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Una Bitácora Cubana (XI)

 

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1-Justo cuando el gobierno cubano inicia una nueva ofensiva represiva, el presidente Barack Obama ha emitido una directiva presidencial para hacer “irreversible” la apertura hacia Cuba.

Es evidente que el presidente busca consolidar una forma de ver la relación bilateral que existió durante medio siglo de políticas derivadas de un escenario de relaciones internacionales conocido como “Guerra Fría”. Esta última ya dejó de ser, aunque solo fuera porque la confrontación que Estados Unidos lideró a nombre del llamado mundo libre perdió al contrincante, la fenecida Unión Soviética.

El gobierno norteamericano insiste en la normalización bilateral, dentro del compromiso con “el pueblo y gobierno cubanos”. En un comunicado de prensa se señala que «persisten desafíos -y diferencias muy reales entre nuestros Gobiernos en asuntos como democracia y derechos humanos-, pero creo que el compromiso es la mejor manera de abordar esas diferencias y avanzar en favor de nuestros intereses y valores».

El objetivo de la directiva sería entonces promover la transparencia y consolidar los avances logrados.

Con ello la administración norteamericana renueva la apuesta que hizo hace casi dos años: Cuba está cambiando; quizá no con la rapidez que se quisiera, pero son cambios inevitables, y no hay que fijarse exclusivamente en los cambios gubernamentales. La sociedad civil, poco a poco, está dando señales de vida propia. Y por ello el gobierno está reaccionando con la dureza de siempre.

La reacción del gobierno cubano ha sido doble: aumentar la represión interna frente a la emergente sociedad civil y al incremento de la oposición, mientras que en el campo diplomático ha declarado que las nuevas medidas son insuficientes mientras no se produzca el levantamiento total del embargo. A su vez el exilio ha tenido una reacción triple. Primero una fuerte protesta de intelectuales (de la cual se hace mención más abajo) y paralelamente a ella dos opiniones: los que creen que el gobierno norteamericano lo ha dado todo a cambio de nada y los que creemos que ha sido el gobierno cubano al restablecer relaciones diplomáticas con Cuba quien   le ha dado a los EEUU lo que éste necesitaba para su imagen y liderazgo internacional, especialmente en Latinoamérica. A nuestro juicio los EEUU fueron los que tomaron la iniciativa del restablecimiento de relaciones en busca del interés nacional de este país. La visita a Cuba del Presidente Obama en Marzo de este año fue la culminación de un proceso “irreversible”. La proactividad del proceso ha estado en La Casa Blanca. El gobierno cubano hizo la concesión de restablecer las relaciones diplomáticas, junto con cambios en su sistema económico que, aunque lentos, cada vez menos ciudadanos dependen económicamente del gobierno y de ahí el incremento en la represión. Se estima que más de dos millones de ciudadanos se han “independizado” económicamente.

 

2- La agresiva ofensiva del gobierno ha sido condenada recientemente mediante una carta pública por un diverso grupo de intelectuales que denuncian “la ola represiva que ha desatado el Gobierno de Cuba en los últimos meses” donde se incluyen “encarcelamientos, actos represivos violentos, agresiones físicas y todo tipo de intimidaciones contra grupos que demandan pacíficamente un Estado de derecho”.

Igualmente hacen mención de que “son alarmantes las presiones sobre los jóvenes a propósito del programa de becas para EEUU y el reciente allanamiento del local de Cubalex”.

En esta carta abierta, los intelectuales hicieron un llamado a la comunidad internacional a reaccionar contra estos hechos al tiempo que exijen al Gobierno cubano “el cese de estos actos y que se enrole en un proceso de diálogo nacional para tratar democráticamente todos los problemas que aquejan a la sociedad cubana y buscar soluciones, entre todos, en un marco pluralista y tolerante”.

