Una Bitácora cubana (LVII)
1 – Y LLEGARON LAS TIENDAS EN DIVISAS:
La pandemia sanitaria, en Cuba, no está sola. Se ha documentado bastante, desde diversos ángulos analíticos, que existe otra pandemia, que también genera temor e incertidumbre. Pero, a diferencia de la primera, para la segunda no solo no hay vacuna, sino que hasta ahora no parece haber interés en conseguirla. Hacemos referencia a la pandemia socio-económica, a la perenne carencia, escasez y estrechez que caracterizan la vida de las mayorías ciudadanas en la Isla y que, una vez más ven que el discurso oficialista no cambia, que a los actuales gobernantes la dignidad humana solo existe para ellos y para sus familiares. Gerónimo García, en una nota publicada por Diario de Cuba, nos muestra la reacción inicial en los barrios pobres cubanos ante la aparición de esta nueva forma de discriminación, de “apartheid económico”, la apertura de las nuevas tiendas donde se comercializan alimentos y productos de aseo en Moneda Libremente Convertible.
«No queremos tiendas en dólares, no las necesitamos», dijeron residentes en el barrio Pueblo Nuevo, agobiados por demasiados meses de escasez, y que ahora ven las estanterías de las tiendas de los militares repletas de productos.
«Los dólares sí van a dividir al país. Los trabajadores estatales, junto a la gente que no recibe remesas del extranjero, estaremos en el peor de los extremos», afirmó Vicente Argudín, empleados de una fábrica de tabacos y único sostén económico de una familia compuesta por seis miembros.
«No puedo creer en las justificaciones de Díaz-Canel porque es imposible entender que los mismos productos que durante los últimos meses escasearon y provocaron kilométricas colas, ahora estén disponibles exclusivamente en dólares», señaló Argudín.
Un delegado del Poder Popular de esta misma barriada expresó que «no hay una sola cuadra en este consejo popular donde los cederistas no estén indignados» y expresen su desagrado.
«Y tienen toda la razón en lo que dicen. Abrir estas tiendas exclusivamente para comprar en dólares es un tremendo error del Partido, y no solo es mi opinión, sino la de otros compañeros cuadros del territorio», dijo este delegado. (…)
«Lo que define a esta medida es apartheid económico», dijo Tamara López, trabajadora de Comercio, vecina del Cerro, y «muy atenta a cuanto acontece en las redes sociales» cubanas.
«Abrir estas tiendas para la captación de dólares americanos no sería del todo malo si las mercancías vendidas allí fuesen de otra naturaleza. Pero vender en dólares alimentos, productos de aseo y artículos de primera necesidad que le han negado al pueblo aun en medio de la pandemia, es criminal. Esto agranda las desigualdades sociales, que ya estaban antes de la llegada del coronavirus», opinó López, quien además llamó la atención sobre un aspecto que consideró poco abordado.
«Esto ocurre en el doble aislamiento provocado por la pandemia, donde los cubanos no tenemos para dónde correr, y es bien sabido que el Gobierno siempre aplica la teoría de la plaza sitiada». (…)
Las tiendas, en las que solo es posible comprar con una tarjeta magnética asociada a una cuenta en divisas, han causado un profundo rechazo entre los sectores más pobres, que son mayoría en el país.
Amelia Báez, jubilada después de más de 30 años de servicio en Educación y de membresía en el Partido Comunista, dijo no tener ninguna esperanza en que vaya a «revertirse esta situación, que podrá ser totalmente errónea pero que estuvo bien planificada».
«No estamos ante algo pensado a lo loco. Lo pensaron bien, y precisamente por ello considero que es una traición al pueblo cubano, por mucho que se empeñen en convencernos de que es un beneficio para el país», razonó Báez. «Ya el Partido demostró que no salvará al país ni con los dólares que recaude en estas tiendas».
En esa misma tónica, Roberto Álvarez Quiñones, en Diario de Cuba, alerta de las posibles trampas que acompañan a esas nuevas medidas económicas, que no consisten precisamente en una real “liberación de las fuerzas productivas”.
