Un nuevo apagón afecta a parte de Caracas y varios estados de Venezuela
El servicio quedó restablecido en varias zonas horas después. El país sufrió hace 20 días el mayor fallo eléctrico de su historia
Una semana después de que el Gobierno de Nicolás Maduro diera por reestablecido el 100% del servicio eléctrico, Venezuela volvió a sufrir este lunes un apagón masivo que afecta al menos a 14 estados, además de amplias zonas Caracas. Las regiones de Aragua, Bolívar, Lara, Táchira, Mérida, Portuguesa, Barinas, Anzoátegui, Yaracuy, Carabobo, Zulia, Nueva Esparta, Miranda, Vargas se vieron afectadas por cortes parciales de electricidad desesperando más a la población que aún se recuperaba del megapagón que se inició el 7 de marzo. El suministro comenzó a reanudarse horas después. El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, aseguró que el sistema «fue atacado para sacar de funcionamiento las máquinas de la central hidroeléctrica Simón Bolívar en el Guri». El Gobierno mantiene así la teoría del sabotaje aunque afirma que en esta ocasión dio solución al problema «en tiempo récord».
La falla eléctrica golpeó de nuevo a la capital pasada la una de la tarde. Varios sectores se asomaron al caos, de forma similar, y volvieron a repetirse las escenas de miles de caraqueños caminando por las calles intentando volver a sus casas o centros de trabajo. El metro de Caracas suspendió parcialmente el servicio dejando varados a miles de usuarios. Por la tarde, se devolvió el servicio a algunos barrios de la ciudad.
El apagón obligó al equipo del presidente encargado, Juan Guaidó, a suspender la presentación del llamado Plan País, sobre la reconstrucción de Venezuela. Casi a la misma hora el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, anunció que haría importantes revelaciones sobre la trama financiera que apoya al presidente de la Asamblea Nacional, reconocido como mandatario interino por más de 50 países. La compañía estatal Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) empezó las inspecciones para tratar de esclarecer lo sucedido, pero horas después del fallo aún no había ofrecido un parte oficial. El ministro del área, Luis Motta Domínguez, tampoco dio detalles de los cortes de electricidad.
El último apagón, originado en la represa de Guri, se prolongó más de 100 horas y dejó varios muertos -más de una veintena, según organizaciones próximas a la oposición-, principalmente en hospitales que se quedaron sin energía y no lograron funcionar a pleno rendimiento con los generadore seléctricos. Hubo más de 300 establecimientos saqueados en la ciudad de Maracaibo, probablemente la más afectada por el desgobierno reflejado durante esa crisis. El Gobierno de Maduro lo atribuyó al sabotaje interno de sectores de la oposición que, según su interpretación, recibieron el respaldo de la Administración de Donald Trump, principal aliado internacional de Guaidó.
Tensión política
La teoría de la conspiración choca con lo que afirmó la semana pasada la semana pasada la alto Comisionado de los Derechos Humanos. Michelle Bachelet denunció que el apagón es el resultado de años de abandono de las instalaciones. Según la encuestadora local Delphos el 80% de la población no cree la versión del Gobierno sobre un ataque con rayos catódicos. De hecho, la movilización de milicianos de los últimos últimos días ha estado enfocada en limpiar y podar los alrededores de las estaciones eléctricas, a menudo sumidas en el abandono, por orden de Maduro.
El nuevo apagón, en cualquier caso, elevó la tensión política, como sucede en los últimos meses con casi cualquier acontecimiento en Venezuela. En las calles y los barrios populares se mantiene un débil equilibrio tras tras las enormes pérdidas de las pasadas semanas. A ello se añade un aumento del enfrentamiento entre el chavismo y la Asamblea Nacional por la detención de Roberto Marrero, jefe de despacho de Guaidó. Maduro acusa al político de terrorismo por supuestamente encabezar una organización que, dijo el Gobierno chavista, buscaba asesinarlo.
A los apagones eléctricos se añaden además los graves problemas relacionados los cortes agua, ya que no funcionan las plantas de bombeo. A eso se suman los fallos en las redes, que dejan incomunicada a buena parte de la población, y la delincuencia. Con cada apagón, Caracas, una de las capitales más violentas del mundo se enfrenta al pánico que supone la llegada de la noche.