Un aliado de Jair Bolsonaro fue elegido para presidir el Senado y se alejan las posibilidades de un juicio político
El mandatario, que no tiene partido propio, también espera que Arthur Lira se imponga en las elecciones para presidir a los diputados. Actualmente hay 60 pedidos de impeachment en el Congreso, pero sin el visto bueno de las autoridades de la Cámara Baja, estos no pueden prosperar
El legislador Rodrigo Pacheco fue elegido este lunes como presidente del Senado brasileño con apoyo de Jair Bolsonaro, quien espera ahora la victoria de otro candidato aliado en la Cámara de Diputados para facilitar su camino hacia la reelección en 2022.
Pacheco, del partido Demócratas (DEM), se impuso a Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), al obtener 57 sufragios de los 78 senadores que participaron en la votación secreta y presencial.
La candidatura de Pacheco consiguió aglutinar el apoyo de nueve siglas, la mayoría del espectro conservador, aunque también obtuvo los de los opositores y progresistas Partido de los Trabajadores (PT), que lidera el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, y Partido Democrático Laborista (PDT por sus siglas en portugués).
Con su apoyo, el PT consiguió mantener una secretaría en la Mesa Directora y dos comisiones del Senado: la de Derechos Humanos, que ya maneja, y la de Medio Ambiente.
“El PT tiene bastante claro que la alianza con partidos con los cuales diverge política e ideológicamente (…) se da exclusivamente en torno a la elección de la Mesa Directora del Senado Federal y no es extensible a ningún otro tipo de entendimiento, y mucho menos a las elecciones presidenciales”, explicó el PT en enero al justificar su postura.
Tras la promulgación del resultado, Pacheco pronunció un discurso conciliador en el que afirmó que “no existen más divisiones” y se comprometió a liderar la Cámara Alta con “valores democráticos” para crear una “sociedad justa y libre”, y someter a votación las reformas necesarias para el desarrollo del país.
En la Cámara de Diputados, de 513 miembros, Bolsonaro, que no tiene partido propio, ha tejido alianzas para que sea electo Arthur Lira, del partido Progressistas (PP, derecha).
El único de sus siete adversarios con posibilidades de desafiarlo es Baleia Rossi, del MDB, que cuenta con el apoyo del actual líder de la Cámara, Rodrigo Maia (DEM), y de los mayores partidos de izquierda, entre ellos el PT.
Durante su gestión, Maia apoyó la agenda económica liberal pero obstruyó el avance de las propuestas del mandatario ultraderechista o de sus aliados de la bancada evangélica en materia de seguridad, protección ambiental o derechos de las minorías.
La elección, presencial y secreta, debe concluir hacia medianoche (03H00 GMT del martes) o durante la madrugada si hay segunda vuelta.
Pedidos de juicio político
En Brasil, los presidentes de la Cámara y del Senado, segundo y tercero respectivamente en la línea sucesoria (detrás del vicepresidente), determinan la agenda de votaciones. El líder de la cámara baja decide, además, si admite los pedidos de juicio político (“impeachment”).
Hay actualmente unas 60 peticiones de destitución contra Bolsonaro, una veintena de ellas por su caótica gestión de la pandemia, que ya ha dejado unos 225.000 muertos en Brasil. Además, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil presentó una denuncia ante la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michele Bachelet, y ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la gestión política, económica y social desarrollada por el presidente.
El texto se concentra principalmente en el presidente Bolsonaro y respaldan así “las más de 60 peticiones de destitución del presidente de la República, en particular por los crímenes de responsabilidades con respecto a la política de salud pública en tiempos de pandemia”.
En contraste con los pedidos, los mercados esperan que el entendimiento entre el Ejecutivo y el Legislativo permita avanzar con el programa de ajustes y privatizaciones. La Bolsa de Sao Paulo cerró el lunes con un alza de 2,13%, alentada por esa perspectiva y por el apaciguamiento de la agitación en Wall Street.
Los analistas advierten que la apuesta de Bolsonaro es arriesgada, porque si ganan sus candidatos quedaría rehén del “centrao” (el gran centro), un grupo de partidos -al que pertenecen Lira y Pacheco- de cuño conservador reputado por aliarse con quien más les ofrezca en cargos u obras públicas para sus circunscripciones.
Muchos de esos partidos integraron la base de la presidenta Rousseff, pero cuando ella se vio debilitada votaron por su destitución.