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Trump prohíbe la compra de ron y puros de Cuba

El presidente endurece el embargo en la recta final de las elecciones

El presidente de Estados Unidos ha endurecido el embargo a Cuba y a partir de ahora los ciudadanos estadounidenses que visiten la isla no podrán quedarse en hoteles gestionados directamente por el régimen comunista o comprar recuerdos como puros habanos o botellas de ron. El propio Donald Trump en persona ha hecho el anuncio en la Casa Blanca en una ceremonia de homenaje a 23 veteranos de la brigada 2506, que acometió la fracasada invasión de bahía de Cochinos.

«Hoy reafirmamos nuestra férrea solidaridad con el pueblo cubano y nuestra eterna convicción de que la libertad prevalecerá sobre las siniestras fuerzas del comunismo», dijo el presidente Trump, quien añadió que su Administración «apoya a los ciudadanos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en su lucha por la libertad». «La administración Obama-Biden alcanzó un patético acuerdo unilateral con la dictadura de Castro y traicionó así al pueblo cubano», añadió el presidente.

Biden, el actual candidato demócrata, acudió en 2015, cuando era vicepresidente, a La Habana a la ceremonia de reapertura de la embajada estadounidense allí, tras alcanzar un acuerdo con la dictadura castrista para restablecer relaciones diplomáticas. Aquel pacto es muy polémico entre la comunidad del exilio cubano en Florida, un estado que Trump ganó en 2016 y donde las encuestas vaticinan un resultado muy ajustado en las elecciones del 3 de noviembre.

En virtud de estas nuevas sanciones, los estadounidenses que visiten la isla tienen prohibido traer a su país de origen alcohol o tabaco, y mientras estén en la isla no pueden alojarse, según un comunicado del Tesoro, en hoteles «propiedad o controlados por el gobierno cubano, funcionarios sancionado del Gobierno de Cuba y miembros sancionados del Partido Comunista de Cuba», además de los familiares de estos.

Esta medida supondrá un grave golpe para la industria hotelera de la isla, porque la inmensa mayoría de los hoteles son propiedad del régimen comunista, y empresas extranjeras pagan por su explotación comercial, incluidas españolas como Meliá. El gobierno estadounidense implementó por primera vez el año pasado una parte de la ley del embargo que permite a ciudadanos de EE.UU. denunciar en juzgados norteamericanos a aquellas empresas que exploten en Cuba propiedades confiscadas a sus familias.

 

 

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