Dictadura

VIII Congreso del PCC, la continuidad de lo inservible

Resulta muy difícil no ser repetitivo cuando se habla de reincidencias.

Antes de referirme a las expectativas sobre el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), previsto para mediados del próximo abril, repasé lo que había publicado en la víspera del VII Congreso, realizado en 2016 y, salvo algunos detalles, descubrí que podría titularlo igual: «Ni más de lo mismo ni novedades sorprendentes».

Para argumentar que no sería más de lo mismo, decía entonces: «los que mandan en Cuba saben que están obligados a cambiar algo o al menos a dar la impresión de que están dispuestos a hacerlo», y para ilustrar la ausencia de novedades introduje este párrafo que me permito reproducir ahora:

«No habrá novedades sorprendentes como abrir la puerta al pluripartidismo o lanzar un programa de privatizaciones. Nadie hablará en este evento de reconciliación entre cubanos ni de diálogo con los opositores. No se decretará una amnistía a los presos políticos ni se le reconocerá legitimidad a la sociedad civil alternativa, ni libertad de expresión a la prensa independiente».

Resulta curioso que aquel VII congreso se realizara bajo un signo de esperanza, dado que el presidente Barack Obama se mostraba dispuesto a dar por terminado el prolongado diferendo entre Cuba y los Estados Unidos. Siete meses después, la victoria de Donald Trump frustró todo el optimismo que se había abrigado ante la posibilidad de que Hillary Clinton pudiera darle continuidad a la política de deshielo.

Ahora, como se dice en Cuba, «la película está al revés» y los funestos pronósticos que hubieran podido matizar la magna cita partidista se ven corregidos por la ilusión de que Joe Biden tenga el propósito de disminuir la beligerancia y regresar al acercamiento. En la Casa Blanca habrá alguien anotando lo que se diga en este evento y ellos lo saben.

En otro campo de novedades, quizás la más notoria es que Raúl Castro dejará de liderar el PCC. El que una vez heredó la máxima jefatura de su hermano sugirió que su sucesor podría ser Miguel Díaz-Canel, pero el pobre desempeño que este ha tenido al frente de la presidencia de la República ha despertado dudas sobre la propuesta. Sin embargo, casi nadie se aventura a mencionar el nombre de otro posible candidato.

Una inquietante pregunta es quién relevará al todopoderoso José Ramón Machado Ventura

Una inquietante pregunta es quién relevará al todopoderoso José Ramón Machado Ventura. Con 90 años cumplidos y tras dos períodos como segundo secretario del PCC, parece obvio que pasará a retiro. Quien ocupe su puesto tiene muchas posibilidades de suceder algún día a quien quede al mando del partido. Ojalá sea una mujer.

Al Comité Central (CC) que se elija ingresarán nuevos rostros, entre ellos muy probablemente los tres hombres que más rápidamente han ascendido en la cadena de mando: Manuel Marrero, actual primer ministro; Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, y Gerardo Hernández Nordelo, el exespía que fue nombrado miembro del Consejo de Estado en diciembre del 2020. En el caso de este último, habría que precisar por qué en su biografía no aparece que sea militante del Partido.

Material para analistas serán las salidas del CC del PCC y de su Buró Político y la vieja lista de los pendientes que nunca han entrado al selecto equipo, entre quienes figuran Alejandro Castro Espín y Mariela Castro Espín, las dos únicas (y últimas) oportunidades para que quede un miembro de la familia en posición de poder, al menos públicamente.

A principios de diciembre del año pasado, Machado Ventura confirmó que se mantenía la fecha del evento para los días comprendidos entre el 16 y el 19 de abril. Su aporte teórico consistió en afirmar que ese sería «el Congreso de la continuidad histórica». La pandemia del covid-19 parecía todavía una amenaza controlable, pero a poco más de dos meses de la cita, se reportan más de 500 contagiados diariamente y la aplicación de la vacuna no pasa de ser un titular en la prensa triunfalista.

Aunque nadie ha mencionado la posibilidad de una aplazamiento, llama la atención que a estas alturas no haya comenzado el proceso de nominación de candidatos

Si la Asamblea Nacional del Poder Popular ha reunido a los diputados de forma virtual, para evitar los contagios, nada de extraordinario tendría el hecho de que se haga algo parecido en esta ocasión.

Aunque nadie ha mencionado la posibilidad de una aplazamiento, llama la atención que a estas alturas no haya comenzado el proceso de nominación de candidatos ni se hayan anunciado los tradicionales eventos provinciales que anteceden a cada congreso.

En medio de las penurias que sufren los cubanos a causa del desabastecimiento y la carestía de la vida, es poco probable que se pueda esperar alguna noticia interesante salida de los acuerdos que tomen los comunistas en su cenáculo. Quizás algún delegado se atreva a cuestionar las controvertidas tiendas en MLC o a denunciar la insostenible situación de los jubilados, pero nadie se va a enterar. Será la continuidad de lo inservible.

Como esas abuelas que cada Nochebuena presagian «el año que viene ya no estaré con ustedes en las fiestas navideñas», son muchos los que en las vísperas de estos congresos vaticinan que ese será el último que se celebre. Me resisto a caer en semejante obstinación, pero me cuesta trabajo creer que por estos días de 2026 tenga que volverme repetitivo ante otra reincidencia.

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