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Una Bitácora cubana (LXXVIII)

 

 

1- Ya para nadie es un secreto que la economía cubana está pasando por una de sus peores crisis desde que la mentira comunista llegara al poder. Podría afirmarse que el camino a la ruina comenzó desde el primer día que la propiedad privada, el pluralismo social y económico, y el resto de las instituciones de la libertad fueron atacadas por el castrismo. La gravedad ha sido, desde entonces, su estado natural desde siempre.

Podría hablarse de causas específicamente derivadas del modelo marxista, que ha demostrado ser en todas las latitudes un fracaso estruendoso, con su estatismo de economía “planificada” sirviendo a los intereses de una nomenklatura acomodada a la sombra del tirano de turno -llámese Lenin, Stalin, Mao, Kruschev o, en nuestro caso, Fidel y Raúl Castro, y Miguel Díaz-Canel en la actualidad.

El último episodio de la tragedia es claramente descrito por el economista Elías Amor, en nota publicada en 14ymedio y en su blog “Cubaeconomía” -cuyo seguimiento y lectura recomendamos calurosamente-. ¿Su título?

Otro corralito financiero del régimen cubano para apoderarse de los depósitos en CUC”

Y es que estos señores castristas por lo visto no aprenderán nunca: como dice Amor, “El motivo que llevó a los dirigentes comunistas a provocar la peor crisis de la economía cubana de los últimos lustros, sigue coleando”.

Nos recuerda asimismo que una práctica que en el tiempo ha ocurrido varias veces es la captura y apropiación por el Estado castrista de los depósitos y cuentas corrientes de las personas. Eso viene desde aquellos tempranos tiempos en que se cometió la locura de nombrar al Che Guevara ministro de Industria y presidente del Banco Nacional.  

Y siempre es por la misma razón; como por su naturaleza y práctica el Estado comunista es incapaz de generar riqueza, se expropian los recursos de los ciudadanos privados para llenar las arcas del  régimen.

Ello se une a una deuda externa impagable e impagada, a condonaciones de deuda, préstamos, regalos y prebendas de gobiernos amigos, o a los millones de dólares provenientes del trato de esclavos de los médicos cubanos en “misiones” por todo el mundo. Y solo estamos citando a la punta del inmenso iceberg de corrupción que es la economía socialista cubana.

Sigamos con extractos de la nota:

“Aumentar, como hacen ahora, el período para mantener los depósitos en CUC hasta diciembre de este año es una decisión que entraña riesgos para los titulares de los mismos, y que el régimen, solo preocupado por hacer caja en el Estado, le importa poco que sea así. La opción de convertir la cuenta a pesos cubanos tiene poco sentido, por lo expuesto antes y, sobre todo, por la pérdida de valor arrastrada desde 2021 por la inflación del 77,3% que ha reducido a un 30% el valor real de los depósitos. (…)

Como ya se ha señalado en ocasiones anteriores, el certificado de depósito en MLC es un ejemplo de «corralito financiero» creado por el régimen para apropiarse de las divisas contenidas en estos depósitos en CUC y dólares o euros, que siguen el mismo patrón. Esta modalidad de los certificados de depósito es ineficiente para el ahorro en momentos como el actual, en que los cambios entre las monedas están distorsionados por la inflación y la dinámica negativa de la economía cubana, con todos sus sectores paralizados. Si alguien necesitase ese dinero en divisas en algún momento, que se olvide de los certificados porque va para largo la disponibilidad. Sería un grave error. (…)

Sin embargo, ahora, la pésima campaña turística, y la no entrada de divisas del exterior, ha llevado al régimen a lanzarse a capturar como sea los depósitos en dólares y CUC, que están en manos de las personas naturales, y han puesto fin a los procesos de conversión, y además, solo de dos formas: recibiendo pesos que no valen nada, o contratando un incobrable. Esto es lo que importan los cubanos al régimen. El enésimo corralito financiero de la historia de Cuba, y no será el último. Y luego quieren que la gente confíe en los bancos”.

 

Un quinqué apagado, igual que la economía cubana. DIARIO DE CUBA

 

La importancia del tema hace que aparezcan diversos análisis similares; Emilio Morales, en Diario de Cuba, titula su nota: “El régimen cubano, en bancarrota total”.

