Una Bitácora Cubana (CV)
1-¿Cómo será la reconstrucción de Cuba?
Analistas como Roberto Álvarez Quiñones, en Diario de Cuba, se están dedicando a la tarea de pensar sobre cómo deberá ser la reconstrucción de Cuba luego de tantas décadas de destrucción por el comunismo castrista. Una primera frase es la siguiente:
‘La invasión de capital extranjero no solo será inevitable, sino imprescindible, sobre todo en la arrancada del nuevo país.’
Ya el autor ha tocado el tema en ocasiones anteriores, con otra afirmación contundente: “a más tiempo de castrismo, más difícil y costosa será esa tarea en un país «que ya en ruinas suelta los pedazos».
Señala el autor, acertadamente, ejemplos de cómo cada promesa, cada plan, cada oferta de cambios y de conceptos económicos ha sido un fracaso durante la cada vez más oscura realidad castrista.
De hecho, dada su longevidad, puede decirse que el castrismo ha sido el Gobierno que ha mostrado mayores fracasos -cuantitativos y cualitativos- a lo largo de la historia económica latinoamericana. El chavismo venezolano ha hecho un gran esfuerzo en igualar en horrores a la tragedia castrista, pero, en primer lugar, ha tenido muchos menos años, y además es evidente que el rechazo a Maduro y sus huestes, en plena campaña electoral venezolana, ha adquirido cotas nunca vistas en ese país hermano. Deseamos la mejor de las suertes a los demócratas venezolanos, hoy clara y evidente mayoría, en esta lucha que están dando contra el autoritarismo, y cuyo resultado indudablemente tendría serias repercusiones en la Isla.
La producción de bienes en Cuba ha alcanzado ya niveles catastróficos. Un ejemplo mencionado por el autor:
“La azucarera del mundo desde los tiempos de Simón Bolívar hoy la tiene que importar incluso para el consumo nacional, que apenas cubre entre un 50% y un 55%”. Y recuerda, asimismo, la frase de «sin azúcar no hay país», atribuida al hacendado cubano José Manuel Casanova, el «zar del azúcar cubano» en los años 30 y 40 del siglo XX.
El sistema eléctrico destruido, “Se caen a pedazos o están en deplorable estado industrias, escuelas, hospitales, instalaciones deportivas, puentes y carreteras. La agricultura produce cada vez menos y la escasez de alimentos aumenta por día”.
Como muestra definitiva del drama trágico que padece nuestro pueblo:
Los cubanos en la Isla pasan hambre, y el 88% de ellos vive en la extrema pobreza, según los parámetros del Banco Mundial. Cuba hoy constituye, junto a Haití, el dueto de naciones más pobres del mundo occidental.
Señala también que no sólo hay que reconstruir, sino “edificar lo no hecho durante el castrismo”. Y lo no hecho es mucho, es apocalípticamente demasiado. En materia de viviendas, el 60% de las existentes requieren ser reparadas. El caso de La Habana, con derrumbes cada vez más frecuentes que producen incesantes tragedias humanas, está a la vista de todo el mundo.
No hay derecho a que todo un pueblo haya sido abandonado, despreciado, humillado, por décadas, como lo ha sido el pueblo cubano por el castrismo.
Destaca el autor que
“Por eso, lo primero que habrá que hacer es montar a la Isla en la máquina de H. G. Wells y remontarla tres tercios de siglo atrás, al nivel de desarrollo socioeconómico que tenía en 1958, pues hoy está muy por debajo de aquel entonces, cuando el ingreso per cápita cubano duplicaba al de España e igualaba al de Italia.
O sea, la reconstrucción tendrá dos etapas: 1) sacar al país del atraso por debajo de 0 (tomando como 0 el año 1958), llevarlo a 0, y construir lo no hecho en 65 años; y 2) edificar entonces un nuevo país sobre bases tecnológicas, científicas y económicas modernas.
