clásico Los orígenes del totalitarismo.
«Estamos en un momento donde el Gobierno cubano no se está ocupando de preservar los principios éticos y de justicia social que pretendía defender porque no hay un proyecto de nación«, comenta la artivista a 14ymedio. En su opinión, el Gobierno cubano se encuentra en estos momentos enfrascado en consolidar su poderío económico personal, con el que también garantizan su permanencia en el poder político. Cuba se encuentra entre una crisis cívica y una ideológica, pues no hay una visión estratégica de país a largo plazo.
Según Bruguera sus motivaciones para crear esta campaña parten de la observación de la realidad cubana. «Estamos aceptando como normal la corrupción institucional y ciudadana. Hay un esfuerzo calculado del Gobierno para que los ciudadanos no se sientan empoderados, porque tienen miedo», señala.
El Instituto busca que el futuro de Cuba esté en manos de los cubanos, afirma no poder esperar a que todo esté decidido y sea irreversible para pedir sus derechos. «El momento de intervenir en el futuro de Cuba es ahora».
El uso de el crowdfunding como mecanismo de financiación es un gesto importante de la campaña hacia un asunto como el dinero, que «es un tema que para los proyectos en Cuba es muy sensible». Este método, según Bruguera, es democrático, pues fuerza al proyecto en servir a la ciudadanía y a ésta a comprometerse si verdaderamente desea el cambio. Además, la artista añade que en INSTAR serán transparentes con las cuentas, mostrando de dónde procede su financiación y dónde va a parar, algo que esperan que se contagie a otros grupos de la sociedad civil y del Gobierno «como parte de sus propias estrategias de trabajo».
A siete días de terminar la campaña, ya se ha superado la meta de los 100.000 dólares aportados por casi 700 donantes. El dinero estará destinado a la compra del equipamiento necesario para la ejecución del proyecto en Cuba, así como al pago de los artistas y la logística necesaria.
Los talleres de educación ciudadana se desarrollarán a partir de las demandas de los participantes, que la organización desea que provengan de todo el espectro político, social y cultural de la nación y a partir de «los principios de transparencia, respeto e igualdad que rigen a INSTAR«.
En INSTAR serán transparentes con las cuentas, mostrando de dónde procede su financiación y dónde va a parar, algo que esperan que se contagie a otros grupos de la sociedad civil y del Gobierno
La artivista resume la estrategia del instituto en tres acciones: «Anhelar, Pensar y Actuar. Queremos convertir las ideas en acciones cívicas». Partiendo de los deseos e inconformidades de los participantes se promoverá la discusión sobre las alternativas existentes que aportarán los invitados, nacionales o extranjeros, y la forma más realista de implementarlas. Finalmente se llevará a la acción «movilizando y visualizando con la creatividad de los activistas y artivistas».
La Seguridad del Estado ha comenzado la presión sobre los vinculados al proyecto. Los permisos para terminar de arreglar el local que albergará el instituto llevan ocho meses de espera e incluso el jefe de brigada encargado de terminar los arreglos constructivos pidió que no lo llamaran más porque habían ido «a verlo». «Sabemos que nos va a caer encima muchísima presión porque este proyecto significa una solución pacífica y traer una educación cívica», comenta Bruguera.
A pesar de los obstáculos gubernamentales, Bruguera no piensa claudicar en su intento. «El arte comprometido con el activismo social es el camino que hemos elegido para que INSTAR sea una institución relevante en la conquista de los derechos ciudadanos de los cubanos y su impacto directo en la vida cotidiana», concluye.