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The Economist: La decadencia del mandarín

 

 

Hace diez años crecía el interés por el mandarín, a medida que aumentaban la influencia y el peso económico de China. Ahora, el aprendizaje del mandarín está disminuyendo en muchos países occidentales. En Estados Unidos, las matrículas en cursos universitarios de mandarín cayeron un 21 % entre 2016 y 2020.

Eso puede deberse a que los mercados laborales han cambiado. Gracias a herramientas de traducción como ChatGPT, ya no se necesitan conocimientos básicos de mandarín. Los graduados chinos bilingües ocupan la mayoría de los puestos que requieren un mayor dominio. Pero los estudiantes occidentales también pueden sentirse desalentados por el gobierno chino, que se ha vuelto más opresivo en la última década, haciendo que vivir o trabajar en China parezca menos atractivo.

Esto demuestra que el poder blando de China es débil. Pero también es un problema para los gobiernos occidentales, muchos de los cuales afirman que necesitan más hablantes de mandarín. La CIA, por ejemplo, quiere duplicar el número de personas que hablan ese idioma. A medida que China y sus rivales luchan por entenderse, aumenta la necesidad de comprensión mutua. Poder hablar entre ellos puede ser de gran ayuda.

 

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