Para empezar, el primer Gobierno postcomunista venderá las fábricas, hoteles, centros comerciales, la banca comercial, y todas las instalaciones estatales no públicas a compañías privadas, no importa si foráneas, cubanoamericanas, o cubanas de la Isla.
Deberá privatizar la agricultura, pues hoy más del 75% de la tierra cultivable cubana es propiedad del Estado. Pasarán a manos privadas los hoteles y toda la infraestructura turística, así como la minería, la pesca, las instalaciones deportivas.
También deberá privatizarse el sistema de energía eléctrica. Recordemos que hasta 1958 lo manejaba una subsidiaria de la compañía estadounidense Electric Bond and Share. Recuerdo que se anunciaba con un dibujo de un muñequito llamado Kalixto Kilowatt.
Igualmente, el Gobierno deberá deshacerse del armamento obsoleto soviético, de hecho, ya inútil, y desmovilizar a los miles de reclutas del Servicio Militar Obligatorio, casi esclavizados para realizar duras labores en la construcción y la agricultura. (…)
¿Y de dónde saldrá el dinero para eso? Se necesitarán miles de millones de dólares en inversiones en infraestructura y en inversiones directas extranjeras en toda la economía y la vida nacional. (…)
Y llegamos así al sector privado, porque el pollo del arroz con pollo en esta tarea titánica de levantar a Cuba de sus cenizas lo pondrá la «mano invisible» de Adam Smith.
La invasión de capital extranjero no solo será inevitable, sino imprescindible, sobre todo en la arrancada del nuevo país. Serán inversionistas privados, muchos de ellos cubanoamericanos y de otros países, los que renovarán o edificarán plantas industriales tecnológicamente avanzadas. (…)
Pero ojo, todo ese proceso no estará libre de obstáculos. Habrá falta de fuerza de trabajo profesionalmente calificada, o sin calificación. La fuga de capital humano cubano siempre existió, pero hizo crisis con la emigración de más de 700.000 cubanos en los últimos años, en su inmensa mayoría en edad laboral.
Pero aquí la buena noticia es que según muestra la historia los pronósticos casi nunca se cumplen en materia política. En fin, como me decía siempre el inolvidable Carlos Alberto Montaner:«Roberto, en Cuba puede pasar cualquier cosa».
2-Levantado el velo del embargo estadounidense, se descubre el verdadero bloqueo a Cuba
Dos de las palabras más usadas y gastadas en estos sesenta años, incluso fuera de la Isla, han sido “embargo”, y “bloqueo”, esta última tan del gusto de los amigos y cómplices comunistas y socialistas en todo el planeta.
La realidad, bien se sabe, es otra. Y sobre eso escribió recientemente Rafaela Cruz, en Diario de Cuba, señalando lo acontecido con claridad total:
“Afirmar que lo que impide el comercio entre orillas malamente separadas por 90 millas de mar es el cerrojo con que el socialismo sojuzga la iniciativa privada, y que este es el verdadero y único bloqueo que sufre Cuba, no es recurrir a figuras retóricas o metáforas, sino describir 65 años de libertad coagulada por mecanismos castristas, que ahora han quedado públicamente expuestos gracias al permiso de importación de vehículos desde Estados Unidos, concedido por la Administración Biden.
Tan sólo un ejemplo entre muchos. Pero que perfectamente desnuda las verdaderas prioridades e intenciones del castrismo.
La evidencia de que esto está ocurriendo está en que, mientras se han importado 18.927.222 de dólares en autos de hasta 3.000 cc, incluyendo Tesla, Mercedes Benz y otros costosos juguetes para que «especulen» los nuevos ricos amiguitos del poder, solo se han importado 785.608 dólares en camiones de todo tipo.
