Decepción, escepticismo o prudencia son las reacciones entre quienes esperaban que el congreso del Partido Comunista en Cuba impulsara cambios profundos que sacaran a la isla de su peor crisis en décadas.
El mensaje del congreso, que aprobó el sábado modificaciones al libreto de cambios inconclusos, trazados hace más de una década, asegura el control del estado sobre el comercio interior, las importaciones y los principales medios de producción.
“Se trata de una continuidad sin cambio”, dijo el economista cubano Elías Amor, quien radica en España. “Es como un viejo disco rayado que repite una y otra vez el mismo fragmento de una canción. Siguen impidiendo la transformación de la economía”.
En el congreso del Partido Comunista Raúl Castro anunció su esperado retiro tras más de seis décadas en el poder. El gobierno cubano está bajo presión por la peor crisis desde el fin de los subsidios soviéticos, pero desde que el evento comenzó el viernes, ha habido pocas señales de cambios significativos a medida que se revisan las políticas económicas.
Vísperas del congreso, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, hablaba de una apertura “sin precedentes” del sector privado. La crisis empujó al gobierno a ampliar el listado de actividades permitidas para el trabajo privado y otorgar algunos permisos esperados por décadas como la venta libre de leche y carne de res una vez que los campesinos “cumplan sus compromisos con el Estado”.
Pero en el discurso central del cónclave comunista, Raúl Castro dijo que había “límites que no deben cruzarse” en referencia a ceder el monopolio de importación del estado y le dijo a los delegados al congreso que “la propiedad socialista de todo el pueblo” debe prevalecer como forma de gestión económica.
“Parecería que el egoísmo, la codicia y el afán de mayores ingresos provocan en algunos el aliento para desear que se inicie un proceso de privatización que barrería los cimientos y las esencias de la sociedad socialista”, dijo Castro, provocando cientos de comentarios entre economistas y emprendedores en las redes sociales.
“La contundente posición que se expresa en el informe central del congreso en contra de las demandas para el ejercicio por cuenta propia de profesiones como arquitectos, abogados, contadores y guías de turismo, entre otras, la considero injusta e imprecisa”, dijo el economista Óscar Fernández en su muro de Facebook.
“Clausurar este debate atribuyéndoles egoísmo y codicia como móviles principales resulta demasiado simplificador. Endilgarles sueños privatizadores es irrespetuoso. Debería ser rectificado”, agregó.
Durante décadas Cuba ha mantenido ineficientes empresas estatales y ha estructurado su economía con el viejo modelo soviético de gestión. La isla ha dependido tradicionalmente de sus socios externos para mantener la solvencia, primero la Unión Soviética, que les entregó más de $65,000 millones en 30 años y luego la Venezuela chavista, que aún subsidia parte de la economía cubana, de acuerdo con expertos.
Tras más de una década de espera el gobierno cubano finalmente reunificó la doble moneda que circulaba en Cuba, pero la crisis económica lo ha obligado a dolarizar parcialmente el comercio interior y dejar de pagar la deuda externa, lo que ha agravado el desabastecimiento en la red de tiendas del estado.
Amor, el economista en España, dijo que “se ha perdido una oportunidad histórica” para empujar los cambios.
“De lo que se tenía que hablar que era del por qué el campesino cubano no puede producir comida, no se habló”, añadió.
El economista Pedro Monreal, autor de numerosos hilos en Twitter donde explica temas de la economía cubana, recordó que en países como China, con un modelo político similar al cubano el “empuje decisivo” para transformar la economía de planificación centralizada a una economía descentralizada “vino del pleno del partido comunista chino de 1992”.
“Conviene revisar la evidencia para no pontificar en abstracto sobre la planificación centralizada. Por ejemplo, la ‘planificación’ que sustituye producción nacional y la reemplaza por millonarias importaciones. Es el caso de la producción nacional de carne de pollo en Cuba”, ejemplificó Monreal en Twitter.
El economista desglosó las importaciones cubanas en carne de pollo desde Estados Unidos, que sumaron un total de 2,48 millones de toneladas de carne con un valor de $2,088 millones en dos décadas.
“Con incentivos (que no es lo mismo que codicia) el productor privado nacional pudiera ahorrar algunos millones de USD al país”, agregó.
Vísperas del congreso, el gobernante Miguel Díaz-Canel se reunió con campesinos y pequeños empresarios y anunció que escuchará sus propuestas para incrementar las producciones del país, que importa más de $2,000 millones en alimentos que pueden ser cultivados en la isla.
Emilio Morales, director en The Havana Consulting Group, y un estudioso de la economía cubana, considera que el inmovilismo se impondrá. “Va a prevalecer lo que dijo Raúl que es lo que han hecho siempre”, dijo a el Nuevo Herald.
“Lo único que anunció es las reglas para la implementación de las 2,000 actividades que permitieron recientemente ejercer privadamente. Nada más que eso. No van a liberar las fuerzas productivas ni a permitir la libre empresa, ni el libre mercado de oferta y demanda”, aseguró.
El economista Omar Everleny Pérez, quien trabajó para el Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana dijo que “el discurso de Raúl Castro no es lo más relevante del congreso”.
“Hay muchos lineamientos nuevos y 165 se modificaron. Tendremos que esperar a que salga publicado todo eso para hacernos una idea”, dijo.
Pérez dijo que Castro no fue preciso en “términos económicos” y que el informe se debe leer desde la perspectiva política más que como un programa de gobierno.
“No es correcto decir que si a alguien le interesa mejorar su estatus social es porque sea egoísta ni pensar que la revolución se acabará si proliferan las actividades económicas privadas. En Vietnam el partido comunista no se debilitó y la economía crece con más de un 50 por ciento en manos privadas”, dijo.