Una clara derrota de Sánchez
«El problema de Sánchez es que confirmó que no es ni creíble ni fiable y lo hizo en directo ante una audiencia millonaria»
La constatación de la derrota clara y contundente del candidato socialista, en el debate que se celebró en Atresmedia, fue su nerviosismo, crispación e interrupciones constantes a Feijóo. Otro detalle interesante fueron sus sonrisas y risas forzadas. No hay más que recordar su debate con Rajoy. En cambio, en esta ocasión mostró en directo su desesperación ante la derrota. Un político contra las cuerdas por culpa de sus mentiras o cambios de opinión, así como sus pactos con el brazo político de ETA, los independentistas y los comunistas. No hay duda de que no distinguir la mentira y la verdad es un problema patológico. La realidad es que, en el triste aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, los españoles saben que Sánchez está dispuesto a volver a gobernar con el apoyo de un antiguo dirigente de la banda, Arnaldo Otegi. Sánchez mostró su obsesión por Vox. La realidad se reduce a una frase del candidato popular: «qué haría usted sin Vox y qué haría Vox sin usted». La otra es el sanchismo, porque es la expresión del autoritarismo democrático, el clientelismo y la colonización de las instituciones que ha caracterizado esta legislatura.
Feijóo se mostró tranquilo mientras su rival hacía caras y gestos. Le interrumpía constantemente. Es la técnica habitual de los comunistas y los antisistema en las asambleas de la facultad. Cuando no se tienen argumentos consideraban que lo mejor era el griterío y la crispación. Las constantes referencias al pasado, fruto de la desesperación, solo encontraron enfrente a un candidato educado e intelectualmente sólido que podría haberle sacado la corrupción socialista, los crímenes de los GAL y su errática trayectoria. El problema de Sánchez es que confirmó que no es ni creíble ni fiable y lo hizo en directo ante una audiencia millonaria. Una economía que resiste gracias al brutal endeudamiento que asumimos todos los españoles. No es gracias a la gestión del gobierno socialista comunista. Y que nervios con los famosos Falcón o los helicópteros que son su servicio de aerotaxis privado a costa del erario para ir a actos de partido o a una boda familiar.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)