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Un ‘ashram’ les devuelve la esperanza a las viudas indias

Muchas viudas de ese país se mudan a Vrindavan, donde durante cientos de años han mendigado para sobrevivir. Pero últimamente su vida ha mejorado gracias a un refugio del gobierno.

VRINDAVAN, India — Al igual que miles de otras viudas exiliadas de su hogar y que ahora viven en una ciudad del norte de la India, Nirmala Maheshwari afirmó que su familia empezó a maltratarla después de que su esposo murió.

“Me veían como una carga”, susurró Maheshwari hace poco, mientras recordaba su primer día en un nuevo refugio para viudas ubicado en Vrindavan. Una vez instalada, otras mujeres se reunieron alrededor de su cama para consolarla estrechándole los hombros y las manos.

Maheshwari comentó que había perdido su valor social ante los ojos de su familia, y su hijo y otros familiares no le daban de comer y la golpeaban.

Debido al poco aprecio que sentía en su casa, Maheshwari dijo que se quedó asombrada cuando entró al vestíbulo de su nuevo hogar: el ashram Krishna Kutir, un recinto administrado por el gobierno que tiene aproximadamente mil camas, una piscina recién construida, así como comida y medicinas sin costo alguno.

Credit Rebecca Conway para The New York Times

Casi siempre se espera que las novias indias vayan a vivir con la familia de su esposo. Esto socava los vínculos con sus propios familiares y la viudez puede traducirse en una catástrofe. Sin un esposo, cada año una pequeña parte de las aproximadamente 40 millones de viudas del país son expulsadas violentamente de su casa.

Sin embargo, muchas de las viudas marginadas de la India —la mayoría analfabetas, algunas casadas cuando eran niñas— han visto mejoras importantes en su calidad de vida en los últimos años. Presionados por una oleada de peticiones de la población y sentencias judiciales, el gobierno y grupos defensores de derechos humanos han invertido decenas de millones de dólares para mejorar las condiciones de las mujeres abandonadas.

El dinero no solo se ha destinado a la construcción de hogares para grupos de viudas, sino también para financiar pensiones y proporcionar capacitación para trabajar y tratamientos médicos.

Aunque algunos de estos cambios se experimentan en todo el país, son más visibles en Vrindavan.

Este pueblo es un laberinto de calles estrechas y templos majestuosos de piedra arenisca. Durante todo el día, miles de peregrinos se reúnen a rezar al pie de las estatuas gigantes de las deidades.

 

 

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