El hecho central que destaca el articulista es que “los nueve sectores que más ingresos aportan a la economía nacional tuvieron pérdidas acumuladas en los últimos cuatro años de más de 29,000 millones de dólares, cifra similar a la deuda externa condonada por Rusia en 2015”.

Y para que las tormentas económicas sean peores que lo previsto, la realidad es un factor determinante; en el caso cubano son varios los factores a considerar: la terrible merma turística por la pandemia, las consecuencias económicas por el respaldo del régimen a Putin y su invasión a Ucrania, el impuesto “modelo militar de dolarización de la economía” (Morales), el hecho de que las remesas han caído al punto más bajo de su historia, la poca diversidad de la economía cubana, y el atraso tecnológico de la misma y, para colmo, la inflación, que se ha hecho presente. Sigamos con Morales:

“A esto hay que agregar la Tarea de Ordenamiento Monetariola prohibición del depósito en dólares en efectivo en las cuentas MLC y la lúgubre ley de MIPYMES, las cuales, en su conjunto, han generado un súbito aumento de la inflación y una disminución considerable del poder adquisitivo de los cubanos.

Actualmente, una parte de la población sobrevive a duras penas gracias a las remesas que llegan en efectivo por medio de viajeros y por las mercancías que envían familiares y amigos, a través de las mulas, principalmente desde EEUU. Otra parte de la población vive del mercado informal, donde el dólar ya ha superado la barrera de los 100 CUP, y otro grupo ha optado por vender sus casas y autos para marcharse del país, pagando 5.000 dólares por un pasaje a Nicaragua e iniciar la larga ruta hacia EEUU.

La terapia de choque impuesta por el régimen cubano ha puesto a la economía en una situación de total bancarrota. El país está inmerso en una crisis de liquidez que le impide cumplir con sus obligaciones de pago de la deuda externa por tres años consecutivos, no solo con el Club de París, sino también con sus principales aliados, China y Rusia. También ha reducido sus importaciones, pues ha perdido muchos proveedores por falta de pago. Si el país ha sobrevivido a duras penas, se debe al suministro gratuito de petróleo que provee el dictador venezolano Nicolás Maduro.

Por otra parte, las exportaciones de la Isla han caído estrepitosamente. Rubros como la minería, el azúcar, los medicamentos, el tabaco, la producción agropecuaria y los servicios médicos han declinado considerablemente. Igualmente, el impacto de la pandemia ha sido otro factor de peso en esta debacle”. 

En estos momentos el país es una ruina total. Para mostrar esto, hemos tomado como base de esta investigación los nueve rubros que aportan la mayor parte de los ingresos de la economía cubana, a saber:

  1. Exportación de servicios médicos
  2. Remesas en efectivo
  3. Ingresos del Turismo
  4. Minería
  5. Exportaciones de medicamentos
  6. Exportación de tabaco
  7. Exportación de azúcar y sus derivados
  8. exportación de pescados y mariscos
  9. Productos agropecuarios

Repasando las estadísticas correspondientes a la sumatoria del volumen de ingresos anuales del período 2008-2021 de dichos sectores, observamos que la debacle comenzó a gestarse a partir de 2015, en pleno apogeo del deshielo con Washington. 2014 fue el año que estos nueve sectores alcanzan el mayor volumen de ingresos, al registrar 17,703.93 millones de dólares. Seis años después, apenas suman 5,184.41 millones de dólares, lo cual representa una caída del 70.2%. Esto ha tenido prácticamente el mismo efecto sobre la economía cubana que el derrumbe de la Unión Soviética y del campo socialista de Europa del Este. (…)

Por ejemplo, la exportación de servicios médicos ha tenido una pérdida acumulada en los últimos tres años de 19,079.9 millones de dólares, si tomamos como referencias los ingresos obtenidos en 2013. Las remesas han tenido una caída acumulada de 4,001.15 millones de dólares en los últimos dos años, mientras la del turismo fue de 3,184.50 en igual período. La exportación de medicamentos ha tenido un declive acumulado de 1,624.07 millones en los últimos tres años, comparados con los ingresos obtenidos de 2013. (…)

Cuba lleva varios años sin pagarle a sus principales acreedores. Por ejemplo, el Gobierno español tuvo que aplazar indefinidamente en octubre pasado una deuda por valor de 1,937.55 millones de euros.

