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Tulio Álvarez: Yo, Maduro

NO NOS QUEREMOS PERO ESTAMOS JUNTOS

No me cabe duda, los factores que apoyan al régimen de Maduro están profunda e irreversiblemente divididos. La clave es que la pelea no trasciende por la convicción de que la menor señal de debilidad puede derrumbar la estructura. También vale aclarar, si no se han dado cuenta, hoy no existe prensa libre y la investigación periodística ha sido anulada por una censura brutal y la autocensura bajo el control férreo de los medios de comunicación. Típico de los regímenes autoritarios en tránsito al totalitarismo. La pelea no trasciende.

En el régimen están adheridos los factores, a pesar de todo lo que conspira contra la solidez; en cambio, los factores democráticos se encuentran aparentemente divididos, a pesar de que la razón y los más altos ideales nacionales obligan a la unión. ¿Cuál es la causa de la precaria consolidación de una política unitaria de los demócratas venezolanos? Por ahora no caigamos en la tentación de señalar apetencias y ambiciones personales como causa eficiente de esta situación. Además, ese divorcio es relativo. No hay que estar enamorado para ser un buen aliado político.

Quiero marcar el énfasis en una experimentada y bien concebida estrategia del régimen dirigida a desacreditar todo avenimiento y definición de una política común de los factores democráticos. La prioridad es que los demócratas nos enfrasquemos en discusiones bizantinas, nos alejemos del objetivo central y no confiemos en el liderazgo necesario. Un bloque de acción política no tiene que ser un club de enamorados sino de ciudadanos con un mismo objetivo.

EL ESQUEMA TOTAL

La clave del esquema de control de la sociedad es el debilitamiento o destrucción de las instituciones. Nada nuevo, la destrucción de la República. Analicemos un caso singular. El 30 de enero de 1933, Hitler se convirtió en el Canciller de la República Alemana utilizando la vía electoral. Siguiendo una estrategia típica para justificar sus acciones, los nazis provocaron el incendio del Reichstag, el 28 de febrero, a poco de asumir el poder. Bajo la ficticia amenaza de un enemigo convenientemente creado, se dictó un Estado de Excepción que suspendió parcialmente la Constitución de Weimar; al tiempo que aseguraban el control absoluto del Reichstag con la aprobación de la « Ley para la Protección del Pueblo y el Reich » de 23 de marzo de ese mismo año, dándole a Hitler plenos poderes legislativos para remediar la situación de emergencia.

Hitler centró su esfuerzo en destruir los poderes de los estados federales, utilizando el mecanismo de coordinación con el argumento del mantenimiento del orden público bajo el imperio de la « Ley para la Coordinación de los Estados del Reich » de fecha 31 de marzo del año de comienzo de su gestión. Inmediatamente, se produjo la depuración de los antiguos funcionarios de la Administración del Reich utilizando la « Ley para la Restauración de la Función Pública Profesional » de fecha 7 de abril de 1933. El 2 de mayo de 1933 se prohibieron los sindicatos independientes sustituyéndolos inmediatamente con el Frente Alemán del Trabajo (DAF en sus siglas alemanas) como sindicato único, dirigido por los nazis. El 8 de julio de 1933, el Reich suscribió un concordato con el Vaticano, que sirvió para desactivar la oposición católica, cuyos partidos habían sido ya disueltos. Por último, el 14 de julio de 1933 fueron proscritos los partidos políticos distintos al Nazi reservándole a éste privilegios amplios y extraordinarios como partido institucional y oficial del régimen.

Con el control institucional, se abrió el camino hacia las elecciones al Reichstag y el referéndum que, con la oposición amordazada y todos los medios de comunicación en manos del Estado, permitió el 12 de noviembre de 1933 legalizar todas las actuaciones anteriores. El 30 de noviembre siguiente, se creó la  Geheime Staatspolizei [Policía Secreta del Estado; conocida comúnmente como la Gestapo] y el 1° de diciembre se convirtió al Partido en institución pública, mediante la « Ley de Unidad del Partido y el Estado ». Todo se ejecutó en menos de un año. En Venezuela tienen dos décadas en eso y no se aprendió la lección.

LA LÓGICA DE LAS MAFIAS Y EL CARTEL DE LOS SAPOS

Para entender los conflictos que azotan la estructura de poder que domina a Venezuela no son suficientes los conocimientos de la ciencia política, el derecho constitucional o la economía; al contrario, pueden constituirse en obstáculos insalvables para captar la entidad de la anárquica realidad que sufre el pueblo venezolano. Más útil resulta la verificación de los enfrentamientos de los carteles de la droga en Colombia o la guerra entre elementos mafiosos en USA. Las herramientas para liderar el negocio de la política son dos: El control de los recursos económicos y la violencia.

Pero el intencionado camino de degradación humana y desintegración nacional propios de un conglomerado de intereses contradictorios, fundamentalmente internacionales, ha provocado el caos y el afloramiento de las contradicciones. Hasta se plantean la dualidad partidista para desplazar los cacicazgos; y, al golpe certero de sustituir al PSUV, el otro capo devela la estrategia y propone unas mega-elecciones para así retomar su primer plano. Mientras tanto, aquellos que solo quieren una justificación a la participación en el sainete, permanecen silentes y desunidos para evitar jugar en posición adelantada.

Si fueran tan fuertes no mueven las elecciones. Pero saben que tienen que reforzar el proceso y no bastaban las presidenciales. Además, la cumbre se realizaría justo una semana antes y era previsible una movilización del hemisferio en contra del régimen. Al añadir factores municipales y regionales hay más mazamorra y le dan argumentos al Cartel de los Sapos para entrar a jugar.

YO SOY UN GANADOR

Los que a finales de julio de 2017 desmovilizaron al país y siguieron un camino electoral que después desviaron le hicieron un daño tremendo al país pero también a los factores que en el seno del propio régimen se oponen al continuismo de Maduro. Gracias a ellos, el hombre puede proclamar que él es la única garantía de triunfo simplemente porque lo obtuvo el año pasado, a pesar de todas las dificultades, y no le falta alguna razón. En pocas palabras, los propios factores democráticos se la pusieron difícil a la “verdadera contra” de Maduro, la que viene de sus propias filas.

Por si fuera poco, la institución militar luce pulverizada por el militarismo y el alto mando aparece como el cómplice necesario de la sistemática violación de derechos humanos. El discurso de Maduro es simple; si caigo yo, ustedes se derrumban conmigo. 2017 fue mi año y el 2018 mi consagración. Les prometo que mi verdadero gobierno comenzará cuando gane las elecciones y eso es casi un hecho. Yo no soy responsable, a todo evento es el PSUV que controla la Constituyente. Culpable es Diosdado Cabello. Cualquiera menos yo.

La verdad es que su debilidad es providencial. Está aislado. Existe una conspiración interna que saca argumentos de la presión internacional. El aislamiento es total. Los militares lo ven al final de un destino que, en el mejor de los casos, implicará una eterna persecución. Ser socio de Maduro es el peor negocio del mundo. ¿No me creen? Pregúntenle a Giordani, Rodríguez Torres, Luisa Ortega y a Ramírez, el Rojo-Rojito.

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