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Venezuela, un paraíso para los reclamados por la Interpol

Comprar el visado cuesta entre 3.000 y 10.000 dólares, según la categoría del fugitivo extranjero

Toda Venezuela, especialmente su capital Caracas, se ha convertido en un paraíso rojo. El analista Alejandro Rebolledo ha utilizado el término de «guarida de país» para los jerarcas solicitados por las autoridades, cuyas doce cabezas tienen un precio de 95 millones de recompensa que ha ofrecido la justicia de EEUU desde 2020.

A pesar de que más de 5 millones de venezolanos han tenido que emigrar huyendo de la miseria y la hambruna a las que ha sometido el régimen de Nicolás Maduro, el país se está llenando de personas solicitadas por la Interpol de otros territorios. Estos compran su visado entre 3.000 y 10.000 dólares, según la categoría del fugitivo extranjero.

La primera en tener visión futurista fue Cilia Flores, la mujer de Maduro. Ante las sanciones individuales y la dificultad de vivir en EEUU o Europa por los delitos de corrupción y lavado de dinero de los que son acusados los jerarcas chavistas, la primera dama o primera combatiente, como la llama su marido, ha decidido tomar toda Venezuela como su refugio para no enfrentar la justicia en otra parte.

Y la primera toma estratégica para sus hijos, sobrinos, nietos y afines fue la calle Tacarigua en Cumbres de Curumo, vía que cercó y cerró para 14 casas. Hace tres años, Cilia Flores decidió comprar una casa y al final terminó haciéndose con las 14 que había en total, usadas algunas de ellas para alojar a los guardaespaldas que se encargan de mantener la seguridad del territorio cercado.

Pero el éxito como punto estratégico de la calle de Cumbres de Curumo, una urbanización de clase media caraqueña, existe porque está cerca del Fuerte Tiuna, ahora bastión del madurismo, donde reside la pareja presidencial, Cilia con Nicolás, ahora con su hijo –al que llaman ‘Nicolasito’ y sus tres hijos o nietos. Además, cabe recordar que este ha sido denunciado por Transparencia Internacional.

Red de túneles

Todo Fuerte Tiuna, sede del Ministerio de Defensa y de la familia presidencial, está conectada en el subsuelo por una red de túneles de hasta 17 kilómetros por debajo de Caracas, que se conecta asimismo con los comandos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

La red de túneles subterráneos en Caracas fue construida en la época de la democracia, pero el régimen la ha ampliado para protegerse de una supuesta intervención militar extranjera. El equipo del presidente venezolano ha equipado con mantas y provisiones de comida, aire acondicionado, ventiladores e instalaciones de telecomunicaciones el interior de esta especie de fortaleza. Pero como Washington ha dejado en claro que no habrá intervención militar en Venezuela ni en Cuba, el régimen de Maduro se ha preparado para darse la «gran vida» en Caracas.

Es así como las urbanizaciones de alta gama del norte de Caracas como Los Palos Grandes, Altamira, La Castellana y Sebucán, con fácil acceso a la autopista de la Cota Mil, que bordea el cerro El Avila, han sido tomadas por los jerarcas chavistas y los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, vicepresidente y presidente del parlamento chavista.

Los 2.000 generales y coroneles que han sido cómplices del régimen en estos 22 años de chavismo han tomado la urbanización de Prados del Este, al sureste de la ciudad, donde se pueden observar las camionetas negras con sus escoltas alrededor de las casas que han comprado los altos jefes militares.

Lo que caracteriza en común a los jerarcas chavistas es que construyen y remodelan las casas adquiridas a menos del 50% de su valor y las rodean de un alto muro para que nadie los vea ni les molesten por el alto volumen de su música disco, que ponen sus hijos adolescentes.

Escasez de combustible

La incursión de los jerarcas y de los afines al régimen chavista en la búsqueda de viviendas para protegerse en Caracas, que es el mejor sitio que tienen para vivir, ha hecho de la ciudad una burbuja a pesar de que en el interior del país la escasez de combustible es total. El régimen desvía los tanqueros petroleros a Cuba y deja desabastecidos a los venezolanos.

Así, las colas en las estaciones de combustible de la ciudad capital son largas y disparan el descontento social, pero los ‘enchufados’ tienen sus estaciones privadas en Fuerte Tiuna donde con sobornos repostan sus vehículos con dólares.

Pese a la pobreza, que roza al 85% de la población, esta élite chavista tiene sitios donde distraerse y disfrutar la gran vida como en el exclusivo Hotel Humboldt de cinco estrellas en el cerro El Avila, las playas del archipiélago de Los Roques, y la Tortuga, donde han construido sus chalets como si fueran dueños de zonas públicas y parques nacionales.

 

 

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