Un Gobierno sin ideas
Faltando aún 21 meses y 10 días para el inicio del próximo mandato presidencial, no existen ideas en este Gobierno que nos permitan ver el futuro con optimismo y volver a creer que llegaremos al desarrollo.
Escribo esta columna participando en la expedición de El Líbero a Normandía, faltando aún más de 24 horas para que el Presidente Boric dé a conocer su tercera Cuenta Pública, por lo que no se puede analizar su contenido. Sin embargo, lo que sí se puede es tomar conciencia de que estamos frente a un Gobierno sin ideas sobre cómo sacar a Chile adelante.
Hace un año, en lo que fue su segundo balance de gestión, el discurso del Presidente Boric pretendió convencernos de que el país estaba mejor que hacía dos años, lo que fue ampliamente rebatido por no corresponder su relato con la realidad. Y después de 26 meses y 21 días de mandato, son bien pocos lo resultados que puede mostrar.
Luego de su derrotado intento de refundar Chile, el Presidente y su coalición se quedaron sin saber qué hacer, porque no pudieron aprobar ese mamarracho de Constitución que era imprescindible para implementar su programa. Tampoco podrían enterrar al neoliberalismo y, por ende, tendrían que improvisar qué ofrecerle al país durante el resto de su período.
¿Y qué han logrado de trascendencia para el futuro de Chile? Considerarán tal vez la reducción laboral de las 40 horas. Sin embargo, lo que produce esta medida son dos efectos negativos. El primero es un incremento en los costos de producción por falta de aumento en la productividad y lo segundo es que le limita la posibilidad de conseguir empleo a personas con una baja formación, pues su productividad es muy limitada y por ende las empresas privilegiarán a gente bien capacitada, lo que podría provocar un importante incremento en cesantía de mano de obra no especializada.
Lo que este Gobierno no entiende es que lo que necesita el país es volver a creer en que somos capaces de lograr lo imposible. Esa mística existió en Chile cuando la revolución silenciosa transformó el desierto en vergel; cuando pasamos de exportar sólo cobre a exportar productos agropecuarios, a exportar cerezas por millones de dólares, todo tipo de frutas y también vinos; a transformar la industria salmonera en la segunda más importante de Chile después del cobre, cuando se liberaron los talentos y Chile explotó en creatividad.
También ocurrió una revolución educacional, con miles de jóvenes que pudieron ingresar a la universidad y a las carreras técnicas, lo que permitió contar con un gran capital humano que nos permitió disminuir la pobreza a niveles nunca antes vistos en Chile; a tener pleno empleo años atrás y a convertirnos en el país número uno de la región, admirado en el mundo entero.
Sin embargo, eso es historia, porque hoy navegamos a la deriva, marcha atrás, sin una ruta definida, con la ciudadanía atemorizada por el aumento devastador del crimen organizado y del narcotráfico que tiene capturado barrios enteros, logrando captar a miles de jóvenes como soldados, quienes abandonan sus estudios.
Y los dos “grandes proyectos” que tiene el Gobierno son el de las pensiones, que así como está no llega a puerto, y un eufemístico “pacto fiscal”, que no es otra cosa que una nueva reforma tributaria para subir impuestos, que tiene pocas posibilidades de aprobación.
Fuera de eso, ¿qué nuevas ideas tienen para el desarrollo de Chile? ¿Qué podrán implementar en los meses que les quedan? La estrategia para el litio que idearon lo único que ha conseguido son críticas y hasta ahora no ha pasado nada. ¿Atracción de inversiones? Pero si sólo han aumentado las trabas para la aprobación de proyectos, con una permisología asfixiante que, por ejemplo, privilegia la existencia de un árbol en medio de un terreno a que se desarrollen proyectos que brinden trabajo a miles de personas.
En resumen, en lo que va de Gobierno hemos retrocedido económicamente: en inversión, en creación de empleo, en innovación y desarrollo de nuevos proyectos, en educación, en salud, en seguridad, en gobernabilidad, en deterioro institucional, y lo único real que ha avanzado es la criminalidad.
Pero lo más relevante es que faltando aún 21 meses y 10 días para que asuma el próximo mandatario, no existen ideas en este Gobierno que nos permitan ver el futuro con optimismo y volver a creer que llegaremos al desarrollo.