En primer lugar –y contrario a lo afirmado por algunos medios extranjeros, como “El País” de Madrid, no es un impulso o reconocimiento al sector privado; es simplemente una nueva forma de captar como sea dólares que, ellos piensan, permitirán detener la amenaza de una hambruna como nunca antes vista en un país en el cual la escasez es la marca de fábrica del esencialmente parasitario modelo económico “revolucionario” y, por supuesto, lograr la permanencia de la dictadura. Como afirma el periodista:
“La apertura de 72 tiendas para vender a la población en dólares alimentos y productos de primera necesidad, y la supresión del gravamen del 10% al dólar, son una grotesca movida para sacarle más dinero a la diáspora y no hacer en la Isla cambio fundamental alguno”.
Echémosle un vistazo a otras tres de esas medidas: 1) permitir que el sector privado exporte e importe productos; 2) crear cooperativas no agrícolas; y 3) flexibilizar la camisa de fuerza que le tienen puesta a los cuentapropistas.
Bloqueo de cuentas de exportadores privados
A la decisión de que los negocios privados puedan exportar e importar se le ven claramente las costuras tramposas. Para empezar, las cuentas bancarias en divisas de esos negocios serán bloqueadas por el Estado.
El «privilegio» de exportar e importar se le concederá básicamente a cooperativas campesinas y no agrícolas, que venderán sus productos en suelo cubano, solo en la Zona del Mariel, a 37 empresas estatales que tienen el monopolio del comercio exterior en Cuba.
Con esos monopolios sectoriales los negocios privados firmarán contratos según los cuales les descontarán un 20% de los ingresos en divisas en la operación comercial realizada. El 80% de los dólares restantes serán cobrados teóricamente, pues quedarán cautivos en las cuentas bancarias de esos negocios y solo podrán ser usados para importar insumos para reabastecerse. (…)
Cooperativas para impedir la expansión de la propiedad privada
Las cooperativas no agrícolas —iniciadas en 2012 y congeladas en 2019— constituyen una vía del régimen para impedir que se expandan los negocios de propiedad privada individual o empresarial. O sea, en el caso cubano el cooperativismo es negativo de entrada. (…)
El régimen reitera hoy la prioridad del «Che» en 1964
Con respecto al trabajo por cuenta propia, lo nuevo es también muy poco. Se permitirá que los pequeños negocios familiares se constituyan en empresas privadas con personalidad jurídica, pero sin que puedan aumentar su capital para ampliarse y crecer, pues lo prohíbe la propia Constitución estalinista
Pero con el anticubanismo de la elite raulista no se puede esperar otra cosa que lo que dijo recientemente el ministro de Economía, Alejandro Gil: ahora la mayor prioridad seguirá siendo la de insistir en la planificación centralizada y en hacer eficientes a las empresas estatales.
En 1964, en una reunión en el Ministerio de Industrias (MININD) con representantes de empresas del MININD y del MINCEX, el «Che» Guevara dijo exactamente lo mismo. Me consta porque yo estaba presente”.
2 – “La Revolución del dólar en Cuba”.
En nota publicada por Cubanet, Alberto Méndez Castello explica lo que significa la llegada de $$$$ para exclusivamente beneficiar a la nomenklatura castrista:
LAS TUNAS, Cuba. – La ministra presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Wilson González, dijo en el programa Mesa Redonda de la televisión estatal que la eliminación del gravamen al dólar estadounidense llevó a que hubiera “una mayor recogida de dólares” en los bancos del país. (…)
En momentos en que el precio del oro se cotiza al alza y el dólar americano decrece en los mercados internacionales, en Cuba, con la apertura de comercios nacionales dolarizados, el alza del dólar respecto al peso cubano en el mercado cambiario informal obedece a dos propensiones, ambas, de forma pública y notoria, con consecuencias impredecibles por el conflicto socio económico que entrañan:
- La adquisición de productos que sólo se encuentran en los comercios dolarizados para uso personal y familiar de los adquirientes.
