Ayer se evidenció claramente, en diversas concentraciones, cómo la proporción entre los seguidores de la oposición unida y el PSUV favorece ampliamente a la candidata ganadora de las primarias. En la Plaza Francia de Altamira, se destacó un contraste evidente, ya que desde las primeras horas de la mañana, el oficialismo montó una imponente tarima en el sur de la plaza, con un extenso despliegue de equipos de sonido que prácticamente ahogaban cualquier voz en la zona. La primera observación reveló que la proporción entre aquellos que se encontraban en el sur, alrededor de la tarima, y los presentes en la plaza era de aproximadamente 10 a 1.
Hubo un momento de tensión cuando llegaron los motorizados, apenas superando los 50, pero no se materializó ningún enfrentamiento, gracias al plan B de María Corina, quien instaló su tribuna en la Plaza Bélgica, en una calle lateral, donde pudo pronunciar su discurso sin ser silenciada por los altavoces.
Otro aspecto digno de mención es la composición de la audiencia que acudió a escuchar a la candidata opositora. Se notó la presencia de muchos jóvenes, dirigentes políticos de partidos que la respaldan, y la mayoría de los presentes provenían de sectores populares, con relativamente pocos representantes de los estratos A y B. Este perfil confirma la base de votantes que ella obtuvo en octubre, y es por eso que el régimen la percibe como una amenaza, ya que cuenta con un fuerte respaldo popular.