Villasmil: El héroe de la camiseta
El título de esta nota no se vincula a alguna referencia deportiva; no voy a loar a héroes como los criollos Miguel Cabrera, Salvador Pérez o José Altuve, superestrellas del béisbol de Grandes Ligas con bien ganados méritos y elogios. Voy a escribir sobre un asesino, un asesino cruel y maligno, que la izquierda considera un héroe.
Uno de los mayores sociópatas nacidos en el continente americano (en Argentina), pero que hizo de su inacabable sed de muerte y de odio un producto continental e incluso mundial. Su mayor logro, sin duda, ha sido que la izquierda -revolucionaria o democrática; casi toda la izquierda- lo alabe y le perdone sus crímenes. Voy a escribir sobre Ernesto «Che» Guevara.
¿A propósito de qué? se preguntarán ustedes. A que en medio de la crisis actual de la democracia en el mundo, la izquierda (la violenta y revolucionaria, y la boba y socialdemócrata) desarrolla una campaña para defender a sus ídolos, en especial el sociópata argentino/cubano. Algunos ejemplos:
Pocas semanas antes de las multitudinarias protestas del pueblo cubano pidiendo libertad (iniciadas el pasado 11 de julio), específicamente el 14 de junio, la UNESCO (“Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura»), realizó un homenaje a Guevara por los 93 años de su nacimiento. Y lo hizo recordando su discurso en la Asamblea General de la ONU en 1964. Así lo destacó en un Twitter de su cuenta:
«Tal día como hoy nacía en Rosario (Argentina) Ernesto Guevara de la Serna, conocido como el Che. Recordemos su figura viendo su histórico discurso en la Asamblea General de la ONU en 1964″.
Es todo un sarcasmo que el lema de la UNESCO sea «Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres», y luego van y homenajean al Che. Estaremos a la espera de reconocimientos similares para los Castro y Chávez.
Semejante estupidez -que requeriría al menos pedir la renuncia a la directiva del organismo internacional- se convierte en burla, ya que en ese mismo discurso, minutos después de decir que “la revolución cubana estaba a favor de la paz» el Che Guevara reconoció que habían fusilado y seguían fusilando en Cuba. «Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario (…) Nuestra lucha es a muerte (…).
La UNESCO homenajea al ideólogo e impulsor de los campos de concentración para homosexuales, para disidentes de todo tipo. Un médico que nunca ejerció como tal; su vocación nunca fue curar sino asesinar.
Ernesto Guevara fue siempre un verdugo de todo aquel que creyera en la libertad y la democracia.
Y no es solo la UNESCO. ¿Recuerdan el retrato gigante de Guevara que se mostraba orgullosamente en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra?
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Otros de sus mensajes «pedagógicos»: “Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro”; no por nada se ganó merecidamente el apodo del «Carnicero de la Cabaña», la fortaleza española al este de La Habana, usada para los fusilamientos que se llevaron a cabo en los primeros años de castrismo.
Si Ernesto Guevara no hubiera sido un político revolucionario habría sido probablemente un asesino en serie. El Che poseía todos los rasgos que definen una personalidad semejante: 1) pueden distinguir entre el bien y el mal, y escogen este último; 2) un asesino en serie mata al menos a tres personas en treinta días (para Guevara esa era una cantidad muy modesta y limitada); 3) están obsesionados con el control; 4) poseen una personalidad narcisista, y les gusta presumir de sus crímenes; 5) son manipuladores y persuasivos, con una gran capacidad para mentir; 6) Son hábiles actores, auténticos lobos con piel de cordero; 7) finalmente, sienten que sus actos tienen una motivación o justificación. Esta justificación es lo que domina su conducta, por lo que rara vez muestran remordimientos.
Nos recuerda recientemente Luis Cino en Cubanet:
«Tampoco sirvió como economista. Antes de que Fidel Castro lo nombrara Ministro de Industrias, pasó a presidir el Banco Nacional de Cuba en 1960. Castro buscaba un economista y Che Guevara, adormilado, entendió que lo que buscaba su jefe era un comunista”. Sus esfuerzos económicos fueron un auténtico desastre.
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Cosas del capitalismo: nuestro asesino en serie, un absoluto incapaz en sus cargos económicos, terminó siendo «engullido» por la lógica mercantilista del mercado; ¿es popular? vendamos su camiseta en todas partes. Ese ha sido uno de sus destinos finales, generar millones a empresarios privados por la venta de sus camisetas urbi, orbi et interneti. Incluso, en un gesto de suprema ironía, adornando una bandera con los colores del movimiento LGBT.
Por supuesto, ha habido reacciones en contra de estos homenajes al asesino revolucionario; en Zaragoza, como respuesta a la violenta represión contra las protestas del 11-J, le cambiaron el nombre a una calle que se llamaba Che Guevara. Y el pasado 25 de julio un grupo de jóvenes de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario, en Buenos Aires, exigió revocar el título de «ciudadano ilustre» de Rosario a ‘Che’ Guevara y a través de la plataforma citizengo.org. publicaron: «Fuera dictador Che Guevara de la Ciudad de Rosario».
Finalmente, la Cámara de Diputados mexicana hace pocos días vivió un choque entre legisladores de Morena y sus aliados con la oposición del PAN, PRI y PRD, debido a la conmemoración del aniversario luctuoso de la muerte de Guevara. Y el diputado Gabriel Quadri, del PAN, entre aplausos de las bancadas opositoras, críticas del cuasi reinado de López Obrador, llamó a los parlamentarios gubernamentales (defensores del asesino héroe de la camiseta), lo que son: «fascistas».