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Venezuela: un Estado fallido

paiscerradocaosrojo

Hoy en Venezuela estamos en presencia de un Estado fallido.

Lo grave, en nuestro caso, es que se trata de un Estado que tuvo dinero a manos llenas hasta hace muy poco tiempo, pero particularmente desde 1999, cuando el chavismo tomó su control. Desde entonces ha sido el régimen venezolano que ha manejado más recursos financieros en toda nuestra historia.

Sin embargo, hoy es un Estado fallido, es decir, un Estado ineficaz. Porque un Estado fallido es aquel que incumple sus funciones primordiales en beneficio de su población y de sus propios fines. Dos de esas funciones elementales son garantizar la calidad de vida de sus habitantes y proteger la integridad de su territorio.

Está suficientemente demostrado que ninguna de las dos las cumple ahora mismo el Estado venezolano. Y es que, si no garantiza la vida de nadie en nuestro país, mucho menos puede responder por la seguridad de nuestras familias y bienes. Porque, por desgracia, hoy y aquí nadie se siente a salvo ante la delincuencia que manda en todo el territorio nacional.

Tan dramática situación es la consecuencia directa del inexcusable error del régimen actual al convertirla en su aliada política, armándola y dejándola actuar a sus anchas. Con tal falta de escrúpulos y obsesionado por mantener el poder a costa de lo que sea, el Estado venezolano ha renunciado al monopolio en el uso de la fuerza. El resultado está a la vista: cerca de 300.000 asesinatos cometidos por el malandraje desde que -en mala hora- Chávez asumió el poder.

Por supuesto que este Estado fallido tampoco protege la calidad de vida de los venezolanos: hoy estamos al borde de una posible hambruna, si continúa agravándose la falta de alimentos, así como su carestía galopante, mientras el Estado nada hace porque, gracias a sus erráticas políticas económicas, no hay producción alimentaria y cada vez será más difícil importar la comida por falta de petrodólares, en buena parte robados por la cúpula podrida que detenta el poder.

Estamos ante un Estado fallido porque ni siquiera es capaz de suministrar los servicios públicos indispensables en forma eficiente. No creo que valga la pena abundar en esta afirmación. Todos somos testigos de la irregular prestación de los servicios básicos, como son energía eléctrica, agua potable, aseo urbano y, fundamentalmente, en materia de salud, ya que nuestros hospitales están colapsados e inservibles, mientras la gente pobre que acude a ellos se muere de mengua.

La otra característica esencial de un Estado fallido estriba en que ni siquiera es capaz de garantizar la propia integridad de su territorio. En el caso venezolano, bien se sabe que extensas zonas de nuestras fronteras no cuentan con la presencia vigilante y protectora de las fuerzas armadas, cuya obligación esencial es justamente esa, y no la de actuar como un partido político.

En la frontera sur occidental, nuestro Estado fallido tolera la existencia de grupos guerrilleros colombianos, así como de otros elementos paramilitares, para no hablar del mil millonario contrabando de extracción que se practica en tales zonas, sin hacer algo al respecto. En nuestras fronteras sur orientales la presencia permanente de garimpeiros brasileros depreda el medio ambiente, mientras se siguen robando nuestras riquezas mineras.

Pero donde ese Estado fallido queda al desnudo es en relación al Esequibo, zona territorial en reclamación por parte de Venezuela desde hace muchos años. Sin embargo, el régimen chavista la ha descuidado como nunca antes lo hizo ningún gobierno, con el argumento pueril y estúpido de que se trata de “intrigas” de Estados Unidos para desmejorar nuestras relaciones con Guyana.

Hay otros elementos más que comprueban que Venezuela es hoy un Estado fallido. A juicio de Christopher Sabatini, profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York, esos elementos son “el deterioro acelerado de la economía, abusos contra los derechos humanos, violación de las leyes, corrupción galopante, persecución a opositores, desmantelamiento de la independencia de las instituciones públicas, politización de la Fuerza Armada -ya anotada-, favorecimiento del narcotráfico y radicalización del gobierno”, todo lo cual, agrega, “levanta el espectro de un Estado fallido en el hemisferio occidental” (gocando@laverdad.com/27-07-2015).

Finalmente, es el propio chavismo el que confiesa a cada rato que el suyo es un Estado fallido: ¡tienen 16 años acusando a la oposición de ser la culpable de todos los males! Si ello fuera cierto -y no lo es-, esa sola declaración probaría que Venezuela es hoy un Estado fallido.

Lo es, ciertamente, pero por las razones ya anotadas.

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