 Esta situación de impago también ocurre con sus principales aliados políticos, China y Rusia. Por eso las importaciones chinas cayeron el año pasado a 963.3 millones de dólares, muy por debajo de los 2,331.1 millones de dólares importados en 2015. Lo cual evidencia una caída del 58.67%.

El caso de Rusia es bochornoso. Moscú condonó a La Habana una deuda de 29.000 millones de dólares, quedando por pagar 3.200 millones, de los cuales todavía adeudan 2.300. Recientemente el Gobierno ruso otorgó una moratoria al régimen hasta 2027, a cambio del apoyo por la invasión a Ucrania”.

 

Dagoberto Valdés

 

2 –Dagoberto Valdés: De la épica a la mística

«Nuestra existencia cotidiana y la vida en Cuba se hacen cada vez más insoportables, más absurdas, más críticas. Por eso es la estampida». 

En nota publicada en Convivencia, y reproducida en Árbol Invertido, Dagoberto Valdés una vez más nos ofrece, en lenguaje pedagógicamente sencillo, su palabra orientadora. Sus escritos tienen la rara -pero muy apreciable virtud- de ir a la raíz de los problemas que aquejan a la sociedad cubana. 

En este reciente artículo, Valdés responde la siguiente pregunta: ¿de dónde nace la fortaleza y cuál es el origen de nuestra debilidad como personas o como pueblo? No parte de la filosofía, o de la teoría, sino de vivencias cotidianas que “nos ayuden a crecer en resiliencia, en confianza y en esperanza”.

Son virtudes, afirma el autor, que los cubanos necesitamos con más urgencia que nunca [añado que también los venezolanos y nicaragüenses].  Porque nuestra existencia cotidiana y la vida en Cuba se hacen cada vez más insoportables, más absurdas, más críticas. Por eso es la estampida. Por eso es el éxodo masivo e imparable. Pero, ¿será escapar de esta existencia sin horizontes la única reacción ante el desastre?”

Sigamos con esta importante nota:

 

“La deriva de la guerra de invasión injustificada a Ucrania, por parte de una visión zarista y prepotente en Rusia, ha demostrado al mundo la decadencia de un mito. No siempre la fuerza bruta vence sobre el más débil. No siempre la maldad tiene la última palabra. El mito de que en lo grande está la grandeza se ha hecho añicos. Solo unos pocos, muy pocos, intentan resucitar el mito hegemónico y prepotente de que en la fuerza de la violencia y de las armas está la verdadera fortaleza.

Ha caído el mito de que el pueblo cubano era tan manso.

La actitud y la resistencia heroica del pueblo de Ucrania son y deben ser un ejemplo de lo que puede hacer un pueblo cuando una parte de él decide no huir, cuando su Iglesia decide estar al lado del pueblo del que forma parte y no estar de forma silenciada y pasiva, temerosa y manipulada, como ocurre con el liderazgo de la Iglesia rusa que, nostálgica de épocas pasadas, se ha montado en el tren equivocado.

En Cuba, sobre todo después del 11 de julio de 2021, otros mitos han caído. Es la vaciedad de los falsos dioses. Es el fin de una narrativa. Ha caído el mito de que el pueblo cubano era tan manso, y que era tal el nivel de miedo inducido, que era imposible que se manifestara masiva y pacíficamente en las calles de toda Cuba. Ahora todo el mundo ha podido comprobar que no se trataba de un “grupúsculo” manipulado.

Ha caído el mito que nos hacía creer que la mayoría del pueblo se sentía protegido y asistido en un sistema de salud con todos los recursos y con un trato humano y de calidad. (…) Los bloqueos no han lesionado la construcción de hoteles de lujo para turistas extranjeros porque esta es la prioridad elegida por los que pueden elegir.

Ha caído el mito que nos hacía creer que el sistema de educación con acceso gratuito a todos tendría el nivel de calidad, los contenidos en valores y el cultivo de virtudes que hiciera nacer a un “hombre nuevo”, pero ahora podemos comprobar que las nuevas generaciones, con sus excepciones que lo confirman, no han dado lugar al hombre nuevo sino el hombre en fuga;

 no es la generación de una “humanidad sana” sino del homo saucius (el hombre enfermo) lesionado por el daño antropológico causado por el totalitarismo, un mito que sostenía que es posible y necesario el control total sobre las vidas de todos. La mortaja del mito del control total es el viejo refrán popular convincentemente demostrado en las últimas décadas de sobrevivencia en Cuba: “el que mucho abarca poco aprieta”.