Es decir, apenas el 4% de las importaciones de vehículos han sido camiones en un país donde, según el propio ministro del ramo, «prácticamente estamos transportando la mitad de lo que se transportaba hace cuatro o cinco años» y «hay una disminución notable de las transportaciones de carga» porque «tenemos limitaciones con los camiones. Hay muchas limitaciones, realmente la disponibilidad técnica de todas las flotas del país —los diferentes medios de transporte de carga— ha estado por debajo del 50%». (…)
Estas licencias de importación de vehículos serían, si el castrismo no fuese tan hijo de Fidel, ocasión perfecta para capitalizar la economía cubana, modernizando y ampliando sus capacidades de transporte —históricamente uno de sus principales talones de Aquiles—, lo que dinamizaría la economía y crearía una muy positiva y productiva reacción en cadena.
Si hay una oportunidad que jamás pierde esta dictadura es la de culpar a otros por las miserias que ella misma engendra.
A estas alturas, lo único que realmente bloquea el tan traído y llevado «bloqueo» yankee es la mente de los que, por estupidez o egoísta interés, siguen utilizando el embargo norteamericano para explicar el fracaso del socialismo en Cuba y justificar la cruel represión que lo sostiene.
3– El hambre no cree en pronósticos
Es difícil aventurar lo que nos deparan los próximos meses, aunque una cosa es segura: el hambre no cree en pronósticos.
Javier Prada – Cubanet
Javier Prada, en Cubanet, narra las más recientes vicisitudes de la economía y finanzas del régimen, los vaivenes del dólar y de los precios. De entrada, lo siempre obvio: la acusación de que el mercado cambiario informal estaba siendo dirigido desde una computadora en el “país enemigo”. La estupidez siempre ha abundado en las excusas del castrismo.
Lo cierto es que “las divisas se han desplomado y, al contrario de lo que anticipaban los influencers de la esquina roja, el paquete de café importado que costaba 1.450 cuando el dólar se acercaba a los 400 pesos, ahora vale 1.700 mientras el viejo Washington se cotiza en 320 pesos”.
Contradicciones e ironías de una economía en manos de estos genios socialistas.
Sigamos con el analista:
“Mientras tanto, al hijo del primer ministro le niegan el parole, pero su descarado intento de salir de Cuba mediante un programa humanitario es otra evidencia de que la candela sigue subiendo. (…)
El sucesor de Alejandro Gil debe andar tomando mojitos en su oficina, porque trabajo no tiene. Si no hay dinero en Cuba y el ministro de Energía y Minas admitió que se necesitan 300 millones de dólares anuales para mantener a flote el sistema electroenergético nacional, apaga y vámonos que seguiremos a oscuras este año, el que viene y hasta tanto no nos quitemos de encima la cosa nostra.
Con un panorama tan surtido de cosas en qué pensar, lo que de verdad le importa a la gente es que el dólar baja y la comida sube.
Es difícil aventurar lo que nos deparan los próximos meses, aunque una cosa es segura: el hambre no cree en pronósticos y la gente que ayer respiraba, hoy amaneció mucho más apretada”.
