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Trump: Un punto de inflexión para la democracia americana

 

El jurado popular compuesto por 12 miembros en el caso de Stormy Daniels, que representa la primera de las cuatro causas penales que enfrenta, ha declarado culpable al expresidente y precandidato republicano Donald Trump. Este veredicto se refiere a cargos de falsificación de registros contables para encubrir el pago de un soborno a la actriz, como parte de un plan ilegal para influir en las elecciones de 2016. 

Trump fue acusado por unanimidad en los 34 cargos presentados, requisito fundamental para alcanzar un veredicto firme. No obstante, aún enfrenta cargos separados en otros tres casos, uno relacionado con la retención de documentos clasificados y dos relacionados con su intento de permanecer en el cargo después de perder las elecciones presidenciales de 2020.

Ahora, queda en manos del juez imponer la sentencia, programada para el 11 de julio. Durante una breve comparecencia ante los medios, Trump se mostró combativo y desafiante, afirmando que «esto es una vergüenza» y que «el verdadero veredicto será el 5 de noviembre por el pueblo».

Los 34 delitos de falsificación de registros comerciales por los que ha sido declarado culpable conllevan penas de hasta cuatro años de prisión cada uno. A pesar de la condena, la ausencia de antecedentes penales juega a favor de Trump, permitiéndole seguir adelante con su carrera electoral e incluso ser reelegido en noviembre.

Esta condena marca un hito en la historia política del país, convirtiendo a Trump en el primer expresidente de Estados Unidos en ser condenado en un juicio penal. Sin embargo, la condena no impide su capacidad para aspirar a la Casa Blanca, incluso si es condenado a prisión.

El veredicto llega justo antes de la Convención Nacional Republicana de Milwaukee, donde Trump deberá recibir la nominación formal del partido para enfrentarse al presidente Joe Biden en las elecciones del 5 de noviembre. Esto ha generado un terremoto en el panorama político estadounidense y representa un desafío para la democracia del país.

Más allá de los aspectos técnicos-jurídicos del proceso, esta condena representa un desafío significativo para la democracia estadounidense. El procesamiento judicial de un candidato presidencial, en Estados Unidos muestra que «nadie está por encima de la ley», un principio fundamental de la democracia norteamericana.

Los críticos elogian la condena como una victoria para el Estado de derecho, mientras que los partidarios de Trump la consideran un intento de politizar el sistema legal. Vale señalar que procesar a figuras políticas presenta riesgos en cualquier sistema político.

La condena de Trump marca un hito en la historia de Estados Unidos y plantea importantes preguntas sobre la democracia y el Estado de derecho en el país. Aun cuando en principio fortalece el Estado de derecho al mostrar que personas tan poderosas como el líder de un país pueden ser condenadas por el sistema legal. Sin embargo, existen dudas sobre si esta será la percepción general en Estados Unidos.

Respecto a las amenazas de venganza del expresidente, es de suponer que el hecho de que sea acusado o condenado no hace una diferencia al respecto; lo hará independientemente de si es postulado o no como candidato de los republicanos, y más aún si gana la elección presidencial. Las constantes agresiones verbales de Trump, en sus apariciones públicas, pueden hacer pensar que quiere su reelección para no ir a prisión. 

Cabe recordar que esa situación está funcionando en el escenario de guerra entre Israel y Hamas en este momento, donde el primer ministro Benjamín Netanyahu está actualmente siendo juzgado por corrupción.

Si Donald Trump fuera electo presidente en noviembre próximo, tendría, tras su toma de posesión, la capacidad de conceder indultos por condenas federales. Sin embargo, ese poder no se aplica a las condenas estatales, por lo que Trump no podría auto indultarse por los 34 delitos graves que ahora figuran en su expediente en el estado de Nueva York. Ese poder de indulto presidencial se deriva del artículo II, sección 2 de la Constitución de Estados Unidos, que dice que el comandante en jefe “tendrá el poder de conceder indultos por ofensas contra Estados Unidos, excepto en casos de juicio político”.

Surgen algunas preguntas: ¿Cómo se percibirá, internacionalmente, el resultado de este juicio y de los que están pendientes? ¿Cómo afectará la percepción de Estados Unidos, su sistema y su influencia global a medida que evolucionen estos eventos judiciales?

En cuanto a las preguntas planteadas sobre la percepción internacional del juicio y sus efectos, es difícil prever con certeza el impacto. Sin embargo, existe la preocupación de que la situación actual pueda dar una impresión negativa de la democracia estadounidense, especialmente para líderes como Putin o Xi Jinping. La continuidad de Trump en la esfera política, a pesar de su condena, plantea interrogantes sobre la integridad del sistema político estadounidense y sus valores democráticos. 

La condena representa un desafío para el país y sus instituciones, y su repercusión en la política internacional es motivo de atención y debate.

Si bien es cierto que la condena conduce a Estados Unidos a un territorio político inexplorado, también lo es que no impide a Trump aspirar a la Casa Blanca, incluso en el improbable caso de que el juez Juan Merchán lo condene a prisión.

Luis Velásquez

  Embajador

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