La cultura épica

Podríamos identificar al proceso que se ha venido dando en Cuba, desde hace muchas décadas, como el indoctrinamiento de una cultura épica de la confrontación y de la fuerza. Fijémonos que lo que se destaca en nuestra historia son los conflictos bélicos, prácticamente nuestra historia se basa y se estructura sobre las guerras y conflictos. Los que más se destacan son aquellos patricios que lideraron guerras o fueron militares. La excepcionalidad de José Martí, único de nuestros grandes héroes que no era militar y que siempre se honraba con estatuas de pie o sentado, con libros y toga, ahora se entroniza también montado a caballo muriendo en el único combate en el que participó.

La imposición de una cultura épica se puede comprobar cotidianamente en Cuba por la exaltación de la intransigencia, la promoción de la lucha de clases como el motor de la historia, las órdenes de combate y resistencia, el cultivo de un espíritu numantino, el constante combate contra un “enemigo externo” o contra el cubano que no piensa con la ideología oficial, la falsa apreciación de que los métodos pacíficos son débiles, el diálogo verdadero y la negociación eficaz son considerados como propios de gente floja, la exaltación de los invictos, el culto a la personalidad del guerrero, el lenguaje bélico incrustado en la vida civil como “puesto de mando”, “estado de sitio”, “trincheras ideológicas”, “lucha y resistencia”, “guardia pioneril”, “saludos y posturas militares”, “planes tácticos y estratégicos”, entre otros.

Una propuesta viable ante esta deformación cultural sería la identificación y cultivo de una cultura ética y cívica que hunde sus raíces en lo mejor de la identidad, la historia y la nacionalidad cubanas. Bastaría rescatar las escuelas de pensamiento de Fray Bartolomé de las Casas, el Padre José Agustín Caballero, el Padre Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Domingo del Monte, Rafael María de Mendive, Ignacio Agramonte y José Martí, entre otros muchos. Todos estos son paradigmas del civilismo, de la educación y la cultura como caminos de libertad e independencia.

Sustituyamos la crispación de una epicidad exacerbada e intolerante por una cultura civilista, educacional, dialogal y pacífica. Este largo y apasionante proceso de formación ética y cívica tendrá, por lo menos, dos grandes ventajas: rescatar la verdad total de nuestra historia y nuestra cultura en todas sus dimensiones y no solo en la guerrerista y, lo más importante, sentar las bases para que Cuba pueda reconstruirse sobre bases de civilidad, diálogo y negociación verdaderos; sobre la educación como principal herramienta,y sobre una convivencia plural, diversa y pacífica como hábitat natural de la democracia y el progreso.

Mística y Política

Para emprender esta reconstrucción de Cuba, es decir, de cada cubano, debemos cambiar la épica por la mística, la confrontación por la política, cambiar el materialismo por la espiritualidad, combinar la dialéctica con la dialógica, aprender progresivamente la solución pacífica de los conflictos. Uno de los principales binomios que nos permitirá reconstruir el futuro de Cuba es el de: Mística y Política.  

Vivir una mística no necesariamente equivale a vivir una religión, aunque generalmente mística y religión se identifiquen sin faltarle razón. En efecto, la historia nos presenta a muchos místicos que asentaron esa fuerza espiritual en su fe, sin embargo, también muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia han vivido esa mística política, es decir, han sido motivados por una mística que es esa fuerza interior, esa entereza de espíritu, esa presencia de ánimo y empuje a la acción pacífica que nace del alma. Es una mística política, es decir una fuerza interior para buscar el bien común de la polis. Es una mística cívica.

Los grandes místicos de la historia no son personas alienadas montadas en una nube, con la cabeza perdida en el más allá. Los grandes y auténticos místicos, incluidos los que han llevado una vida monástica, han sido fundadores de lo nuevo, renovadores de lo viejo, reformadores de lo bueno para ponerlo al día, han sido intrépidos y valientes transformadores de la realidad en la que han vivido, sin tener que recurrir a la violencia, a la confrontación bélica o a la destrucción del tejido social. (…)

Cambiar la fuerza por la razón. Cambiar la lucha de clases por la convivencia pacífica.

