Una segunda vuelta de extremos y sin centro
El debate electoral entre los del Sí y los del No en el plebiscito por la paz de 2016 se extendió a las presidenciales. Comienza ahora el juego de las alianzas, donde Sergio Fajardo, con su alta votación, que aun así no le alcanzó, parece ser quien tiene la llave de la victoria final.
Los candidatos que, desde orillas contrarias, representan el antagonismo político nacional, Iván Duque y Gustavo Petro, disputarán la segunda vuelta electoral para elegir al nuevo presidente de Colombia 2018-2022. Las posiciones de centro e incluso las maquinarias políticas se desdibujaron en las urnas, pero ahora sus votos pueden ser determinantes de cara a las alianzas que lleguen a gestarse para la votación definitiva, el próximo 17 de junio. Desde hoy son tres semanas de intensa actividad política.
Como lo señalaron las distintas encuestas a lo largo del debate electoral, el aspirante del Centro Democrático, Iván Duque, obtuvo la máxima votación, aunque sus seguidores estuvieron lejos de su objetivo de obtener el triunfo en primera instancia. Salvo algunos zonas de la región Caribe y la región Pacífica, Duque se impuso en 23 departamentos. Sus mayorías estuvieron en Antioquia, el Eje Cafetero y los Llanos Orientales, y también tuvo una alta votación en los Santanderes, Huila y Tolima. Con el 99,75 % de los votos contados, Duque obtenía 7’558.232.
La nota inesperada de la jornada fue la reñida disputa por el segundo cupo a las presidenciales entre los candidatos Gustavo Petro y Sergio Fajardo. La diferencia quedó en menos de dos puntos porcentuales, pero al final el aspirante de la Colombia Humana logró una exigua ventaja sobre Fajardo, gracias a su victoria en cuatro departamentos de la región Caribe —La Guajira, Sucre, Córdoba y Atlántico—, así como en Nariño, Putumayo, Chocó, Cauca y Vaupés. La sorpresa fue que no ganó en Bogotá, que ha sido su fortín político. Petro logró el 25,09 % del apoyo, es decir, 4’845.489 votos.
El candidato de la Coalición Colombia, Sergio Fajardo, demostró que el repunte de sus electores en las últimas semanas fue notable, sobre todo en la capital del país, donde impuso sus mayorías. Sin embargo, entre los analistas políticos ya se expresa que su ausencia en una consulta interpartidista de centro fue un error estratégico que impidió su acceso a la segunda vuelta. Aun así, con 4’585.970 votos queda con un caudal electoral significativo para lo que viene en materia de alianzas.
La gran decepción de la jornada electoral fue la votación por el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, que apenas obtuvo algo más del 7 % de los apoyos (1’403.933 votos), como lo habían anunciado las encuestas. A pesar de que había mucha expectativa por la presencia en sus filas de acreditados dirigentes políticos con poder de maquinaria, eso no se reflejó en las urnas. Por el contrario, su votación definitiva terminó siendo muy inferior a la alcanzada en las pasadas elecciones parlamentarias por el que ha sido su partido, Cambio Radical.
También fue estruendosamente baja la votación por el candidato del Partido Liberal, Humberto de la Calle (398.738 apoyos), quien tampoco logró superar lo que había hecho su colectividad en los comicios legislativos de marzo. Incluso, ni siquiera alcanzó el umbral del 3 %. A pesar de que los analistas políticos elogiaron siempre sus ideas y su intervención en los debates, esa buena imagen no se tradujo en votos y una vez más quedó en entredicho el liderazgo del expresidente César Gaviria en el liberalismo.
Sin duda, una de las notas importantes del debate electoral de este domingo fue la reacción ciudadana. Aunque sigue siendo muy alta la abstención electoral, como es tradición en Colombia desde hace varias décadas, entre las parlamentarias y las presidenciales hubo un repunte de dos millones de electores. La participación estuvo por encima del 53 %, que sigue siendo muy baja para una democracia. Los expertos estiman que para la segunda vuelta, con la polarización entre Duque y Petro, ese caudal electoral puede crecer.
