Una divertida historia con Paul NEWMAN
Una mujer de Michigan y su familia estaban de vacaciones en un pueblecito de Nueva Inglaterra que Paul Newman y su familia visitaban a menudo.
Un domingo por la mañana la mujer se levantó temprano para dar un largo paseo. Tras una caminata de ocho kilómetros, decidió darse un capricho: una barquilla de helado con dos conos de chocolate.
Subió al coche, condujo hasta el centro del pueblo y fue directa a lo que era una combinación de panadería y heladería. Sólo había otro cliente en la tienda: Paul Newman, sentado en el mostrador tomando una rosquilla y un café.
El corazón de la mujer dio un vuelco cuando sus ojos entraron en contacto con los famosos ojos azul bebé. El actor asintió amablemente con la cabeza y la mujer sonrió con recato. ¡Contrólate! se reprendió a sí misma. Eres una mujer felizmente casada con tres hijos, tienes cuarenta y cinco años, ¡no eres una adolescente!
El dependiente le sirvió el pedido y ella cogió la barquilla de helado de chocolate con una mano y el cambio con la otra. Luego salió por la puerta, evitando siquiera mirar a Paul Newman.
Cuando llegó al coche, se dio cuenta de que tenía un puñado de monedas, pero la otra mano estaba vacía. ¿Dónde está mi barquilla de helado? ¿Me la he dejado en la tienda? Volvió al negocio, esperando ver la barquilla en la mano del dependiente o en un soporte sobre el mostrador o algo así. No había ninguna barquilla a la vista.
En ese momento, miró por casualidad a Paul Newman. La cara del actor mostró su sonrisa familiar, cálida y amistosa, cuando le dijo a la mujer:
«Usted guardó la barquilla en el bolso».