Ucrania renunciaría a la OTAN si las principales potencias aseguran su seguridad exterior frente a Rusia
“Queremos un mecanismo internacional que funcione, similar al artículo 5 de la OTAN”, manifestó el jefe de la delegación ucraniana, David Arahamiya, en declaraciones a la prensa
Tras más de un mes desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, incontables víctimas mortales y una destrucción que costará largo tiempo reparar, se atisbó un primer rayo de luz.
En una nueva reunión convocada en Turquía bajo mediación del presidente Recep Tayyip Erdogan, las delegaciones rusa y ucraniana lograron zanjar un tímido acercamiento. Hasta el punto que David Arakhamia, negociador enviado por Kyiv, se envalentonó a afirmar que “los resultados de hoy son suficientes para un encuentro entre Vladimir Putin y Volodimir Zelenski”.
Antes del encuentro en Estambul, el Kremlin ya habría mandado señales que hacían presagiar su interés en desencallar el conflicto, que inicialmente pretendía resolver con una invasión relámpago. El rotativo británico Financial Times avanzó que Rusia aceptaría renunciar a su objetivo de “desnazificar” Ucrania e incluso aceptar su hipotético ingreso en la Unión Europea (UE), con el compromiso previo de que Kyiv aceptara mantener su neutralidad militar.
Putin quiere asegurar que las fuerzas de la OTAN jamás se desplieguen en la frontera ruso-ucraniana, así como la protección de la lengua y cultura rusa en las zonas orientales de Ucrania. Su presunta degradación fue uno de los motivos esgrimidos por el presidente ruso para lanzar la ofensiva militar. Erdogan, convertido en uno de los principales mediadores internacionales, urgió a “poner fin a esta tragedia”. El anfitrión consideró que “no habrá perdedores en una paz justa. Prolongar este conflicto no interesa a nadie, y como miembros de estas delegaciones tenéis una responsabilidad histórica. El mundo entero espera las buenas noticias que vendrán de vuestra parte”, apeló a ambas partes, sentadas cara a cara en la mesa. Para el presidente turco, se selló el “progreso más significativo” desde el estallido bélico.
La primera señal no tardó en llegar. La portavocía militar rusa informó que “restringirá sustancialmente” sus operaciones en torno a Kyiv y Chernihiv, al norte de Ucrania. El viceministro de defensa, Alexander Fomin, justificó la medida como un intento de “reforzar la confianza” en las negociaciones tras los fracasos de los contactos previos. Fuentes militares ucranianas confirmaron que el ejército ruso empezó a retirarse de sus posiciones cerca de la capital. Sobre el terreno, las tropas del Kremlin estaban sufriendo para lograr avances significativos. En las últimas jornadas, varias informaciones apuntaban a la falta de combustible, comida y municiones en las filas rusas, donde cundía la desmotivación ante el estancamiento de la ofensiva. La imprevista resistencia ofrecida por el ejército y las milicias ucranianas, así como la táctica, favorecieron la debacle.
La delegación ucraniana en Estambul se centró en asegurar un alto al fuego cuanto antes, así como garantías para preservar la seguridad en todo el país, demandas que cayeron en saco roto en anteriores rondas negociadoras. Para allanar el terreno, Zelenski afirmó que su país estaba dispuesto a garantizar la neutralidad que exige Moscú, e incluso un acuerdo sobre la disputada región oriental del Donbas. No obstante, previamente enfatizó que “la soberanía y la integridad territorial de Ucrania están fuera de discusión”. Desde 2014, los separatistas respaldados por Moscú se enfrentaron militarmente al ejército ucraniano para reclamar la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk.
Los anteriores encuentros cara a cara en Turquía (10 de marzo), Bielorrusia o en conversaciones por videoconferencia no lograron frenar la sangría, que ha supuesto la huida de unos diez millones de ucranianos de sus casas. Cuatro millones habrían cruzado la frontera a los países vecinos en busca de refugio.
A las afueras de Kyiv, el alcalde de Irpin –otra de las localidades fuertemente atacadas-, informó que la ciudad fue “liberada” de las fuerzas de ocupación rusas. Fuentes de defensa de EE.UU. también apuntaron que se logró retomar el poblado de Trostyanets, al este del país. “Debemos continuar luchando. Esta es una guerra cruel contra nuestra nación, nuestro pueblo y nuestros niños”, recordó Zelenski en su discurso nocturno a sus conciudadanos. En la misma mañana en que se celebró el encuentro en Turquía, las fuerzas rusas atacaron un edificio de la administración pública en Mikolaiv, una ciudad portuaria al sur del país que los rusos no lograron capturar. Sietes personas murieron tras el impacto y 22 más resultaron heridas, según informó el presidente ucraniano.
Horas antes del inicio de la ronda de negociaciones, el ministro de exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, recomendó a todos los enviados “no comer ni beber nada y, preferiblemente, no tocar ninguna superficie”. Según informó el Wall Street Journal, el billonario ruso Roman Abramovich y negociadores ucranianos sufrieron síntomas de un presunto envenenamiento tras un encuentro mantenido en Kyiv a principios de marzo.
El billonario próximo a Putin aceptó la petición ucraniana para intentar mediar, y según confirmó su portavoz, él y dos ucranianos habrían sufrido problemas de visión y caída de piel en sus rostros y manos. La fuente citada culpó del presunto sabotaje a sectores reaccionarios del Kremlin, reacios a mantener contactos para explorar vías diplomáticas. La vida de Abramovich, que perdió la visión durante horas, no corrió peligro.