- La compra de mercancías sólo existentes en los comercios dolarizados, con fines de reventa, aumenta sustancialmente el valor del dólar en el mercado cambiario informal y deprecia la moneda nacional. (…)
Con el CUC en plan salida -ya inició su desaparición con los vueltos obligados en CUP en tiendas recaudadoras de divisas- y el peso cubano sin poder adquisitivo efectivo, en lo adelante será el billete verde americano quien lleve las riendas en las transacciones, ya no solo en las tiendas MCL abastecidas por el Estado, sino también en la compraventa de bienes e inmuebles entre particulares”.
3 – ¿Servicios públicos? Más bien martirios públicos…
Yoani Sánchez, en 14ymedio, recuerda otro problema que confronta el ciudadano cubano en la Isla, ante unas ofertas de servicios por parte de un Estado crónicamente ineficiente, y que hace que todos se sientan “superados por la realidad”. La periodista destaca con agudeza que “no es el exceso de solicitudes lo que colapsa los servicios, sino la distancia que separa a los planificadores de los clientes”.
Ella pone como ejemplo el fracaso de las pruebas hechas para que el internet pudiera llegar a los teléfonos celulares que, según el Gobierno, se debe “a un exceso de demanda”. Es interesante ver cómo las explicaciones falsas e insuficientes, características de toda burocracia se reproducen incluso en realidades políticas y culturales distintas. Lo mismo ocurrió, por cierto, en la entrega de las tarjetas magnéticas para comprar en las novedosas tiendas de divisas. Otro “exceso de demanda”.
Todas estas excusas tienen en común el colocar la carga de responsabilidad en el ciudadano; el leviatánico Estado nunca es responsable.
Una ironía –que no se le escapa a la periodista- es que lo anterior indica desconocimiento del mercado nacional, de sus necesidades. Pero ¿no se supone acaso que una de las virtudes de la economía centralizada y planificada es que el Estado lo “sabe todo, lo conoce todo, puede prever todo”?
“La causa principal para estas chapuzas radica en el desconocimiento que tiene la clase gobernante sobre el pueblo que recorre las calles de este país. Para ellos, desde su atalaya de privilegios y comodidades, los cubanos deberíamos comportarnos como seres humildes, que acepten lo que venga sin exigencias ni reclamos. Un individuo sin ansias de prosperidad, sin gustos particulares, que no emita críticas a la gestión estatal y espere disciplinadamente por lo que le toca a través de la distribución racionada. (…)
No, no es el exceso de solicitudes lo que colapsa los servicios, sino la distancia que separa a los planificadores de los clientes”.
4 – El Gobierno argentino reclama a Cuba una deuda de 2.700 millones, destaca el diario “La Nación”.
La economía, insistamos una vez más, ha sido una pesadilla para nuestro pueblo, y ahora lo es también para un Gobierno que ve cómo se le escapa de las manos hasta la posibilidad de seguir burlándose de la mezcla de generosidad, ceguera y desatención a la realidad cubana –no la que siempre ha querido vender la versión oficial- y que ahora exige a la dictadura que pague sus deudas. Sin tener la posibilidad hoy de recurrir a la billetera soviética o chavista, la primera desaparecida hace décadas, la segunda agotada casi en su totalidad.
El hecho es que La Habana ha incumplido varios acuerdos de reestructuración de deuda externa con España y el Club de París. Y los seguirá incumpliendo, no solo por la agobiante crisis económica, sino que porque ese siempre ha sido su estilo. Prometer y ni cumplir. Dentro y fuera de la Isla.
Para Argentina, quien ha estado negociando una monumental deuda externa, lo que la dictadura cubana le debe representa un 6% de lo que ese país le debe al FMI.
