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Villasmil: Bolivia ¡la hija predilecta del Libertador!

 

Así lo dijo nuestro presidente, Juan Guaidó, en un acertado tuit:
@jguaido: ¿Brisa? ¡Lo que se siente es el huracán democrático en América Latina! ¡Que viva Bolivia, la hija predilecta del Libertador!

Fue interesante seguir los diversos titulares que saltaban en cuestión de minutos en todo el mundo el pasado domingo 10: los dos grandes periódicos gringos, The Washington Post y The New York Times, comprometidos con una objetividad correcta: “Evo Morales renuncia, en medio de crecientes protestas por elecciones impugnadas”; en el New York Times, destacan como primer párrafo: “El Presidente Evo Morales, quien llegó al poder hace más de una década como parte de una ola izquierdista en América Latina, renunció el domingo, luego de incesantes protestas por parte de una población enfurecida que lo acusaba de socavar la democracia al tratar de aferrarse al poder”.

Por supuesto, hubo también titulares infelices –obviamente, sobresalen los de los pasquines cubanos, Granma y Juventud Rebelde- como, lamentablemente, el del diario madrileño El País, quien desde que llegara al poder Pedro Sánchez se convirtió una vez más en la hoja parroquial del PSOE (ahora al parecer unidos en el Gobierno los socialistas y el chavismo ibérico de Podemos): “El Ejército obliga a Evo Morales a renunciar como presidente de Bolivia”. ¿Qué esperaban? ¿Que a un tirano lo obliguen a renunciar las Damas Salesianas? ¿O la Cruz Roja?

Por supuesto, las diversas viudas del chavo-kirchnerismo-lulismo-correismo-orteguismo, o sea del socialismo del siglo XXI, han comenzado a emitir graznidos de protesta, usando el guion usual: Golpe de Estado – pueblo masacrado – Evo víctima – qué buen hombre es Evo – la vuelta a una supuesta democracia existente – etc. Entre los quejumbrosos destacan el nuevo presidente argentino, a quien sin haber tomado posesión ya se le ven las costuras anti-democráticas, y el viejo SSGG de la OEA, el infausto José Miguel Insulza, cuyo nombre será recordado siempre entre los venezolanos como un solícito servidor de Hugo Chávez.

Ese guion izquierdoso se derrumba al ver las fotos y videos de las agencias internacionales, el domingo por la tarde y noche, de todo un pueblo, en la geografía boliviana, saltando, llorando de alegría, celebrando la posibilidad de cerrarle la puerta a la dictadura que se estaba instaurando desde ya hace tiempo, poco a poco, medida por medida, al más puro estilo del manual de Hugo Chávez, con asesores castristas. Por ello, conscientes de la tragedia venezolana, los gritos incesantes de no querer que su país se convirtiera en la Venezuela de Chávez y Maduro, que se dieron desde la noche del 20 de octubre, cuando el fraude electoral se sentía clarito en el ambiente, ya que el Tribunal Supremo Electoral (TSE), hoy señalado históricamente por su corrupción, a una hora que ningún ciudadano boliviano debe olvidar, las 19:40, interrumpió el conteo electoral, y milagrosamente el resultado se volteó para favorecer el deseo convertido ya en angustia existencial del tirano Morales de que no hubiera segunda vuelta.

Conviene en este momento destacar que la protesta final, el domingo 10, se dio luego de un Informe-Auditoría Preliminar de la OEA en el cual se describían, para que cualquiera que lo leyera lo entendiera sin dudas algunas, las numerosas irregularidades cometidas durante las votaciones del 20 de octubre, que constituyen un fraude gigantesco. Irregularidades que, obviamente, no fueron ocurrencias de celosos defensores del Evismo dentro del Tribunal Supremo Electoral (TSE), sino que comprometen asimismo a los máximos representantes del Poder Ejecutivo, con Evo Morales y su vicepresidente García Linera, a la cabeza. En palabras de la hoy detenida presidenta del TSE, María Eugenia Choque: “fui prisionera de decisiones impuestas”. Por ello el candidato demócrata más connotado, Carlos Mesa, exigió no solo, como proponía Morales, que se realizaran nuevas elecciones, sino que el presidente en ese momento todavía en funciones no podía participar en ellas, por ser agente responsable principal de la corrupción electoral. Recordemos algunas de las conclusiones del Informe de los técnicos de la OEA:

No es posible dar certeza de los resultados”. 

“Falsificación de firmas y alteración de actas”.

“Cadena de custodia deficiente”.

“Tendencia mostrada en el último 5% altamente improbable”.

“Existen dos momentos de especial interés en esta elección. En primer lugar, el momento en que el procesamiento de actas alcanza el 81%, momentos antes de que el TSE dejara de reportar avances en el conteo. Este es el momento en que se carga un número anormal de actas al sistema TREP provenientes de un servidor desconocido hasta ese entonces. El segundo momento es cuando el procesamiento de actas del TREP alcanza el 95%. (…) Claramente, el último 5% de la votación acumulada fue a favor del MAS [partido de gobierno]”. 

“En los cuatro elementos revisados (tecnología, cadena de custodia, integridad de las actas y proyecciones estadísticas) se encontraron irregularidades, que varían desde muy graves hasta indicativas. Esto lleva al equipo técnico auditor a cuestionar la integridad de los resultados de la elección del 20 de octubre pasado”.

«Las manipulaciones al sistema informático son de tal magnitud que deben ser profundamente investigadas por parte del Estado boliviano para llegar al fondo y deslindar las responsabilidades de este caso grave».

«El equipo auditor no puede validar los resultados de la presente elección, por lo que se recomienda otro proceso electoral. Cualquier futuro proceso deberá contar con nuevas autoridades electorales para poder llevar a cabo comicios confiables”.

Por cierto, la sucesión de declaraciones a favor y en contra de los gobernantes latinoamericanos, lo que deberían, si fueran responsables –y demócratas- es apoyar la posición de la OEA –y respetar los resultados de su Auditoría- , exigiendo el fin de la violencia; el funcionamiento de las instituciones, empezando por el parlamento; y el nombramiento de un Tribunal Supremo Electoral sensato e independiente, en contraste con los malandros que estaban al servicio de Morales, junto a la convocatoria lo más pronto posible de unas nuevas elecciones.

En realidad, la corrupción y violación de las normas democráticas contenidas en la Constitución comenzaron desde mucho antes del fraude señalado. Los social-chavistas bolivianos no supieron medir el malestar que ya había generado la burla al referéndum de 2016, en el que la mayoría de los bolivianos se pronunció en contra de facilitar una nueva reelección de Morales, quien no obstante desoyó al pueblo e impuso a la brava su criterio de intentar eternizarse en la presidencia. De esas violencias del poder proviene la actual ira popular contra la tiranía, convertida hoy en tsunami democrático ante el fraude electoral del pasado 20 de octubre.

Morales, el verdadero golpista, llega entonces a estas últimas elecciones como candidato ilegítimo, hace un fraude electoral, y renuncia al conocerse el Informe de Auditoría de la OEA y ante la incesante protesta popular. Por cierto, en su huida ¿por qué se va a México, en vez de pedirle asilo a su amigo del alma, Nicolás Maduro? ¿Por qué será?

 

 

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