TGIF: Un recuerdo, y un homenaje a Ingrid Bergman
Ingrid Bergman en «Casablanca»
Hace poco se cumplió el centenario del nacimiento de mi actriz sueca favorita: Ingrid Bergman. No es para mí una afirmación automática, al contrario. Admirador que soy del otro gran Bergman, Ingmar, lo soy asimismo de sus actrices. Nuestro gran director sueco sabía destacarlas, ponerlas en primer plano, sacar lo mejor de ellas, de por sí intérpretes formidables. Así, podemos mencionar a Bibi Andersson (presente en algunas de las obras maestras de Ingmar, como «Las Fresas Silvestres» (¿a quién se le habrá ocurrido la traducción «Fresas Salvajes»?), «El Séptimo Sello», «Persona», o «Sonrisas de una noche de verano.» En esa misma liga actoral sueca incluyo a Ingrid Thulin, Gunnel Lindblom, Harriet Andersson, Eva Dahlbeck. Hay que mencionar además, a otra gran actriz sueca, Greta Garbo. Dicho lo anterior ¿quién fue Ingrid Bergman?
Bibi Andersson y Liv Ullmann en «Persona»
Ingrid Bergman (quien nace en Estocolmo, el 29 de agosto de 1915, y muere el día de su 67 cumpleaños, el 29 de agosto de 1982, en Londres), fue una de las más grandes actrices de la llamada Era Dorada de Hollywood. A esfuerzo propio se hizo un nombre en la historia del cine norteamericano (aunque sus triunfos se iniciaron en Suecia, y su última película para el cine sería también sueca, la excelente «Sonata de Otoño», dirigida -y escrita especialmente para ella- por Ingmar Bergman). Es una de las actrices con más Oscars recibidos (tres, por «Gaslight« -Luz que agoniza-, 1944; «Anastasia«, 1956; y «Asesinato en el Expreso de Oriente«, 1974), superada solo por Katharine Hepburn (que ganó cuatro). Además recibió otras cuatro nominaciones. Es miembro, asimismo, del exclusivo grupo de actores y actrices que han ganado la llamada «Triple Corona» de la actuación: El Oscar (cine), el Tony (teatro), y el Emmy (TV).
Resumamos su carrera en una sola afirmación contundente: para el American Film Institute ella es la cuarta más grande actriz en la historia del cine, únicamente superada por Katharine Hepburn, Bette Davis y Audrey Hepburn.
Escena de su participación en Munkbrogreven (1935) con 20 años.
Desde niña sintió pasión por la actuación, y su primer papel lo tendría a los 17 años, en el film «Landskamp», en 1932. Luego de otras apariciones fílmicas, protagonizará «Intermezzo« (1936), película de tal éxito que David O. Selznick compra los derechos de la obra y firma un contrato con la joven actriz. En 1939, ya en Hollywood, Ingrid interpretará de nuevo el rol, en la versión norteamericana.
Veamos la escena en que Leslie Howard, en el papel de un famoso violinista, se da cuenta de quién es la profesora de piano de su hija (Ingrid tenía 23 años al momento de filmarla):
El filme fue todo un éxito. Ella causó un impacto inmediato. No sólo era hermosa, sino que además era una excelente actriz. Y la gente se enamoró instantáneamente de la chica. Regresa a Suecia, donde debía filmar dos películas, y al retornar a los Estados Unidos, en 1941, hizo tres filmes todos bien recibidos («Adam Had four sons«, «Rage in Heaven» y el tercero, mi favorito del trío, «Dr. Jekyll y Mr. Hyde», con Spencer Tracy).
Vienen entonces tres películas tan extraordinarias que cualquier actriz desearía haber hecho al menos una: «Casablanca», «Por quién doblan las campanas» y «Luz que agoniza.» (Se cuenta que Ernest Hemingway le dijo que para trabajar en «Por quién doblan las campanas» debía cortarse el cabello; ella le contestó: «para obtener el papel me cortaría la cabeza.»)
