Thays Peñalver: Evitemos el «Período Especial» de Maduro
Prácticamente, al día siguiente que Nicolás Maduro salió de Cuba, por allá en los 90’s, en los mismos aviones y barcos partía el dinero ruso junto con miles de asesores, técnicos, médicos y entrenadores deportivos y Cuba quedaba destruida por completo. Fidel, terminaría explicando que al marcharse los rusos: «las proteínas y calorías, se redujeron aproximadamente un 40 por ciento» (17/06/07) mientras sus expertos admitieron que era un 50% y la pobre Isla entendió que hasta las calorías y todas «sus estadísticas«, eran en realidad una superproducción de la propaganda soviética. Abajo, donde la vergüenza pierde su nombre, quedaba enterrado el lema: “¡Viva la indestructible amistad entre Cuba y la URSS!”
«¿Por qué ningún economista se dio cuenta de esto?» Terminó lamentándose Castro en sus memorias, mientras observaba cómo el mercado negro se comía a la revolución desde adentro, hasta el punto que un profesional cubano ganaba: “el 5%, el 10% de lo que ganaba un ladronzuelo (bachaquero) que vende gasolina a los nuevos ricos” (palabras textuales de Fidel Castro). “Que desvía recursos de los puertos y camiones y por toneladas, que roba en las tiendas de divisas, que roba productos del Estado o en los hoteles de cinco estrellas, el que recauda (para sí) los ingresos de los mojitos y daiquiris” en fin “¿Cuántas formas de robo hay en este país? (…) ¿Cuánto se han robado aquí, incluso en las fábricas del Estado, fabricas por ejemplo de medicamentos (…) como se despilfarraba, como se desviaban los recursos, como se robaba” se lamentaba apesadumbrado para la historia, el mismísimo todopoderoso Fidel Castro sobre cómo los bachaqueros y los comuneros, administradores y empleados públicos -como también lo hicieron con Allende- se cargaron a la revolución cubana.
Porque –continua explicándonos Fidel- “en la Habana muchos aprendieron a robar como locos” y allí, como en el caso de Maduro, se pensó en darle a las comunas el sistema de distribución pero “en los poderes populares el desastre, el caos, es universal (…) cuando parecía que el uso de los camiones se estaba racionalizando, en realidad se estaba hipotecando al país para todos los tiempos”. Es así como el bachaqueo cubano se convirtió en modelo de supervivencia y como el mismo Fidel admitió el surgimiento de una nueva casta de cubanos “los nuevos ricos”. Asombrado, el entrevistador le preguntaba si eso no era darle argumentos a sus enemigos y Fidel asombró aún más contestando: “No tengo miedo en asumir las responsabilidades que haya que asumir. No podemos andar con blandenguerías”.
Y es que cuando la gente no tiene como comer, surge la conducta de supervivencia más básica y así Cuba se contagió de la corrupción. “Los ratones anestesian en la medida que van mordiendo y son capaces de arrancarle a una persona un trozo de carne en plena noche. Así, a la revolución la iban adormeciendo y arrancándole la carne (…) no pocos hacían evidente su corrupción y muchos lo sabían o lo sospechaban, porque veían el nivel de vida (…) pero eso no se resuelve fácilmente” y por eso, visto el problema y oliendo que los fondos de Venezuela no durarían mucho, se atrevió a responderle a otro entrevistador sobre si su modelo era exportable (o válido para Venezuela) y entonces Fidel respondió: “el modelo económico cubano ya no nos sirve ni a nosotros” mientras su hermano Raúl Castro explicaba al mismo tiempo: “O cambiamos, o terminamos de hundirnos en el foso”.
Y yo pido exactamente lo mismo. Cambiemos carrizo, antes de que el hambre retumbe en las calles. Antes de que Nicolás Maduro nos lleve a su “Periodo Especial”, pensando –como muchos- que es posible un nuevo modelo económico: decretando “la guerra a muerte” contra los empresarios. Pensando Maduro que puede desarrollar la estabilidad financiera y de inversiones, mientras en televisión advierte que no claudicará en implementar el comunismo atávico al grito de “es ahora o nunca”. Habla de crear las condiciones financieras mientras consigna a la Asamblea nacional una emergencia económica capaz de aterrar al más pintado. Habla de trabajar, sin tomar en cuenta lo que dice Raúl Castro, que los vagos en la revolución están explotando a los pocos que trabajan. Piensa Nicolás que puede crear un nuevo modelo productivo, sin apertura de mercado, sin liberación de precios, sin una moneda fuerte y lo que es peor, sin buscar refinanciamiento con los multilaterales, hoy, cuando hasta China está presta a dirigir en parte, el Fondo Monetario Internacional. Pero antes de que los marxistoides salten a gritar, olvidemos las medidas neoliberales, capitalistas y explotadoras e implementemos y exijamos que se comience con las siguientes reformas cubanas, rusas y chinas:
– Raúl Castro): Reducción de las nóminas infladas y las empresas improductivas tal y como lo explicaron en Cuba “al menos en un tercio, en una primera etapa y otro más en una segunda” mientras que “El Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas (…) con plantillas infladas y pérdidas que lastran la economía, (…) generan malos hábitos y deforman la conducta de los trabajadores».
– (Raúl Castro): Eliminar de forma “sistemática y ordenada” el sistema de distribución subsidiada actual. Porque “los subsidios indiscriminados son anti socialistas y contradicen la teoría marxista más elemental” (Castro dixit.) y además “induce a las personas a prácticas de trueque, reventa y propicia el mercado subterráneo» (bachaqueo).
– (Raúl Castro): precios no subsidiados. «Crear condiciones, que a lo que se ponga un precio no subsidiado, la población tenga alternativa de comprarlo en algún lugar”.
– (Raúl Castro): Unificación cambiaria, con el “fin de propiciar las condiciones para el incremento de la eficiencia, la mejor medición de los hechos económicos y el estímulo a los sectores que producen bienes y servicios para la exportación y la sustitución de importaciones».
– (Raúl Castro): cambiar el modelo educativo, disminuyendo radicalmente las carreras creadas (revolucionarias) y privilegiar las ciencias y las carreras técnicas.
– (Concesiones petroleras rusas, antes de las sanciones): Abrir al mercado estadounidense y occidental, “únicos que pueden desarrollar sus áreas remotas” con un sistema de concesiones variables, es decir casi el 100% por los primeros años mientras dure la inversión y progresivamente aumentar los porcentajes cuando se recupere la inversión y se estabilice la producción a un modelo verdaderamente justo para ambas partes.
– Todo el modelo de liberación económica china.
– Todo el modelo de inversiones extranjeras chinas.
– … y el aumento de los precios de servicios y gasolina para aumentar los ingresos (de todos estos países).
En fin, descartemos por ahora las medidas neoliberales y concentrémonos en las medidas económicas socialistas, para evitar que el “Periodo Especial” de Nicolás Maduro se profundice radicalmente y nos lleve a la hambruna general.