Cuba necesita cambiar sus arquetipos culturales, sus modelos de vida, su escala de valores, sus criterios de juicio. Cambiar la fuerza por la razón. Cambiar la lucha de clases por la convivencia pacífica. Cambiar la exclusión por la unidad en la diversidad. Cambiar el ataque contra la persona por el debate de sus propuestas. Cambiar la egolatría épica por una humildad profunda y generadora de paz. Cambiar el materialismo dialéctico por una espiritualidad mística, que no necesariamente significa practicar un culto religioso. Cambiar el machismo de la fuerza exterior por el cultivo de un alma grande que es el cultivo de la magnanimidad como virtud cívica. Cambiar el mito de que la grandeza se conquista con la fuerza por creer en la fuerza de lo pequeño. Cambiar el criterio de que la fuerza viene de fuera por la convicción de que la verdadera fortaleza está en nuestro interior, en el alma de cada cubano y en el alma de la Nación.

Pero, ¿qué le pasará a un pueblo que ha abandonado el cultivo de su espiritualidad? ¿Qué actitudes tomará un pueblo al que le han enfermado el alma? ¿Cómo cambiar de la cultura épica a la cultura mística, si todo a nuestro alrededor es conflictividad, exclusión, materialismo existencial, represión y condenas?

Quizá esta sea una explicación de por qué huimos los cubanos, de por qué nos escondemos detrás de múltiples caretas, de por qué buscamos la fama en lugar de la espiritualidad. De por qué nuestra fiebre posesiva y materialista por tantos años de miseria sin espíritu, de instrucción sin alma.

Pero también esta puede ser una oportunidad para comprender por qué hay tantos cubanos que han decidido no vivir más en la mentira, han decidido expresar públicamente la verdad en la que creen. Esta sea la explicación de por qué resisten en las cárceles tantos injustamente condenados. (…)

No de una esperanza ilusoria y pueril, sino de la única esperanza cierta y segura: aquella que se funda en la mística y en la creencia en la fuerza del alma humana, en la fecundidad de la semilla, en “el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud”. Este camino de activismo pacífico, sin odios ni venganzas, que viven muchos cubanos, dentro y fuera de la Isla, me llena de la esperanza que no defrauda y me hace creer y confiar, cada vez más, en la capacidad transformadora del espíritu humano y en la presencia, muchas veces ignorada o descreída, del Espíritu de Dios en la Historia, en nuestra historia.

Cuba necesita mística y libertad.

 

 

 3–  La isla cárcel: cifras del sistema penitenciario cubano

 

Concluimos esta bitácora de abril con una serie de informaciones de Claudia Padrón Nieto en Cubanet, que pueden resumirse con este dato horroroso:

“Hoy Cuba, con poco más de 11 millones de habitantes, tiene cinco cárceles más que México, el segundo país más grande de la región y con una población 12 veces mayor”.

No fue fácil conseguir la información; el gobierno cubano no se caracteriza por su transparencia, especialmente si el asunto a tratar puede afectar su imagen impoluta y perfecta que siempre emiten sus sistemas de propaganda.

Si algo que el castrismo ha buscado siempre ocultar, ni siquiera reconocer, es cuántas prisiones existen, y cuántas personas están privadas de libertad. La última vez que se permitió la visita de la prensa extranjera acreditada en la isla visitar algunas prisiones fue en 2012. Para ese momento reconocían la existencia de una población penal de 57.337 personas, y de 200 instituciones penitenciarias.

Nunca más han permitido el acceso ni las visitas de la prensa extranjera.

Vamos a la nota:

“Sobre cómo se viven dentro de los penitenciarios trascienden testimonios de ex reclusos y familiares, quienes dibujan en sus palabras un infierno. El gobierno no permite el acceso a organismos internacionales que puedan constatar las condiciones de vida de las personas encarceladas. El sistema penitenciario del país es de los pocos en el el Hemisferio Occidental que rechaza cualquier forma independiente de escrutinio ya sea nacional o foránea. Estadísticas oficiales actualizadas tampoco existen. La poca información al respecto ha sido recopilada por organismos independientes.