Obviamente, la más famosa de las tres, de lejos, es «Casablanca». Una película inmortal, plagada de escenas inmortales. Veamos una de ellas, la escena de «As Time Goes By»:
En 1945 es la estrella de «Spellbound» (en español la llamaron «Recuerda»), junto a Gregory Peck, la primera de las tres películas que haría con Alfred Hitchcock; las otras dos son la sencillamente extraordinaria «Notorious» (Encadenados, 1946), y «Under Capricorn» (Atormentada, 1949).
En 1949 su vida cambia por completo: viaja a Italia a filmar Stromboli, Terra di Dio, con uno de los padres del neorrealismo, Roberto Rossellini. Se enamoran, y ella abandona a su marido e hija (el dentista sueco Petter Lindstrom, y Pia Lindström). La opinión pública de la época la despedaza (recibe una carta en la que le dicen que debería ser quemada en la hoguera, no como Juana de Arco -papel que ella había interpretado en 1948 y que haría de nuevo en 1954- sino como una bruja). Embarazada, se divorcia y se queda en Italia, casándose con Rossellini en mayo de 1950. De esa relación nace ese año un varón, Roberto. Luego, en 1952, nacen dos gemelas, Isabella e Isotta. Después de filmar cinco películas más con Rossellini, se separan en 1957. Antes de ello, ganará su segundo Oscar, con la ya mencionada «Anastasia» (1956), que filmará en Inglaterra (el Oscar lo recibió su amigo Cary Grant, co-protagonista de Notorious.)
Siempre defendió sus decisiones, por más polémicas que parecieran, afirmando tajantemente que su vida privada era eso, privada. Una de sus frases favoritas era «la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria.» Se quejaba de que sólo le ofrecieron comedias cuando era muy mayor; según ella era porque «piensan que todos los suecos somos como Greta Garbo.» Nunca tuvo complejos por su alta estatura, pero le encantaba trabajar con actores tan altos como ella, como Cary Grant (a diferencia de Yul Brynner, Claude Rains o el propio Bogart, más bajos que ella.)
Su última nominación al Oscar fue por «Sonata de Otoño.» Para algunos críticos, a pesar de no ganar, realizó la mejor interpretación de su carrera. Su última actuación será en una mini-serie, interpretando a Golda Meir, la destacada política de Israel.
A lo largo de su vida, tres directores marcaron su carrera cinematográfica: Gustaf Molander, quien la dirigió en siete películas y con el que fue proclamada la mejor promesa del cine sueco en 1935; Rossellini, quien la dirigió en seis películas y fue su marido; y Alfred Hitchcock, que la dirigió en tres ocasiones siendo ya una consolidada actriz.
Permítanme ahora que le ceda la palabra, en un anticipo de su diario -que publica semanalmente- al fraterno Ricardo Bada. En dicho anticipo comparte con sus lectores una de las más hermosas muestras que he leído del valor de ese inolvidable encuentro, en Casablanca, de Ilsa y Rick, de Ingrid Bergman y Humphrey Bogart…(Diny es su querida esposa ¡de Ricardo, claro!).
«8:15 pm, en el canal Arte, Casablanca. Una de las pocas pelis que Diny repite ver siempre que la pasan. Yo me la sé tan de memoria que me basta escuchar el sound track al fondo. Y así, por ejemplo, cuando suena “Perfidia” sé que Ilsa y Rick están en París, lo que siempre les quedará. Y cuando el sound track me avisa subliminalmente de que llegan los cinco minutos finales, ahí ya no puedo resistir y acudo también a verlos por milésima vez y repetir desde dentro todas y cada una de las frases del guión, que son un canon, hasta la última, Diny sube el volumen a tope para que se oiga en toda la casa: «Louie, I think this is the beginning of a beautiful friendship».
Desde el Quijote y Hamlet, y hasta El padrino, pocas obras de arte le han legado tanto, tanto, al imaginario de la cultura occidental.»
Veamos los minutos finales de «Casablanca»:
Por último, les dejo con un muy sentido homenaje a Ingrid Bergman en el programa de TVE «Días de Cine»…
Marcos Villasmil / América 2.1