4–Dagoberto Valdés: 30 años haciendo revistas
Nos unimos a todas las felicitaciones que ha recibido el ingeniero Dagoberto Valdés quien, en nota publicada en Reporte Católico Laico, recuerda que el primer número de la revista Vitral salió a las calles de Pinar del Río el 3 de junio de 1994. Se cumplen 30 años de esa feliz fecha. Dejémosle la palabra a Dagoberto:
El primer número de la revista Vitral salió a las calles de Pinar del Río el 3 de junio de 1994. Hoy se cumplen 30 años. Había sido pensada, acunada, y diseñada sobre papeles de reciclaje, en la sala de mi casa en la calle de Sol 50-G por un grupo de laicos que, con mucha ilusión, la presentamos a la consideración del Obispo Siro en el Obispado un atardecer del mes de mayo de 1994. Incluía mucho riesgo, provocaba miedo, incertidumbre, sacrificio, pero también pasión, afán, reto. Encendía el fervor interior que provoca ser apóstoles de la verdad. Desde aquel llamado “período especial” en los años 90 hasta esta etapa terminal que vivimos hoy, Dios ha estado con nosotros. No tengo la menor duda. Todos aquellos sentimientos, negativos y positivos, se han incrementado hoy. Crear y mantener un proyecto editorial independiente en Cuba durante tres largas y agónicas décadas no es tarea fácil”. (…)
Estuvimos durante 13 años puntualmente, sin fallar una, cada dos meses, siendo fieles a este servicio. Damos gracias a Dios y a todos los que trabajaron, arriesgaron y sacrificaron. Yo ofrezco aquellos 10 años y un mes en que fui castigado a trabajar en un tractor con una carreta recogiendo yaguas. Soy y seré siempre yagüero, fueron los mejores 10 años de mi vida, gran parte de ellos, con un pie en las yaguas y otro pie en los salones de Justicia y Paz del Vaticano, gracias a Dios y a Vitral. (…)
El 15 de octubre de 2007 nace el proyecto Convivencia, en la significativa fiesta de Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, mística y poetisa del Siglo de Oro español. (…)
Al cumplir 30 años de este compromiso quiero, en el plano personal, dar gracias a Dios por la inspiración, la fuerza interior y la perseverancia, que solo vienen de Él. Y también quiero dar gracias a la comunidad eclesial, gracias a nuestros hermanos, que siempre han apoyado durante estas tres décadas y que forman, como este servidor, parte del laicado comprometido de la Iglesia. (…)
Gracias Señor, por estos 30 años haciendo revistas y ofreciendo educación ética y cívica. –
5– «El principal logro de la Revolución cubana es su exilio»
En 14 ymedio publicaron una entrevista de la reconocida periodista española Maite Rico al escritor y traductor Jorge Ferrer (La Habana, 1967), quien “ha querido indagar en las historias que conoce mejor: las de una familia, la suya, sacudida por el totalitarismo”. Su libro De Rusia a Cuba. Contra la memoria y el olvido (editorial Ladera Norte), que acaba de presentar en Madrid, narra los avatares de tres generaciones que bregaron de diferente manera con los destinos que les fijó el castrismo”.
“En el relato aparecen personajes como Joseph Brodsky y Heberto Padilla; Marina Tsvetáieva y José Martí; Lezama Lima y Dulce María Loynaz
Pero Ferrer no se queda en la narración biográfica. El libro es un riquísimo tapiz tejido con hilos que se entrelazan y se separan, y las más de las veces transcurren en paralelo. Pasan por La Habana, Moscú y Miami. Recorren el siglo XX y quedan sin rematar en la trágica invasión rusa de Ucrania, o en la visita a la Cuba de 2023”. (…)
Ferrer rinde también homenaje a los maltratados exiliados cubanos, a su generosidad, a su capacidad de perdonar. “El único, principalísimo logro que la Revolución puede ostentar sin sonrojo es su exilio: su nobleza, su entrega, su amor por Cuba y por los cubanos. El músculo económico con el que ha mantenido a los vecinos de la isla. El nervio de los afectos con los que ha mantenido unida, él y solo él, a la nación cubana”, escribe.
Concluye la periodista:
“De Rusia a Cuba es una peripecia vital y una reflexión sobre el desarraigo, la memoria y el olvido. Es una búsqueda de las raíces y un viaje de introspección. Ferrer no juzga a los protagonistas, reos de la historia, que bracean como pueden entre el destino y el albedrío. Pero sí apunta a los autócratas. Y a una Revolución en cuya “extenuante duración se cifra su genuina crueldad”. “Moledora de generaciones, la Revolución ni siquiera ha necesitado matar demasiado, porque al durar, nos ha ido dejando morir. Y viéndonos morir. Nos ha matado el tiempo, como las balas del reloj y el fuego graneado del calendario”.
Marcelino Miyares, Miami, 23 de junio 2024.