¿Qué sabemos de las cárceles cubanas? CubaNet les presenta algunos datos.

Escuelas convertidas en Cárceles

Para finales de 1958 en Cuba habían entre 10 y 14 cárceles, el dato varía según la fuente. Para la visualización usamos el primero, verificado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, OCDH. Sesenta y tres años después, el número de prisiones es casi 30 veces más. El observatorio cubano ha enlistado 293 centros penitenciarios divididos según su régimen de severidad, menor y mayor rigor o correccionales.

Uno de los eslogan más repetidos de la Revolución fue haber convertido los cuarteles de los años de Batista en escuelas. Paradójicamente, según datos de dicho observatorio, al menos 23 centros escolares construidos por el estado fueron convertidos tras 1959 en centros de reclusión. El estado por cada universidad en la que ha invertido mantiene casi cinco prisiones.

Hoy Cuba, con poco más de 11 millones de habitantes, tiene cinco cárceles más que México, el tercer país más grande de América Latina y con una población 12 veces mayor. Si comparamos las cifras cubanas con Bélgica, que tiene una población casi idéntica (11.4 millones), solo hay 35 prisiones en la nación europea, 258 menos que en la mayor isla del Caribe.

Quinto país con mayor población penal en el mundo

El World Prison Brief, una base de datos en línea de la universidad de Londres que proporciona información sobre los sistemas penitenciarios de todo el mundo, apenas ha podido recopilar información sobre la isla. Los datos que maneja son las cifras oficiales de 2012 y no ha podido actualizarlos. Aún así, en su ranking, Cuba ocupa el quinto lugar mundial en cuanto a población carcelaria en proporción a sus habitantes. Aclaramos que las cifras que maneja de las naciones restantes son actuales.

Sin embargo, si calculamos la población penal según datos recopilados en 2020 por Prisoners Defenders, que aseguran que hay más de 90 000 personas en las cárceles cubanas, el resultado es aún más alarmante. De ser así, la isla tendría la mayor tasa mundial de personas recluidas en todo el planeta, por encima de Estados Unidos.

Dicen Raúl y Díaz-Canel que en Cuba no hay presos políticos

“Dame la lista ahora mismo de los presos políticos para soltarlos. Menciónala ahora”, respondió Raúl Castro en 2016 en conferencia de prensa. Castro, quien no suele hablar con la prensa nacional o internacional, ni está acostumbrado a que lo interpelen, se mostró visiblemente irritado por la sugerencia del reportero de CNN, Jim Acosta, que en Cuba existen presos políticos. (…)

En julio de 2021, durante un encuentro con integrantes de la Caravana de Pastores por la Paz en La Habana, Miguel Díaz-Canel negó nuevamente que en Cuba hubiese presos políticos.

Históricamente, el gobierno de la isla ha ocultado que existan reos de conciencia en sus mazmorras. Sin embargo, el último listado de la organización independiente Prisoners Defenders confirma la existencia de 955 prisioneros políticos en Cuba durante 2021, de los cuales más de 800 seguían presos para el 31 de diciembre del año pasado.

Unificando la información de dicho listado y los datos de geolocalización de al menos 70 prisiones cubanas, publicados por el OCDH, presentamos este mapa donde se ubican algunas de las principales cárceles del país junto a la cantidad de reos no comunes (políticos y de conciencia) recluidos y sus nombres. Debido a la falta de acceso a información oficial no ha sido posible localizar geográficamente todas las cárceles o los datos completos de personas en prisión.

En su afán de camuflar el hostigamiento hacia el disenso, el gobierno cubano juzga a la mayoría de sus opositores bajo delitos comunes, así luego pueden declarar que no hay ciudadanos recluidos por ejercer la libertad de expresión en redes, sino por no pagar las multas emitidas por compartir algún contenido crítico, por ejemplo.

Aunque también han dictado elevadas sentencias bajo los supuestos de sedición, sobre todo tras el #11J, o por supuestos actos contra la Seguridad del Estado (causas con evidente carga política). Partiendo de la base de datos de PD, CubaNet muestra bajo qué delitos mantienen en la cárceles a prisioneros políticos y de conciencia en la Isla.

Desorden público, desacato, atentado y sedición son las causas más comunes por las que son procesados”.

 

Marcelino Miyares, Miami, 23 de abril 2022.

 

  

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