Un año recién inicia y llena de expectativas a los venezolanos. 2024 puede quedar marcado como el momento del cambio profundo que reclama la sociedad en distintos ámbitos.
La superación de la crisis económica a través de la construcción de un modelo productivo que convoque a la inversión y un manejo adecuado de la política monetaria para contener la inflación, debería constituir el camino hacia la ansiada prosperidad que genere empleo y permita abatir los niveles de pobreza crítica que han ocasionado la emigración masiva.
Pero para que esto ocurra es menester un sistema político transparente, que a través del imperio de la ley y la reinstitucionalización genere confianza a todos los actores. La vía hacia la transición es un camino complicado y minado que hay que atravesar con sigilo, pero será la gran oportunidad de unir de nuevo a los venezolanos en un proyecto nacional y que el país retome el peso regional que perdió en las últimas dos décadas.
El reto está planteado.