Entre los firmantes se encuentran los cubanos Armando Chaguaceda, Enrique Patterson, Haroldo Dilla, Juan Antonio Blanco, Marlene Azor, Norges Rodríguez, Oscar Peña, Javier Corrales y Pedro Campos, junto a otros intelectuales de Argentina, Brasil, Estados Unidos, Nicaragua y Perú.

 

Yoani Sánchez, en una nota en 14ymedio (“La información como traición”) lo señala con claridad: “La calma no se le da bien a los autoritarios. Necesitan que el sobresalto se extienda entre los ciudadanos para gobernar a sus anchas. Ese escenario de temores se ha agudizado en los últimos meses en Cuba, en los que el Gobierno ha reforzado o abierto nuevos frentes contra la oposición, el cuentapropismo, los jóvenes que aspiran a una beca en Estados unidos y, en especial, la prensa independiente.”

Yoani define muy bien la situación: “lo que está ocurriendo ahora mismo es el encontronazo entre dos tiempos. Una era en la que el Partido Comunista de Cuba pudo controlar, decidir y manipular a su antojo toda la información que publicaban los medios en la Isla. Tiempos en que nos enterábamos semanas después de que el Muro de Berlín había caído y que las imágenes del Maleconazo eran escamoteadas de las primeras planas de los diarios nacionales. Esa época está muriendo y está naciendo otra, gracias a las nuevas tecnologías, al compromiso con la verdad de muchos periodistas y a las crecientes ansias de estar informados que muestran los cubanos.”

 

La periodista Nora Gámez Torres, en una nota de El Nuevo Herald (“Gobierno cubano arrecia campaña contra medios independientes”) también hace referencia a los ataques a los medios:

“El reciente despido de jóvenes periodistas y el llamado a la expulsión de un corresponsal extranjero en Cuba, ha avivado en la isla el debate sobre la censura y la libertad de prensa, en medio de un panorama en que por primera vez los medios estatales tienen que competir con medios digitales independientes.”

 

La redacción de Cuba Encuentro (“Caos y violencia en Cuba”) afirma que “el proyecto revolucionario está agotado, pero los mecanismos de supervivencia permanecen y siguen intactos. Sin embargo, este afán de sobrevivir está generando un caos y una violencia que atenta no solo contra la población de la Isla sino hace dudar sobre un mejor destino para la nación.”

Continúa la nota: “Cualquier estudioso del marxismo que trate de analizar el proceso revolucionario cubano descubre que se enfrenta a una cronología de vaivenes, donde los conceptos de ortodoxia, revisionismo, fidelidad a los principios del internacionalismo proletario, centralismo democrático, desarrollo económico y otros se mezclan en un ajiaco condimentado según la astucia, primero de Fidel Castro y ahora de su hermano”.

Una Cuba inédita está naciendo. Poco a poco. Y un gobierno dinosáurico –no solamente por la edad de sus líderes más connotados- está tratando de detenerla, usando los mismos viejos métodos.

 

3– Todo ello, en medio de una campaña electoral norteamericana que ha sido profundamente atípica. Estamos ya a dos semanas del día electoral –aunque, como es costumbre, millones han votado y siguen votando, gracias a la posibilidad del llamado “early voting”-. Una característica de las dos alternativas candidaturales, es que si bien sabemos –nos guste o no- lo que haría Hillary Clinton de ser ella la vencedora, con Donald Trump es imposible saberlo. Su temperamento e inexperiencia en materia de políticas públicas hace imposible determinar cuál serían sus reacciones en el delicado ejercicio del gobierno.

En el tema particular del voto cubano-americano, las chances de Trump de ganar Florida se han visto golpeadas por una clara disminución de los apoyos en el condado de Miami-Dade, por razones diversas, que quizá incluyen el hecho de que miembros de la delegación congresional del sur de la Florida pidieron explicaciones a la campaña de Donald Trump, luego de conocerse un reporte acerca de una posible violación del embargo a Cuba hace 18 años por parte del candidato presidencial republicano.

