Un canto a Matusalén
Ha sido una muy mala semana para el candidato del gobierno y su partido.
No hay dudas de que la desesperación ante la inminencia de la derrota hace actuar con apresuramiento e improvisación, lo que es muy grave si el objetivo es nada menos que la Presidencia de la República. Marchas y contramarchas en sus discursos, talenteos a la hora de hacer declaraciones, contradicciones, encuentros imprevistos con viejos compañeros de ruta que se vuelven insalubres y, como remate, la desesperada presentación en sociedad de la renovación del Frente Amplio y su apuesta al futuro.
Un acto con la presencia de Gustavo Leal, un sociólogo que tras compartir la gestión de Bonomi-Vázquez por siete años es la carta de cambio de Daniel Martínez en el tema seguridad, marcó una vez más la ausencia de ideas concretas. Hubo una aceptación de que en esa área “tenemos problemas” y habló de la necesidad de acuerdos políticos. Y sí, durante 15 años ignoraron que además de ellos existían una cantidad muy importante de personas que pensaban de distinta manera; nunca las escucharon y menos las consultaron. La soberbia de infalibilidad hacía que los miraran con desprecio. Ahora, castigados por el pueblo, andan con la cola entre las patas pidiendo ayuda. Penoso.
Esa misma soberbia los ha llevado al talenteo, a hablar de cualquier cosa con tono doctoral sin necesidad de estudiar o simplemente leer. Y lo que antes se les permitía, ahora los condena. El “joven maravilla” Yamandú Orsi habló en el programa Séptimo Día de canal 12 sobre el documento que selló el acuerdo en torno a la candidatura de Lacalle Pou, y lo calificó de “vago y genérico”. Luego profundizó su crítica y agregó que “en líneas generales es bastante flojo”. Y cuando el entrevistador le pidió que concretara su crítica, la respuesta fue “Ah, no, no me acuerdo, no lo leí”. Penoso.
Pero no fue el único, el candidato a ministro de Economía Mario Bergara habló también del acuerdo y se despachó olímpicamente con un “lo que es irresponsable es hacer una especie de coalición virtual donde el tema de la seguridad social ni se menciona”. Falso y doblemente falso, porque cuando un periodista lo corrigió, dijo que solo había leído el borrador y allí no decía nada. Lo cierto es que el tema de la seguridad social siempre estuvo en el borrador y estuvo (y está) en el documento final. Muy poca seriedad para un candidato a ministro (de Economía o de lo que sea) y doblemente penoso.
Otra instancia complicada tuvo como protagonista directo al candidato del gobierno en una recorrida por el barrio Santa Catalina, ubicado en la zona oeste de Montevideo, a orillas del Río de la Plata, que limita con el barrio Casabó y el casco del Cerro. Más de 8.000 personas viven allí. Uno de ellos es Jorge Zabalza, tupamaro pesado y rebelde, que se cruzó con Martínez en la puerta de su casa. Rodeados de militantes del Frente Amplio y de periodistas, Zabalza pasó uno de sus brazos por los hombros de Martínez y le dijo señalando el horizonte: “Yo me levanto todas las mañanas y lo primero que veo es aquello allá”. “Sí, qué hermosura”, fue la respuesta del candidato frenteamplista, a lo que Zabalza agregó: “150 millones de dólares”. Y apuntó “yo todas las mañanas me levanto y lo primero que veo es la Regasificadora, todos esos palos ahí. Son 150 millones de dólares que están bajo el agua. Un regalito que nos hizo el Pepe”, concluyó. “Ah, eso sí es verdad. Hay que aprender de los aciertos y los errores” fue el comentario del candidato oficialista. Terriblemente penoso.
Y finalmente el remate, un remate que nadie esperaba: el solemne anuncio de la incorporación a su gabinete de los dos principales responsables de la magra situación económica que enfrenta el país. Los dos grandes protagonistas en la tarea de dilapidar todo lo obtenido en la época de bonanza y poner al país muy cerca del abismo, con un déficit fiscal amenazante, un desempleo que crece y con una de las presiones fiscales más altas de la región. Los responsables de Pluna, Ancap, Fondes, Regasificadora, Aratirí y mucho más. Sí señores: José Mujica y Danilo Astori, más de 160 años de historia; los que juntitos prometieron un país de primera y ahora vuelven, juntitos, con intención de repetirlo.
Tiene razón el senador electo del Partido Nacional, Juan Sartori (38 años): “No sé si es un chiste o un manotazo de ahogado”, lo que hizo el candidato del gobierno. Lo que sí sabemos es que se trata de un estruendoso canto (¿o una oda?) a Matusalén.