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Un programa mínimo: 20 puntos para unir a la oposición

UNAB prioriza justicia sin impunidad y democracia para desmantelar dictadura

“Unidad por la nueva Nicaragua”, es el planteamiento que lanzó la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) a través de la propuesta de un plan mínimo de gobierno de 20 puntos, en torno a la justicia sin impunidad, la democracia para desmantelar la dictadura, el crecimiento económico con equidad, y el desarrollo humano sostenible.

Hace dos semanas, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia presentó una propuesta de 18 reformas electorales, entre ellas cinco reformas constitucionales, y esta misma semana, las cámaras empresariales de Cosep propusieron 15 puntos para promover un acuerdo de nación, que coloca en primer plano las demandas democráticas.

Todos aspiran a consensuar una visión programática sobre las reformas políticas, mientras desde la Alianza Cívica y la UNAB están debatiendo sobre la conformación de una coalición nacional que logre encarnar el espíritu de la Rebelión de Abril. Violeta Granera, miembro del Consejo Político de la UNAB, agrega un tercer elemento de esta secuencia política. Los candidatos a cargos de elección popular de esta coalición, propone Granera en esta entrevista con el programa Esta Semana, deberán ser escogidos a través de un método que combine participación democrática y representatividad, descartando el dedazo y las imposiciones cupulares.

Violeta Granera, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco. // Foto: Elmer Rivas

 

La UNAB no es un partido político. ¿Al presentar esta propuesta de programa mínimo de gobierno presupone que se va a convertir en un partido o una coalición política-electoral?  

No. En la última Asamblea Ciudadana, la UNAB tomó una decisión que es bastante clara. Nosotros vamos a promover la conformación de una gran coalición azul y blanco con dos propósitos de carácter político: Fortalecer la lucha en este último trecho que nos queda para sacar a la dictadura, y luego, al mismo tiempo, estar preparados para el momento electoral.

Pero, ¿cuál es la secuencia política con la que se espera construir este proyecto? Hoy están ustedes proponiendo un programa mínimo de gobierno. ¿La primera fase sería antes de construir una coalición y hablar posteriormente de candidatos?

Exactamente, porque debemos tener presente que lo que ha hecho el pueblo de Nicaragua, con mucho sacrificio, no es para más de lo mismo. Eso implica que la forma de hacer la política también debe ser (a través de) formas más democráticas. Justamente, la presentación de este programa de 20 puntos para una nueva Nicaragua pretende aglutinar de un consenso nacional la lucha con Ortega y post Ortega. Es la manera cómo creemos que se debe construir esta gran unidad nacional azul y blanco. ¿Por qué? Porque no es alrededor de candidaturas o de caudillos o de jefes de partidos como ha solido ser en Nicaragua, sino más bien alrededor de objetivos múltiples que, tras un proceso de consulta, la gente pueda saber quiénes son los que ejecuten estos puntos, que nosotros consideramos en básicos para un gobierno para la transición democrática.

Esta propuesta de programa mínimo de gobierno para construir una coalición electoral presupone una reforma electoral. ¿Cómo se puede lograr esta reforma si hasta hoy la dictadura se niega incluso a negociar con la Alianza Cívica? La Alianza Cívica presentó una propuesta. ¿Ustedes están coincidiendo en ese tema o tienen diferentes puntos?

Es importante y bueno que de todas las agrupaciones azul y blanco que hay trabajemos los consensos internos alrededor de todos estos temas claves. Pero también hay un consenso y es que las reformas electorales ya no se pueden ver desde una perspectiva técnica, de reforma a la ley y la Constitución, sino que tienen que ver con la instalación de un clima de libertad dentro del cual se pueda ejercer el voto ciudadano, tanto desde su respeto y el derecho de la ciudadanía de competir de absoluto respeto a los derechos humanos y participación de nuevas fuerzas políticas.

No estamos dejando atrás lo primero, que es la liberación de todos los presos políticos, el cese a la represión, y eso incluye el respeto a las libertades: de movilización, asociación, expresión y a que los medios confiscados les sean devueltos sus bienes, y que todos los exiliados puedan retornar al país de una forma segura. Así que cuando hablamos de proceso electoral incluimos todo lo que tiene que ver con las reformas necesarias pero también con el clima, el ambiente para poder hablar de elecciones reales.

Nosotros tenemos una propuesta desde la Unidad Nacional, que vamos a empezar a consultar a lo interno, que es bastante coincidente con las propuestas que ha hecho la Alianza Cívica. A lo que estamos apostando es tener una sola propuesta de reformas electorales, una sola posición respecto al clima que debemos tener, el previo de las libertades públicas, y una sola visión sobre lo qué debemos aspirar para un gobierno de transición a la democracia.

Miembros de la Alianza Cívica, la UNAB, excarcelados políticos y ciudadanos participan en una protesta en la Catedral de Managua este 15 de septiembre. Carlos Herrera | Confidencial

 

Digamos que se logra la suspensión del estado de sitio, condiciones mínimas para ir a una elección, ¿cómo se inscribiría en una elección, esta nueva fuerza política que ha surgido de la rebelión de abril? ¿Tendría su propia casilla o se adscribiría a alguna de los partidos políticos que ya tienen personería jurídica?