 

Del mismo modo, en una nota de Andrés Hernández Alende (“El fin del embargo a Cuba”), en El Nuevo Herald se informa que “por primera vez en la historia de un exilio de más de medio siglo, la mayoría de los cubanos que viven en el Sur de la Florida está a favor de eliminar el embargo norteamericano contra Cuba, según una encuesta reciente de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).

El 54.3 por ciento de los encuestados apoya la eliminación del embargo, y el 74.4 por ciento dice que no ha funcionado en lo absoluto o que no ha funcionado muy bien.

El 55.8 de los cubanoamericanos encuestados también apoya la política de apertura hacia Cuba que el presidente Barack Obama inauguró el 17 de diciembre de 2014.”

 

4- Hace pocos días Alejandro González Raga, ex preso político y director del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), y Guillermo Fariñas, Premio Andrei Sajarov a la libertad de conciencia, tuvieron la oportunidad de ofrecer sendos mensajes en el Parlamento Europeo, en relación con el acuerdo bilateral que está discutiéndose y que definirá el nuevo marco de relaciones entre la Unión Europea y Cuba.

Para González Raga, “No estamos ante un trámite más, no es así, o al menos no lo es para millones de cubanos; porque no es simplemente la relación de Europa con Cuba lo que se decide. Lo que discutirán ustedes en unos días es si la Unión Europea reconoce al pueblo cubano su derecho a exigir, defender y disfrutar de los mismos derechos que ustedes o si, por el contrario, contribuye al sostenimiento de una satrapía nepótica que pronto cumplirá 59 años de control totalitario.”

Continúa: “Nunca la Unión Europea ha creído que para influir positivamente en los países candidatos debiera renunciar a exigirles pasos claros y compromisos inequívocos hacia el Estado de derecho. Nunca. La pregunta, por tanto, es, insisto, esta: ¿por qué entonces la Unión Europea debería suprimir su juicio moral y su compromiso democrático en el caso de Cuba?”

¿Por qué los cubanos no nos merecemos la tutela moral que Europa ha derramado tantas veces sobre tantos países con tanto éxito? (…)

Tienen ustedes ante sí el gran dilema de reconocer nuestro derecho a los derechos, o establecer en el calendario europeo la fecha de la renuncia de esta institución a sus principios fundacionales.”

Mientras tanto, para Fariñas, dicho acuerdo bilateral debe lograr “el objetivo que todos deseamos, es decir la democratización de Cuba como resultado de la defensa y respeto de los Derechos Humanos, como base de la convivencia, el progreso y la libertad.”

“La Unión Europea debería de entender que los códigos éticos y políticos de su interlocutor, es decir del gobierno cubano, no son fiables, ya que más de una vez han incumplido  con lo acordado, por ejemplo, en los Pactos firmados  con  Naciones Unidas y la OIT,  entre muchos otros.”

“Es un contrasentido, que el Acuerdo en su Artículo Primero proclame, que las partes defenderán los Derechos Humanos y el Estado de Derecho, y a renglón seguido valide el marco jurídico del actual régimen cubano, espejo de las peores legislaciones estalinistas que han existido.”

“En estos días una pregunta es recurrente en mi mente y en mi conciencia, ¿Qué tendría que decirle a los eurodiputados? Ya que ustedes no pueden modificar este Acuerdo, por favor, Voten NO, para que se renegocie un acuerdo legítimo.”

 Más allá de lo destacado muy acertadamente por González Raga y Fariñas, es evidente que los europeos no deben tomar una decisión basada fundamentalmente en la percepción de que la UE estaría “perdiendo terreno” frente a los Estados Unidos en relación sobre todo a las relaciones comerciales con la Isla.

Sería muy lamentable. Y no sería, por cierto, la primera vez que el pueblo cubano podría ser traicionado por la defensa de intereses subalternos frente a la fundamental defensa de los derechos humanos, de la dignidad de la persona humana, de los valores de la libertad, ante los cuales no deberían existir ciudadanos o sociedades de primera y de segunda.

 Marcelino Miyares, Miami, 23 de octubre 2016.

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