TGIF: Regreso a Ítaca, ‘un canto de amor muy visceral a Cuba’
Cortesía Funny Balloons
El filme cubano llegó el pasado viernes 13 al Coral Gables Art Cinema en estreno exclusivo en Norteamérica, con la asistencia, en su noche inaugural, del escritor Leonardo Padura, coguionista del filme, el director francés Laurent Cantet y el actor Fernando Hechavarría. La obra viene precedida de polémica y censura, fue excluida del pasado Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, y no ha podido llegar ampliamente a las salas comerciales de su país.
Sobre este y otros temas preguntamos al autor de El hombre que amaba los perros, quien acaba de alzarse con el premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, dejando las letras de la isla muy en alto.
“En los medios oficiales puede ser que se mencione la existencia de la película, pero no más”, dijo Padura. “En otros más alternativos, han salido algunas críticas: unas favorables, otras desfavorables y otras crípticas: lo normal, diría yo. Y la exhibición, pues, nada, de casa en casa a través de El Paquete. Espero que con la presumible presencia de Cantet como jurado en el festival internacional del Nuevo Cine en La Habana, tenga otras oportunidades de verse en pantalla grande”.
El “paquete” al que se refiere el escritor contiene películas, series, shows de TV y música, que se distribuyen de mano en mano en discos portátiles o en memoria flash, para suplir el difícil acceso a internet en la isla.
En cuanto a la recepción dentro de Cuba de una obra llena de guiños a una cultura, a un período –“especial”– a una generación, que parece estar dedicada íntimamente a ella, Padura opinó que “el tema es muy cubano por las interioridades del conflicto, pero creo que a la vez es suficientemente universal para que toque a otros públicos. Y por eso tuvo respuestas tan favorables en España, Francia, Italia”. (El filme fue premiado en festivales del mundo: Venecia, Biarritz, Sao Paulo).
“En Cuba”, añadió el autor, “mucha gente la han visto como un documento más que como una película, pero prefiero que sea asumida como la obra de arte que es: con lecturas diversas, con acercamientos a la realidad desde la perspectiva y espiritualidad de los personajes”.
Ernesto Mastrascusa EFE
Isabel Santos, Fernando Hechavarría, Néstor Jiménez, Jorge Perugorría y Pedro Julio Díaz integran el lujoso elenco que converge en esta azotea encarnando al quinteto de amigos. Ahí están, con sus recuerdos, resentimientos y frustraciones, el que emigró y los que se quedaron, personajes de una generación desencantada, nacida con la Revolución.
Hechavarría, que interpreta con intensa emotividad a un pintor marginado, ofreció a su vez unas palabras para este artículo, sobre cómo influyó la cercanía de experiencias, sentimientos y generación a la hora de interpretar sus roles.
“Cuando coincide [el personaje] casi visceralmente con nuestro momento histórico, intereses, frustraciones, objetivos, en fin, proyecto de vida (…), se agrega el plus del autoestudio y consecuente exposición pública en la piel del personaje. En buena medida es exorcizar demonios propios, reabrir heridas, emplazarnos y emplazar responsables. Es un acto de fe, de honestidad extrema”.
“Piensan muchos que no es una caracterización; discrepo, creo que lo es”, amplió Hechavarría sobre su personaje, “solo que con la responsabilidad enorme de abarcar en un solo ente la complejidad de una masa multiforme, compuesta por infinidad de individualidades. La aprobación de ese gran jurado que compone la mayoría de tus contemporáneos, dolientes y responsables de aquellos errores y estas heridas, es el gran reto al que nos expusimos al aceptar esos personajes. La razón, muy sencilla, esas experiencias y sentimientos, más que cercanos, son propios”.
Por su parte, Padura precisó haberse inspirado “libremente” en un episodio de la línea del presente de su obra La novela de mi vida (2002). “Y en esa inspiración”, añadió, “que no es precisamente argumental, se conservó lo dramático que puede ser el exilio forzado, la posibilidad o no del regreso, la contradicción entre amistad y fidelidad de un lado y traición del otro, y, ya como concepto, el sentido de pertenencia a una realidad, a una cultura. Por eso siempre digo que Regreso a Ítaca es un canto de amor muy visceral a Cuba. Al menos eso es lo que yo siento”.
‘Regreso a Ítaca’, estreno viernes 13, 7 y 10 p.m., en Coral Gables Art Cinema, 260 Aragon Ave. Para el resto del horario, www.gablescinema.com