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Un 20 de mayo de rebeldía en La Habana

Adictos como son a la celebración de las efemérides patrióticas y revolucionarias, los medios oficiales deberían reseñar los acontecimientos que ocurrieron en La Habana el 20 de mayo de 1955, cuando la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) quiso conmemorar el advenimiento de la República con un acto de protesta contra la dictadura.

Para salvar la presumible omisión, 14ymedio recuerda lo ocurrido tomando como referencia los datos que aporta el tomo dedicado al año 1955 de la cronología titulada Lucharemos hasta el final, compilada por Rolando Dávila Rodríguez y editada por la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado en 2011.

Ese día, viernes 20 de mayo de 1955, desde horas tempranas la Policía Nacional (PN) desplegó un enorme operativo alrededor del perímetro de la Universidad de La Habana con el propósito de impedir el acceso de transeúntes y vehículos. Al caer la noche se interrumpió el fluido eléctrico en la zona y requisaron las sillas que se habían dispuesto para el público asistente.

El día antes, el coronel Conrado Carratalá hizo llegar al presidente del Tribunal de Urgencia de La Habana el resultado de la investigación realizada sobre el acto organizado por la FEU

El día antes, el coronel Conrado Carratalá hizo llegar al presidente del Tribunal de Urgencia de La Habana el resultado de la investigación realizada sobre el acto organizado por la FEU, donde decía: «He podido conocer que efectivamente, a ese fin se hacen preparativos, en los que intervienen agentes estrechamente ligados a los regímenes pasados y cuyo fin primordial es alterar la paz pública, así como provocar desórdenes que hagan necesaria la intervención de la fuerza pública, circunstancias que aprovecharán para dar riendas sueltas a sus críticas, tratando a la vez de fomentar molestias y desasosiego entre las masas populares».

Para responder estas acusaciones, José Antonio Echevarría, presidente de la FEU, advirtió: «El régimen de facto, temeroso de la formidable demostración de repulsa que dará el pueblo en el acto de la escalinata universitaria, pretenderá impedir la celebración de este, usando para ello una campaña de difamación, tratando con ello de confundir a la opinión pública».

 

Desde horas tempranas, la Policía Nacional (PN) desplegó un enorme operativo alrededor del perímetro de la Universidad de La Habana con el propósito de impedir el acceso de transeúntes y vehículos.
Desde horas tempranas, la Policía Nacional (PN) desplegó un enorme operativo alrededor del perímetro de la Universidad de La Habana con el propósito de impedir el acceso de transeúntes y vehículos.

 

Entre los invitados al acto estaba el abogado Fidel Castro, que había sido liberado el anterior domingo del Reclusorio Nacional para Hombres de Isla de Pinos junto a 26 de los 30 condenados por el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953.

Para responder al apagón, a las 8:30 de la noche se puso a funcionar una pequeña planta generadora de electricidad y el primer orador, René Anillo, pronunció las palabras de inauguración del acto. Inmediatamente, la policía abrió fuego sobre la colina. Luego de una tensa calma, tomó la palabra José Antonio Echevarría y la policía respondió con otro fuerte tiroteo.

El sábado 21 Fidel Castro denunció en el diario La Calle no haber asistido al acto porque al acudir a la Universidad de La Habana un grueso cordón policial le impidió la entrada en el recinto. «Numerosos ciudadanos fueron golpeados y el acto suspendido sin justificación alguna, pese a su carácter ordenado, pacífico y cívico», advirtió.

En esa misma declaración, Castro afirmaba: «Quienes así actúan y así provocan no pueden desear la convivencia pacífica en instantes en que el país está tan urgido de sosiego (…) ¿Cómo puede pensarse que los exiliados regresen a Cuba, si a los que acaban de salir de las prisiones hace apenas cinco días ya se les está persiguiendo con indisimulada saña».

Pero quizás el lamento del recién amnistiado que más actualidad tiene en estos momentos es este: «Con profunda pena estamos constatando que el régimen no está dispuesto a dar garantías a sus adversarios».

Así fue aquel 20 de mayo, bajo aquella dictadura.

 

 

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