Si bien se tenían muchas prevenciones respecto a la gestión de la Registraduría, se debe resaltar que hacia las 5:30 de la tarde, es decir, apenas hora y media después de cerradas las urnas, ya se sabía con certeza quiénes eran los candidatos para la segunda vuelta. Con presencia de observadores electorales y testigos de los distintos partidos, el registrador Juan Carlos Galindo entregó su parte de tranquilidad, contrario a lo que había sucedido hace dos meses, cuando fue blanco de toda clase de críticas.
Ahora vienen tres semanas intensas. El candidato del uribismo, Iván Duque, enfrentado a uno de los principales opositores del expresidente desde hace casi dos décadas, Gustavo Petro. Con una particularidad que también ha sido resaltada por los sondeos: son también los candidatos sin matices, por algo se clasifican en los extremos de la derecha y la izquierda, lo cual anticipa una polarización mayor entre los electores. Una perspectiva que plantea múltiples interpretaciones de cara a las alianzas.
Del lado de Duque, pesa la notoria influencia del expresidente Uribe, con todo lo que ello implica en materia de defensores y detractores a ultranza. No obstante, salta a la vista la fuerza política del exmandatario, que no sólo ganó en primera vuelta en 2002 y 2006 y fue el que llevó a Juan Manuel Santos al poder en 2010, sino que lo arañó con Óscar Iván Zuluaga en 2014 y ganó el plebiscito sobre el Acuerdo de Paz en 2016. Pero esa contundencia electoral también caracteriza a su creciente número de opositores.
Entre ellos justamente Gustavo Petro, que durante los ocho años de gobierno de Uribe (2002-2010) fue una de las voces disidentes e incluso uno de los promotores del escándalo de la parapolítica, que llevó a prisión a un alto número de congresistas, muchos de ellos del círculo uribista. Petro fue candidato presidencial en 2010 y luego alcalde de Bogotá entre 2011 y 2015. Su carrera política es igualmente la de un dirigente con muchos electores de su lado, pero también múltiples contradictores de su estilo.
Y es ahí donde radican las dudas de cara a la segunda vuelta. ¿Qué tanto apoyo puede tener entre los electores que respaldaron a Sergio Fajardo o Humberto de la Calle? De las toldas de Vargas Lleras muy poco, si se tiene en cuenta que él se definió como un enemigo político del petrismo, pero de los demás movimientos nada es claro. Como en el caso de Duque bajo la sombra de Uribe, en el de Petro su campaña también polariza por el populismo que se le atribuye, o definitivamente porque se le define como una plataforma de izquierda.
En otras palabras, las llaves de la segunda vuelta, a no ser que suceda algo extraordinario, que no es descartable en la dinámica política, están en manos de los electores que este domingo apoyaron al candidato de la Coalición Colombia, Sergio Fajardo. Con un 23,75 % de los votos, que equivalen a más de 4,5 millones de apoyos, no cabe duda de que tiene un caudal por negociar. El interrogante es cuántos se pueden ir por alguno de los dos finalistas, si se marginan de la segunda vuelta o se van por el voto en blanco.
De cualquier manera, es la séptima elección en Colombia que se realiza con el sistema de primera y segunda vuelta y la quinta que llega a la instancia definitiva. En 1994 ganó Ernesto Samper en primera y segunda vuelta. En 1998, Horacio Serpa triunfó en la primera, pero Andrés Pastrana fue el definitivo ganador. En 2002 y 2006 ganó Uribe en primera. En 2010, Santos ganó en dos vueltas y también en 2014, aunque perdió en primera instancia con Zuluaga. Ahora van Duque y Petro en el mano a mano.
Finalmente se debe resaltar que cualquiera que sea el ganador en los comicios del próximo 17 de junio, otra noticia es que Colombia tendrá por primera vez una vicepresidenta: o es la exministra Marta Lucía Ramírez, fórmula de Duque, o la excongresista Ángela Robledo, si el triunfador es Petro. Además, de conformidad con la última reforma política, la fórmula que no gane las presidenciales irá al Congreso. El candidato a presidente al Senado y su compañera a la Cámara.