Una de las reformas que es coincidente en todas las propuestas es exigir el derecho a que se le dé casilla, personería jurídica, símbolos propios, a una coalición nueva. Esa es una de las líneas más importantes que las reformas electorales en las que también hay coincidencia. Me atrevo a decir que es una línea roja (que no se puede cruzar), porque el sacrificio del pueblo y el clamor que se siente es la necesidad de tener una opción nueva, porque la gente de verdad está harta de un sistema de partidos que sabemos que colapsó con su forma de hacer política, y que nos ha dado muy pésimos resultados. Y también de la ilusión que tiene la gente de que una vez que salgamos de la dictadura sí vamos a hacer las cosas de forma diferente y más sostenible.

Si la selección de candidatos a diferentes cargos de elección sería la última etapa en esta secuencia, ¿Cómo se construye la representatividad de los futuros líderes que representarían esta coalición política?

Todos entendemos muy bien que lo que ha pasado a partir de abril de 2018 es una tensión entre una nueva cultura que está pujando por salir y los resabios de una cultura política del pasado, que la gente la tiene en el imaginario pero que al mismo tiempo la rechaza. La responsabilidad que tenemos los liderazgos es de todo tipo es empujar el nacimiento esta nueva cultura. Algunos equipos nuestros ya están trabajando en la concepción de esta gran coalición azul y blanco. Uno de los elementos que se discute son las diferentes alternativas que pueden haber para que las selección de las candidaturas desde el nivel presidencial hasta las locales sean de una forma participativa, y que la gente escoja a los mejores hombres y mujeres en cada uno de estos cargos de elección popular.

Nosotros creemos que hay suficiente liderazgo en cada lugar, en los departamentos y municipios, y a nivel nacional para las candidatura presidenciales hay suficiente conciencia de cuáles son los criterios que se deben usar. Hay varias alternativas que barajamos; unas muy abiertas hasta otras que son menos abiertas, porque entendemos las limitaciones. Lo que no podemos perpetuar es el recurso a decisiones cupulares sin tomar en consideración de la ciudadanía.

Este programa mínimo pone en primer lugar el tema de la justicia sin impunidad y propone crear una fiscalía especial, una comisión de la verdad, para lo cual se requiere de asistencia internacional. ¿Cuáles son los alcances de esta propuesta tomando en cuenta que las estructuras de la Policía, la Fiscalía y el Sistema Judicial están controladas por la dictadura?

Se trata de un cambio a fondo aunque no se logre en un solo periodo de elección todos los cambios, teniendo que implementar en el tiempo. Pero la justicia y la no impunidad es fundamental por dos razones. Uno, porque las víctimas tienen el protagonismo en la nueva Nicaragua en el sentido de justicia. Dos, porque la impunidad es una de las raíces que nos ha mantenido en el círculo de la violencia. Creemos que es indispensable enfrentar lo que ha pasado en el marco de la justicia transicional. Establecer claramente la verdad y hacer justicia y reparar a las víctimas.

Desgraciadamente no podemos resucitar a los asesinados que es una justicia más moral, pero sí tenemos muchos casos de lisiados que fueron afectadas de por vida por la represión. El caso de las confiscaciones a los medios de comunicación; hay tierras que siguen confiscadas y todo el daño que se le ha hecho a miles de exiliados que han pasado tremenda dificultades. El Estado debe de procurar condiciones para que se reinserten a la vida nacional con dignidad.

Miembros de la Alianza Cívica, la UNAB, excarcelados políticos y ciudadanos participan en una protesta en la Catedral de Managua este 15 de septiembre. Carlos Herrera | Confidencial

 

Este programa habla también del desmontaje de la dictadura y la construcción democrática. Son tareas muy ambiciosas ¿Cuál es la esencia de ese cambio? ¿Qué se puede lograr en un periodo de cinco años de gobierno?

Más bien hay que ver lo que es necesario. Lo que es indispensable. Los temas que no podemos dejar atrás si queremos darle sostenibilidad a este proceso. El tema de la policía y desarmar a los paramilitares. Es indispensable la reorganización del sistema judicial. Estamos escuchando y viendo lo que la gente está pidiendo. Ahora, esta pregunta me lleva a insistir en que debemos tener las mejores candidaturas del país, porque no se trata solo de ganar el Ejecutivo sino que debemos tener una mayoría calificada en la Asamblea Nacional y con los mejores alcaldes, para hacer un equipo. Un gobierno de unidad nacional en el que todos estamos comprometidos con los cambios que son indispensables. Parece mucho pero si logramos esta meta, podemos hacer los cambios.

El tercer eje de esta propuesta programática gira en torno al bienestar de la gente, el crecimiento económico con equidad y desarrollo humano sostenible. ¿se está poniendo la política como antecedente para la transformación económica?

Lo más importante es que hemos tomado la decisión, y la actitud de la gente lo demuestra, de poner a la persona humana, a los nicaragüenses, en el centro de las políticas públicas. El fin de la política es el bienestar de la gente y la economía es un medio para lograr ese bienestar; la institucionalidad es la forma cómo le podemos dar sostenibilidad a ese bienestar.

Para nosotros el crecimiento económico con equidad implica un nuevo modelo de crecimiento sostenible que ponga de manera efectiva, a través de las políticas públicas, y del presupuesto general, a la persona. Es importante que esta propuesta no está cerrada. La queremos discutir con otros sectores que ya elaboran propuestas para la nueva Nicaragua, como el Cosep. Lo que necesitamos todos es saber qué significa cada concepto.

 

 

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