CulturaGente y Sociedad

Veinte veinte

No faltan intuiciones del Apocalipsis. Proliferan cuando el calendario regresa a números redondos.

Hace 20 años, por estos días, el mundo se iba a acabar. En la medianoche del 31 de diciembre de 1999, todos los computadores del planeta, que disponían de un campo de solo 2 dígitos para almacenar el año en curso, pasarían de 99 a 00 y creerían que habíamos dado un salto en el tiempo al año 1900. Lo que pasaría después era impredecible. Podía haber un pánico financiero o interrumpirse el suministro de energía. Varias aerolíneas suspendieron sus vuelos por miedo a que los aviones se cayeran. Alguien dijo que vendrían hambrunas y guerras civiles. Cuando sonaron las doce, todos contuvimos la respiración.

Pero nada de eso pasó. En los meses previos al nuevo milenio, un paciente, monótono e invisible esfuerzo de miles de programadores reparó la mayoría de los sistemas afectados. Ninguna central nuclear voló por los aires. El primero de enero de 2000 fue un sábado cualquiera.

Lo recordé en estos últimos días de la década, pues hoy, como entonces, nos dicen que el mundo se va a acabar. Hay nuevas razones: ya no será por culpa de los computadores, sino por la insatisfacción en las calles, la ramplonería de los políticos, el cambio climático, la resistencia a los antibióticos, etc.

Y, sin embargo, como defienden Nicholas Kristof en The New York Times y Matt Ridley en The Spectator, este año y esta década no fueron la antesala del apocalipsis, sino el mejor periodo en la historia de la humanidad.

Sí, ya sé que está mal visto decirlo, que a quienes muestran datos optimistas sobre el estado del mundo los llaman despectivamente ‘pinkeristas’ (por un libro de Steven Pinker sobre el tema), como si hubiera algo vergonzante en el hecho de hablar con cifras o como si quienes padecen de lo que Alejandro Gaviria llama ‘fracasomanía’ no soportaran el menor indicio de que las cosas quizás, solo quizás, van por buen camino. Nada enferma más a un hipocondríaco que un parte de buena salud.

Les tengo desconfianza a los años pares; empero me siento a gusto con este. Hay algo armonioso en el ritmo de sus mitades repetidas, en el placer aliterativo que produce pronunciarlas.

Sin embargo, los ‘pinkeristas’ tienen razón. No hubo nunca menos mortalidad infantil en la historia de la humanidad. Nunca hubo menos proporción de gente en la miseria. Nunca hubo mejor tecnología médica. Nunca hubo menos analfabetismo ni más acceso a la educación, especialmente para niñas. Y esos avances se aplican también para Colombia. Quienes niegan que el mundo está mejor que hace 20, 50 o 100 años no es que no crean en el progreso, es que no creen en la realidad.

Pero a tantos les parece tan obsceno el optimismo que es necesario insistir en una perogrullada: decir que las cosas van mejor no equivale a negar que hay muchas que van mal, incluso muy mal. Sin embargo, hay que destacar lo que funciona, porque lo que vale en toda situación no es el lugar donde uno se encuentre, sino la dirección en la que se dirija. Y por más prestigio que confiera en los círculos antisistema posar de catastrofista y tratar de pánfilos a quienes hablan de progreso, la evidencia es elocuente en demostrar que todo tiempo pasado ha sido peor. ¿No es ese un dato fundamental para tener en cuenta en cualquier discusión sobre lo que debe hacerse en adelante? Sobre todo hoy, cuando muchos se dejan seducir por rancias ideas de comprobado fracaso, como el comunismo que uno de cada tres millennials gringos ve con buenos ojos.

A la humanidad nunca le faltarán intuiciones del Apocalipsis, que por alguna razón proliferan siempre que el calendario regresa a los números redondos. En alguna columna supersticiosa dije una vez que les tengo desconfianza a los años pares; empero me siento a gusto con este. Hay algo armonioso en el ritmo de sus mitades repetidas, en el placer aliterativo que produce pronunciarlas como dos números gemelos. El año de la rata de metal, dicen los chinos. El año de la visión perfecta, dirán los optómetras. Feliz veinte veinte.

@tways
tde@thierryw.net

 

 

 

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