Y es una deuda que se está intentando cobrar hace décadas. Los presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Néstor Kirchner y Mauricio Macri ya intentaron cobrarle la deuda a Cuba, que siempre ha evitado su pago.
“Cuba pidió 600 millones en la década del setenta a la Argentina para la compra de tractores, maquinaria agrícola, camiones y vehículos Fiat 125, Renault 12, Ford Falcon, Ami 8 y Peugeot 404. Como sucedió con muchos otros países, el régimen de Fidel Castro nunca devolvió el importe y continuó pidiendo prestado.
El principal de la deuda cubana con Argentina está valorado en 1.278 millones pero en cinco décadas se han acumulado otros 1.412 millones en intereses. (…)
Cuba ha incumplido varios acuerdos de reestructuración de deuda externa con España y el Club de París, agobiada por la crisis del coronavirus, la ineficiencia del sistema de corte soviético y las sanciones de Estados Unidos.
En 2016, el último año que la Isla reportó oficialmente su deuda externa esta ascendía a 18.200, una cifra que se ha incrementado sustancialmente según varios economistas cubanos.
5 – «En Cuba, cuando se apagan las luces el artista vuelve a la desolación y la miseria»
La joven soprano Zoylin Rose dejó su precaria vida como cantante en la Isla para emigrar a Chile.
Queremos finalizar esta Bitácora con una voz no política, pero que ha sufrido como cualquier otro ciudadano para lograr su sueño de cantante lírica, y lo está intentando ahora, en plena pandemia, en Chile. Algunos extractos de su entrevista en 14ymedio:
Una voz cubana se escucha en las calles de la ciudad chilena de Concepción.
En esta entrevista para los lectores de 14ymedio, la cantante aborda varios momentos de su vida artística, su decisión de salir de Cuba y sus expectativas profesionales.
“Desprenderme de mis raíces, de mi familia y de mis amigos fue una decisión bastante controvertida pero que con el agravamiento de la situación en Cuba se fue haciendo más sencilla. Decidí no vivir bajo tanta incertidumbre y tanta manipulación”.
“La vida de un artista en Cuba es dura. Es como vivir un trastorno de la personalidad severo, donde encima de un escenario con las luces y los vestidos te sientes como una celebrity, aunque a veces solo se tiene un huevo hervido en el estómago, y cuando se apagan las luces el artista vuelve a la desolación y la miseria”.
“En ocasiones, Miguel Díaz-Canel y Eusebio Leal me regalaron ramos de flores en reconocimiento por mis presentaciones, pero ninguno movió un dedo para ayudarme con mi evaluación artística. Era frustrante tener que cantar para hacer felices a los que tan miserable hacían a todo un pueblo. Me sentía como un títere”
“Hoy vivo en una nación que me hizo libre, que me dio la posibilidad de independizarme con mi pareja, donde mi talento es escuchado y aplaudido sinceramente. A Cuba volvería, sin duda alguna, pero el día que sea el país que merecen 11 millones de cubanos que ahora se tienen que tragar sus ideas día a día”.
Cantar en las calles de un país que me abrió sus puertas, donde la gente de todo tipo reconoce mi trabajo con un sincero aplauso, vale más que cantar para un público lleno de los opresores que no dejan a mi pueblo respirar. Aquí puedo pagar con mi trabajo la casa donde vivo y decidir qué como. En Cuba, no.
¿Por qué la música puede ser importante en medio de esta pandemia?
La música inspira, estimula la creación y la transformación de nosotros mismos, se vuelve imprescindible para tantas personas que lidian con la incertidumbre de un virus que puede ser letal. Ahora mismo, es mucha la presión, y la música –al menos por un momento– nos saca de la triste realidad que estamos viviendo, tanto al que la hace como a quien la disfruta”.
Una vez más, cuídense y acompañen a sus seres queridos en su cuidado, recuerden que la mejor muestra de cariño y de responsabilidad es ayudar a derrotar al Covid-19. Dios mediante, lo lograremos.
Marcelino Miyares, 23 de agosto de 2020.